Cultura

‘Podrías hacer de esto algo bonito’: las memorias con las que Maggie Smith se «adentra en la oscuridad»

Maggie Smith estudia su "propia aflicción" y explora la rabia o el dolor junto al humor y la reflexión por un matrimonio roto

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Paula M. Gonzálvez

Podrías hacer de esto algo bonito desprende una esencia similar a Algún día este dolor te será útil, porque Maggie Smith confirma con sus memorias cómo convertir el cataclismo emocional en una historia que deja huella, como hizo Peter Cameron. Definir esta obra, editada por Libros del Asteroide, como la crónica de un divorcio sería reducir su grandeza.

La vida que a Maggie Smith le ha costado construir cerca de 20 años se derrumba en apenas unos segundos. La escritora descubre que su marido, con el que tiene dos hijos, mantiene una relación con otra mujer. El dolor inimaginable que siente le lleva a escribir lo que se puede entender como un interrogatorio. Un cuestionario a la familia, el trabajo y el amor. De esos fragmentos nacen estas memorias cargadas de sinceridad y abocadas a una comprobación: la de que algún día el dolor te será útil.

Así, el lector acompaña a Maggie Smith en su sufrimiento, y empatiza con ella a través del relato que la estadounidense hace de su nueva realidad y la transición que le toca atravesar. La travesía con la que la poeta se «adentra en la oscuridad».

Sin embargo, las palabras de la autora no sólo desprenden el dolor, la rabia o la devastación que acumula tras el batacazo. A medida que las heridas van supurando, aparecen pequeños tintes de humor que se van extendiendo y reflexiones que cuestionan los roles tradicionales de género y las dinámicas de poder en las parejas, para ajustar cuentas con la feminidad contemporánea. La historia provoca una sonrisa que pilla desprevenido a cualquier testigo de las palabras de Smith.

Estudiosa de su propia aflicción

«Este libro que tienes en tus manos no está alimentado por la rabia, sino por la curiosidad y por un deseo de comprender (…) Este libro está alimentado por preguntas, muchas de ellas sin respuesta, de modo que son un combustible que arde eternamente (…) Me he convertido en una estudiosa de mi propia aflicción. He tenido que adentrarme en la oscuridad, atravesarla, para hallar la belleza. Spoiler: está ahí. La belleza está ahí».

El interrogatorio en el que convierte su exposición permite a Maggie Smith hacer de este libro una obra que en lo sustancial guarda similitud con el thriller: ¿Qué pasó? ¿Por qué ocurrió? ¿Estuvo motivado por una sola causa o fue un conjunto de motivos el que desembocó en esa infidelidad? «La mayor parte del tiempo sólo soy Maggie, la que empuja el cochecito», relata.

Acaban saliendo a la luz varios matrimonios, porque estos «también son muñecas rusas»: «El matrimonio que tuvimos antes de los niños; el matrimonio de cartas de amor y noches de antros hasta las tantas y viajes en tren por Francia; el matrimonio que tuvimos después de los niños (…) el matrimonio que tuvimos hacia el final, antes de saber que había un final, el de hacer el vacío y dormir en el sofá».

Pese a todo ello, Maggie Smith no muestra sus vulnerabilidades a través del dolor, también hace un hueco para evocar los momentos felices. Ese álbum termina con un retrato de una renacida Maggie Smith, una vez que la perspectiva le permite ver un horizonte despejado, nuevo, y percatarse de cómo se ha redescubierto a sí misma. No es, pues, la crónica de un divorcio, sino la de una reconstrucción que se apoya en fortalezas personales que la estadounidense desconocía poseer.

Por algo Podrías hacer de esto algo bonito ha sido un superventas instantáneo de The New York Times o el Mejor Libro del Año para Time y reafirma a Maggie Smith como una autora que abraza «la preciosa y dolorosa belleza del momento presente».

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