Ciencia y política: ¿cómo se toman las decisiones basadas en evidencia?
La toma de decisiones basada en evidencia es un proceso esencial para el desarrollo de políticas públicas efectivas.
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Las políticas públicas representan la intervención del Estado en asuntos específicos para garantizar el bienestar de los ciudadanos y el mantenimiento del orden social. Estas políticas comenzaron a consolidarse después de la Segunda Guerra Mundial y han evolucionado a lo largo del tiempo.
Las decisiones en este ámbito suelen estar limitadas por la disponibilidad de recursos, que suelen ser inherentemente escasos. Por lo tanto, es fundamental que su uso sea eficiente, relevante y pertinente. En este contexto, el proceso de toma de decisiones se convierte en un elemento clave en la gestión pública. En esto, la evidencia objetiva juega un papel central.
La toma de decisiones informadas es fundamental para abordar problemas sociales, económicos y ambientales. La evidencia científica proporciona datos y análisis que pueden guiar a los responsables políticos en la formulación de leyes y regulaciones. Por ejemplo, en el ámbito de la salud pública, la investigación científica ha demostrado ser esencial para la implementación de políticas de control de enfermedades, como las vacunas.
Fuentes de Evidencia
Existen diversas fuentes de evidencia que los responsables políticos pueden utilizar:
- Investigación Académica: estudios revisados por expertos, informes y metaanálisis aportan conocimientos valiosos sobre diversos temas.
- Datos Estadísticos: instituciones gubernamentales y organizaciones internacionales generan datos que ayudan a entender tendencias y comportamientos sociales.
- Experiencias Previas: la evaluación de políticas anteriores puede ofrecer lecciones sobre lo que ha funcionado o no en el pasado.
El Proceso de Toma de Decisiones
El proceso de toma de decisiones basado en evidencia generalmente sigue varios pasos:
- Identificación del Problema: reconocer un problema que requiere atención.
- Recolección de Evidencia: recopilar datos relevantes y realizar un análisis exhaustivo.
- Evaluación de Opciones: comparar diferentes enfoques y sus posibles impactos.
- Implementación de la Política: llevar a cabo la decisión adoptada, asegurando que se aplique adecuadamente.
- Monitoreo y Evaluación: evaluar los resultados de la política implementada y hacer ajustes según sea necesario.
Decisiones basadas en evidencia
Actuar con base en evidencia, tanto en decisiones individuales como en el ámbito público, permite mejorar la calidad de las elecciones. Esto se logra mediante análisis objetivos, reducción de sesgos y fundamento en evidencia en lugar de opiniones o prejuicios.
Este enfoque conduce a acciones más eficientes, que toman en cuenta los aprendizajes y las experiencias previas y facilitan la identificación y gestión de riesgos. También fomenta la innovación, ya que exige un proceso analítico y crítico.
La interacción entre la ciencia y la política es esencial. La ciencia para la política implica el uso de evidencia científica para fundamentar decisiones en diversas áreas. Esto exige la organización y sistematización de la evidencia disponible para tomar decisiones informadas y basadas en hechos concretos.
La importancia de los datos
Los datos deben ser la base fundamental para la formulación de cualquier política pública. Para mejorar la gestión del estado, es necesario optimizar la recolección, administración y utilización de datos. Esto implica una estrategia que permita aprovechar al máximo la evidencia disponible.
Un Estado inteligente considera los datos como un activo valioso. Reconoce qué datos posee, los organiza y clasifica adecuadamente. Tiene claro quiénes son los responsables de generar, resguardar y utilizar esos datos, y los almacena de manera que puedan ser empleados para mejorar la interacción con la ciudadanía. Los datos contienen cuatro elementos que componen la evidencia.
Conocimiento
Un Estado inteligente entiende su contexto. Utiliza registros administrativos y otras fuentes de datos para identificar a su población objetivo y diseñar políticas públicas que respondan a sus necesidades.
Memoria
El Estado debe saber con qué datos cuenta y gestionarlos de forma responsable y segura. Almacena información de manera que pueda ser fácilmente accesible cuando se requiera.
Razonamiento
Un Estado inteligente intercambia y valora los datos para tomar decisiones informadas. Este proceso implica analizar la información disponible y aplicar un enfoque crítico para evaluar diferentes escenarios y resultados.
Acción
Finalmente, un Estado inteligente implementa sus planes utilizando datos de manera sistemática. Convierte la información en metas y acciones concretas dentro del marco de sus políticas públicas, asegurando que cada decisión esté respaldada por evidencia sólida.
Estrategias de gestión de datos
Para mejorar la gestión de datos en el sector público, es fundamental institucionalizar su uso dentro del organigrama del Estado. Existen diversas estructuras que se pueden adoptar, y cada una tiene sus propias ventajas. Veamos
Chief Data Officer (CDO) centralizado
Algunos países, como el Reino Unido y España, han optado por centralizar la responsabilidad de los datos en un solo individuo: el Chief Data Officer. Este funcionario es responsable de la gobernanza de los datos.
Mesa interministerial de CDOs
Otros países, como Brasil y Estados Unidos, han creado mesas interministeriales donde cada ministerio tiene su propio CDO. Esta estructura permite la toma de decisiones consensuadas sobre la gestión de datos a nivel gubernamental.
Agencia autónoma
Otros países han decidido que la gestión de datos sea responsabilidad de una agencia gubernamental autónoma. Esta agencia opera fuera de la administración central, como es el caso de Australia y Tailandia.
La toma de decisiones fundamentadas en evidencia no solo es deseable, sino que se ha convertido en un mandato para garantizar la eficiencia, la rendición de cuentas y la gestión de recursos en el ámbito público.
Lecturas recomendadas
Temas:
- Política