Recursos estratégicos

España oculta bajo tierra 20.000 toneladas de un mineral estratégico clave, pero por ley no puede extraerlo

Mineral estratégico
Mina abandonada. Foto: ilustración propia.

Quizás no muchas personas estén al tanto, pero bajo el suelo español se esconde una enorme reserva de un mineral estratégico que podría tener un papel decisivo en el futuro energético del país. Sin embargo, su extracción está prohibida desde hace cuatro años.

Mientras otras potencias reactivan la producción y apuestan por la energía nuclear como fuente limpia y estable, España mantiene bloqueado el acceso a un recurso que, según los datos oficiales, sería suficiente para abastecer sus centrales nucleares durante casi dos décadas.

¿Cuál es el mineral estratégico que abunda en España, pero que su extracción está bloqueada por ley?

En el contexto de la transición energética, España enfrenta una paradoja: posee una de las mayores reservas europeas de un mineral estratégico clave para la generación de energía, pero la legislación nacional impide su aprovechamiento. Se trata del uranio, un elemento radiactivo presente en yacimientos naturales distribuidos por distintas regiones del país.

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) confirma que «en España hay mineral de uranio», una información respaldada por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), que identifica al menos 88 indicios de este material.

Según el Libro Rojo del Uranio de la Agencia de Energía Nuclear (NEA) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), en 2022 se estimaban 34.350 toneladas de recursos identificados, de las cuales 23.000 toneladas estaban razonablemente aseguradas.

¿Qué dice la ley sobre la extracción de este mineral estratégico?

Desde 2021, la Ley 7/2021 de Cambio Climático y Transición Energética prohíbe expresamente la exploración, investigación y explotación de minerales radiactivos en todo el territorio nacional. Esta norma, aprobada durante el Gobierno de Pedro Sánchez, impide que se otorguen nuevos permisos o se renueven los existentes para proyectos de extracción de uranio.

El Ejecutivo argumenta que la minería de este mineral estratégico genera residuos radiactivos de larga vida y alto riesgo ambiental, lo que justifica su prohibición.

Además, la falta de rentabilidad económica también se cita como una de las causas que llevaron al cierre de las últimas minas en el año 2000. Entre las explotaciones históricas figuran las de Andújar (Jaén), El Lobo (Badajoz) y Mina Fe (Salamanca).

El caso más reciente es el de Retortillo, en Salamanca, donde la empresa Berkeley Minera obtuvo permisos previos para desarrollar una planta de concentrados de uranio. Tras los informes desfavorables del Consejo de Seguridad Nuclear, el proyecto fue rechazado en 2021.

La compañía británica reclama ahora una indemnización de cerca de 1.000 millones de dólares al Estado español.

¿Cuál es la importancia global del uranio?

En la actualidad, la demanda internacional de uranio se ha disparado. Países como Francia, China o Estados Unidos han reactivado proyectos de minería y modernizado sus reactores nucleares.

El aumento del precio y la necesidad de independencia energética frente a combustibles fósiles han devuelto protagonismo a este mineral estratégico, considerado esencial para garantizar la estabilidad de suministro eléctrico.

Según el Libro Rojo del Uranio 2024, el mundo dispone de 7,9 millones de toneladas de reservas, con Australia, Kazajistán y Canadá como principales poseedores. España ocupa una posición relevante en Europa, solo por detrás de Ucrania en cuanto a volumen de recursos identificados.

Sin embargo, a diferencia de otros países, no participa del nuevo ciclo de inversión global en minería nuclear.

El Instituto Geológico y Minero de España estima que los recursos nacionales serían suficientes para abastecer los siete reactores nucleares activos durante más de 17 años. No obstante, el proceso de enriquecimiento del uranio nunca se ha realizado en territorio español: el tratamiento industrial se lleva a cabo en plantas de Francia o Estados Unidos.

Un suministro garantizado, pero dependiente del exterior

El abastecimiento de combustible nuclear en España está gestionado por la empresa pública ENUSA, bajo la supervisión de la Comisión de Aprovisionamiento de Uranio (CAU).

Este organismo coordina la compra y almacenamiento del material necesario para las centrales nucleares españolas, que actualmente cuentan con suministro garantizado hasta más allá de 2029.

El modelo español se basa en la diversificación de proveedores: siete suministradores de mineral y cuatro de uranio enriquecido, procedentes de países considerados geopolíticamente estables. En paralelo, la Unión Europea ha reconocido a la energía nuclear como una fuente limpia y parte del marco de actividades sostenibles en la Taxonomía Verde Europea.

España y el dilema de la soberanía energética

El debate sobre la explotación del uranio en España refleja una tensión entre sostenibilidad, soberanía y política energética. Las reservas existen, pero la normativa impide su aprovechamiento. Mientras tanto, la transición hacia energías renovables avanza, aunque con desafíos en la estabilidad del sistema eléctrico.

La experta Isabel Arribas, de la Universidad Politécnica de Madrid, explica que «España dispone del conocimiento técnico y del potencial geológico necesario para reactivar su minería de uranio si en el futuro se modificara el marco legal». Sin embargo, el Gobierno mantiene su compromiso con una política energética libre de riesgos radiactivos.

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