El gesto de Mazón con Compromís en las Cortes Valencianas abre otra crisis en el PSOE valenciano
Las críticas alcanzan la estrategia de la negociación, el equipo negociador y la idoneidad de la única representante en la Mesa
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El apoyo de 18 diputados del PP a la candidata de Compromís para ostentar la secretaría segunda de la Mesa de las Cortes Valencianas, que ha dejado fuera a la aspirante de Ximo Puig, ha desatado otra crisis y el enfado en una parte del PSOE valenciano. Está en entredicho la gestión interna del propio Ximo Puig en este momento crucial de la nueva legislatura, la de su equipo negociador y está en tela de juicio la idoneidad política de la representante socialista que ahora ostenta el cargo de mayor rango institucional en el PSOE valenciano: Gabriela Bravo. Además, la crisis tiene un efecto colateral. La Diputación de Valencia, que aspira a presidir el alcalde de Mislata Carlos Fernández Bielsa, está también en el aire.
Ximo Puig ya había salido debilitado de la negociación de las listas del PSOE valenciano al Congreso y al Senado. El Comité Federal retocó las enviadas desde Valencia donde, a su vez, se habían modificado algunos nombres aprobados por las direcciones provinciales. Por tanto, los sucesos de este lunes en las Cortes Valencianas ahondan en una herida abierta.
El origen de la nueva crisis parte de la decisión de su cúpula socialista valenciana de no querer ceder uno de sus dos asientos en la Mesa de las Cortes Valencianas a Compromís. Desde el PSOE valenciano se llegó a decir a este respecto que el acuerdo con los nacionalistas era de gobierno. No de oposición.
El origen
El detonante se produjo este lunes, cuando el PP decidió ceder los votos de 18 diputados a Compromís en la elección de la secretaría segunda de la Mesa. Esa secretaría llevaba a aparejados puestos de asesores con cargo a las Cortes.
Pero, los votos del PP dejaron fuera a la candidata socialista: la consejera de Universidades Josefina Bueno y al PSOE sin dos de esos cuatro asesores. E introdujeron en la Mesa a la aspirante de Compromís, María José Amigó. El mazazo ha sido enorme y ha desatado la crisis por tres motivos.
Uno, porque la cara visible del PSOE valenciano en esa Mesa y su representante institucional de mayor grado en la nueva legislatura es Gabriela Bravo, que según las fuentes consultadas forma parte del Grupo Socialista como independiente. Y es persona muy próxima a Ximo Puig.
El equipo negociador
Otro, porque evidencia el fracaso del equipo negociador de los socialistas, que no vio venir la estrategia del PP hasta el recuento de la votación. Una parte de la bancada socialista señala, sobre todo, a Arcadi España y Rebeca Torró. Pero también a María José Salvador, los tres componentes de ese equipo.
Rebeca Torró llegó a subir este lunes a su perfil de twitter, después de las votaciones, un tuit en el que atacaba directamente al líder del PP Carlos Mazón por lo sucedido. Pero esa publicación no obtuvo mayoritariamente apoyos sino, sobre todo, críticas, algunas muy duras. El enfado es enorme.
Una parte del PSOE valenciano no entiende cómo se eligió a ese equipo negociador si el grupo de las Cortes cuenta con parlamentarios experimentados en la negociación. Y tampoco entiende cómo Puig se decantó por un perfil técnico, con experiencia en el gobierno, pero no en acuerdos en la Cámara, donde el ritmo es otro.
Además, a nivel interno, también se teme por la posibilidad de que el PSOE valenciano alcance lo que era su gran objetivo postelectoral: la presidencia de la Diputación de Valencia, que es a lo que aspira Carlos Fernández Bielsa, alcalde Mislata y previsible sucesor de Ximo Puig.
Mazón sale reforzado
Por el contrario, para Carlos Mazón y el PP, el gesto hacia Compromís supone un serio aviso al PSOE. Esta última formación le negó abstenerse en la votación para que Mazón fuera presidente, rechazó su propuesta para que cediera un asiento en la Mesa de las Cortes a Compromís, tal como Mazón sí hizo con Vox.
Y, ahora, también el PSOE, está dispuesto a atrasar al máximo su investidura. Lo que Mazón y el PP han hecho es demostrar a los socialistas que serán generosos en los acuerdos pero tendrán el pulso firme ante la intransigencia.