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Los científicos avisan sobre el Universo y confirman algo inesperado: «Como Matrix»

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

En 1999, «Matrix» cautivó al público con su intrigante premisa de que la realidad es una simulación. Este concepto, aunque parece sacado de la ciencia ficción, ha sido explorado por científicos, como el Dr. Melvin Vopson de la Universidad de Portsmouth. En su libro «Reality Reloaded», Vopson plantea que nuestro universo podría ser un elaborado programa informático, donde las leyes físicas son simples algoritmos que generan nuestras experiencias. La idea de un universo simulado ha suscitado tanto escepticismo como interés entre la comunidad científica. Vopson sostiene que si existiera tal simulación, deberíamos poder detectar anomalías que revelaran su naturaleza. Sin embargo, señala que nuestra comprensión de la física dificulta discernir entre lo simulado y lo real.

Este tema no es nuevo; ya Platón, hace más de 2.000 años, exploró la dualidad de la realidad en su alegoría de la caverna, sugiriendo que lo que percibimos es sólo una sombra de una verdad superior. Este tipo de pensamiento ha influido en corrientes filosóficas modernas, como el idealismo, que sostiene que la realidad material y la conciencia son parte de una misma ilusión. Vopson también desafía conceptos fundamentales de la termodinámica. Según su investigación, la entropía en los sistemas de información no siempre aumenta como debería. Esto, junto con la expansión del universo sin cambios en la entropía, le lleva a concluir que podría existir una «entropía de la información», necesaria para la coherencia de una simulación compleja. Así, los patrones observables en la naturaleza podrían ser indicios de una realidad diseñada.

El Universo podría ser una simulación

Las películas distópicas como «El Show de Truman» y «Matrix» abordan la idea de realidades simuladas, un concepto que podría estar más cerca de la realidad de lo que creemos. Las investigaciones del científico Melvin Vopson exploran la posibilidad de que nuestro universo sea una simulación digital. En su libro «Reality Reloaded», Vopson argumenta que todo lo que conocemos, desde galaxias hasta seres vivos, podría ser el resultado de una programación compleja donde las leyes físicas son simples algoritmos.

Vopson recuerda cómo la idea de un universo simulado resuena con la trama de «Matrix», pero lo que lo distingue es que presenta pruebas que respaldan su teoría. Según él, la segunda ley de la termodinámica, que establece que la entropía de un sistema cerrado siempre aumenta, se contradice con el comportamiento observado en la información. Para explicar esta discrepancia, Vopson propone la «segunda ley de la infodinámica», que sostiene que la entropía de la información tiende a aumentar, pero con un mínimo alcanzable en equilibrio. Este hallazgo sugiere que, en lugar de ser aleatorias, las mutaciones genéticas podrían estar guiadas por un principio que busca minimizar la entropía informativa en el genoma.

El modelo de la infodinámica plantea que la estructura del universo, si efectivamente es una simulación, requeriría una optimización de datos para ser viable. Vopson sostiene que esta optimización se manifiesta en diversos fenómenos, desde las simetrías matemáticas hasta los sistemas biológicos. Según él, la tendencia hacia la minimización de información sugiere que nuestro universo podría ser gestionado como un programa informático.

El científico argumenta que, al igual que en un videojuego, hay reglas y patrones que gobiernan nuestro entorno, y la comprensión de estas leyes podría revelar la naturaleza subyacente de nuestra realidad. En este sentido, la idea de que estamos en una simulación no es meramente filosófica; podría tener implicaciones prácticas en ámbitos como la genética y la física atómica.

El concepto de que el universo se asemeja a un juego ha sido evaluado por figuras como el matemático Marcus Du Sautoy de la Universidad de Oxford. Este enfoque nos lleva a cuestionar quién podría haber diseñado este «juego» y qué significaría «ganar» en este contexto. Du Sautoy reflexiona sobre cómo los juegos, definidos por reglas y estructuras, pueden servir como analogía para comprender la dinámica del cosmos. La incertidumbre, la falta de propósito tangible y la independencia de las reglas del tiempo y espacio son características que se pueden observar tanto en los juegos como en el universo.

Al igual que el modelo de «El Juego de la Vida» de John Conway, que muestra cómo sistemas complejos pueden surgir de reglas simples, la naturaleza del universo podría estar regida por un conjunto de leyes que, al ser descubiertas, nos permiten ver el trasfondo de nuestra existencia. Este análisis sugiere que incluso al desentrañar los misterios del universo, continuaremos encontrando nuevos niveles de complejidad y sorpresa.

En conclusión, la investigación de Vopson y las reflexiones de Du Sautoy abren un nuevo horizonte de comprensión sobre la naturaleza de la realidad. La idea de que podríamos estar viviendo en una simulación plantea preguntas profundas sobre la existencia, el propósito y el funcionamiento del universo. A medida que exploramos estas teorías, nos acercamos a un entendimiento más completo de lo que significa ser parte de esta compleja «simulación».