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LA BUENA SOCIEDAD

Un verano con nombres propios

Mallorca despide el mes de julio a lo grande y se prepara para la locura de agosto. Una imagen, la de la Reina Letizia acudiendo al cine para disfrutar junto a sus hijas y en el marco del Atlántida Mallorca Film Festival para asistir a la presentación de “En un lugar de la mente” de Pep Bonet es una imagen preciosa que une veraneo y cultura. El verano ha estallado en las Islas con esa intensidad luminosa que lo convierte todo en un escenario de película, y los protagonistas, reales, aristocráticos, célebres o sencillamente encantadores, se han repartido en yates, casas señoriales y terrazas perfumadas por el jazmín.

Porque este verano, querido lector, los nombres no caben en una sola crónica. Pero si alguien ha sonado con fuerza para despedir este julio tan divertido que hemos vivido han sido Omar Hernández y su pareja Guillermo Giamonna que año tras año, y van muchos, cada 31 de julio nos regalan una cena fabulosa en los lugares más bellos de la isla, para celebrar el cumpleaños de Omar, que sabe hacerlo como nadie. Guillermo es un señor de los de verdad, y Omar es un verso alegre que hace que el mundo sea más feliz para todos. Sus locales en Nueva York y Miami reúnen a manteles, y a bailar, a lo mejorcito del mundo entero. Él además de acoger a sus clientes como si en casa propia fuera la reunión, actúa de maestro de ceremonias haciendo que casi de la nada la noche se convierta en magia pura.

En esta ocasión, y van dos seguidas, eligió Son Calcerán, la magnifica casa mirador sobre La Foradada, para una cena de cuatro platos creados por el chef Andreu Genestra que dejó a todos los invitados boquiabiertos con su maestría dominando el paladar mallorquín.

La fiesta comenzó a las 20 horas con una cita en el lugar más bello de Mallorca donde las vistas desde el famoso mirador de Son Marroig desde un templete de mármol de Carrara y fue construido por el Archiduque imitando lo que hay encima de la isleta del jardín Pallavicini, en Pegli, cerca de Génova, que a su vez imita el tholos griego.

Foto: Omar Sayyad Hernando

Se levanta sobre una base circular de cuatro escalones y consta de ocho columnas jónicas que sostienen una cúpula romántica. En ese entorno rosado por la caída del sol, y con dos invitados, los dos barcos que usa cual jefe de estado el magnate Jeff Bezos que daban lustre a la tarde pues acercándose a la noche iluminaban la península de la foradada, más bella que nunca.

Tras ponerse el sol los invitados cruzamos la casa que fue del archiduque, que debía disfrutar de la fiesta tanto como nosotros mientras nos acomodábamos en la terraza del restaurante para disfrutar de una cena excelente. Entre los que puedo destacar, pues todos eran importantes en un modo u otro, Sebastian Escarrer, Christian y Ninon Völkers tan guapos como siempre, Cristina Macaya, espectacular , el doctor Javier Beut, Agatha Ruiz de la Prada y el artista Chema Rodríguez, al que hay que querer si o sí, María Juan de Sentmenat y Patrick Popp, Toni Sevilla, propietario del predio, Natasha Zupan, bellísima etc etc etc.

Cada año nuestros anfitriones nos sorprenden con invitados jóvenes y guapos y muy talentosos. Los iré contando a lo largo de la semana si les parece, porque este cumpleaños es sin duda el cenit del verano, y hay que hablarlo en profundidad. Que bonito es agradecer a la vida, y hacerlo con amigos queridos desde hace tanto tiempo mas todavía. De postre se sirvió una locura que se remató con cardenal de Lloseta.

Heidi Klum, divina y espléndida como solo ella sabe, ha elegido Puerto Portals para dejarse ver —sin querer, pero dejándose— a bordo de un yate de ensueño, donde el mar la mece y la sal la acompaña. Nadie puede negar que sigue siendo una estrella global, pero con alma mediterránea cuando se baja del tacón y toma una copa de champán al atardecer.

Marina Castaño, que conoce las islas como los versos de Cela, va de puerto en puerto en el imponente barco de los Suárez, donde se respira poder, memoria y un punto de nostalgia. Ella, siempre correcta, siempre presente, sigue demostrando que hay mujeres que no se jubilan nunca del arte de estar en el lugar adecuado y con la gente adecuada. Marina además de buena gente es inteligente y buena gestora de la amistad. Sus amigos lo son y se nota.

Y la lista sigue, como un desfile interminable de rostros conocidos, títulos nobiliarios y sonrisas veraniegas. En Son Vida, cenas largas entre amigos íntimos —los de verdad— en jardines donde el tiempo parece haberse detenido. En Andratx, almuerzos que se convierten en veladas, con el vino fluyendo como los secretos que solo se cuentan cuando el mar se tiñe de azul profundo.

Hay matrimonios, como el de Marina, que juntos suman. Juntos, representan el cruce perfecto entre la tradición y el presente. Estaban donde debían, vestidos como se espera y rodeados de quienes importan.

Pero si hay una cita que, año tras año, logra detener el tiempo en Mallorca, esa es sin duda la Recepción Real en el Palacio de Marivent, prevista para el próximo 4 de agosto. Pocos eventos despiertan tanta expectación ni convocan tantas miradas. Porque allí se cruzan la monarquía, la alta sociedad balear, la cultura, la política… y sobre todo, el protocolo más refinado. Una invitación a Marivent no se pide ni se suplica: se recibe. Y quien la recibe, lo sabe.

Será una velada de abanicos discretos, vestidos de seda, joyas antiguas y saludos exactos. La reina Letizia, impecable siempre, sabrá encontrar el punto justo entre modernidad y tradición. El Rey Felipe, elegante sin esfuerzo, recibirá a cada invitado como si tuviera toda la tarde. No la tiene, pero da igual: la magia está en que lo parezca.

Y allí estaremos todos: los de siempre, los de ahora, los que merecen estar y, por supuesto, los que sueñan con estar. Este año la gran pregunta es saber si las dos hijas del matrimonio real, la princesa heredera Leonor y la infanta Sofía estarán en el besamanos junto a sus padres y su abuela la reina Sofia. Y otra novedad muy bien acogida, un cambio en el protocolo que nos ayudará, a los hombres, a disfrutar mas de la noche sin que pierda un ápice de solemnidad.

Podremos usar camisa blanca con cuello o guayabera con pantalón de oscuro de vestir. Estos calores son difíciles de soportar así que se agradece el gesto de la Casa. Es bonito que esta tradicional recepción cada vez se parezca más a la de muchos españoles que verano tras verano reciben en sus casas a sus amigos con la informalidad formal que estas fechas permiten. De niño recuerdo a los hombres de smoking y a las señoras de largo en los bailes que cada miércoles se daban en la Concha del lago, donde entonces pasábamos largos veranos. Igual en los conciertos del Claustro de Pollença. Hoy sería una heroicidad aguantarlo.

Y así, entre islas, cenas, yates y secretos al oído, transcurre este verano de la alta sociedad, donde el sol no solo brilla en el cielo, sino también en los apellidos. Yo, fiel a mi cita, tomo nota, saludo, observo… y lo cuento. Porque si no se cuenta, no ha sucedido.