EL CUADERNO DE PEDRO PAN

Sorprende que la prestigiosa compañía Iguana participe en ‘Teatro para la Memoria’

La última ocurrencia del Govern ha sido organizar este ciclo a través de la Dirección General de Memoria Democrática

Compañía Iguana
Representación de 'Llum Trencada' de Iguana Teatre.

La extrema izquierda ha marcado en el calendario el 29 de octubre como la fecha para conmemorar El Día del Recuerdo, aunque en realidad se trata de El Día del Recuerdo Selectivo ni más ni menos. Y si en Madrid Bildu, el partido filo-terrorista, es el comisionado para Memoria Democrática, en Baleares le corresponde idéntica función a Unidas Podemos, el partido de los antisistema. De manera que El Día del Recuerdo ha de ser selectivo por naturaleza, con el aplauso unánime del resto de la extrema izquierda, el PSOE –aquí PSIB- incluido. Su última ocurrencia, en Baleares, organizar el Govern el primer ciclo de Teatro para la Memoria a través de la Dirección General de Memoria Democrática. Unidas Podemos, o sea.

La idea es que siete espectáculos de siete compañías ofrezcan un total de 19 funciones a lo largo y ancho del archipiélago. El monotema por supuesto la Guerra Civil y la represión franquista, entendiendo por Guerra Civil, solo y solamente el bando de los sublevados, es decir, los malos de la película pues los otros eran, y a partir de ahora con rango de Ley, unos ángeles con alitas.

Esta misma semana se nos ha presentado el asunto, y lo cuento a partir de la nota de prensa redactada por una agencia de noticias. De manera que la redacción se ajusta al libro de estilo de cualquier agencia, en el sentido de reflejar con veracidad y neutralidad lo contado por el anfitrión, es decir, uno que responde por Jesús Jurado, en definitiva el comisario político mayor de la cosa. Y miren la perla que me encuentro, sin anestesia alguna: «El teatro es una rama imprescindible de la Memoria Democrática». Se lo traduzco: el teatro imprescindible, desde el punto de vista de la extrema izquierda, debe ser selectivo y honrar sin sentido crítico alguno la Memoria Democrática.

Aquí es donde sorprende que Iguana Teatre, una compañía prestigiosa en el ámbito del teatro independiente se haya prestado a este juego y además con la galardonada Llum Trencada, que a partir de ahora quedará señalada por haber sido seleccionada de entre las propuestas de las Comisiones de Fosas y de Memoria Democrática. La adaptación de Dones republicanes pierde su valor testimonial llevado al arte dramático y se convierte en una parodia de sí misma, prostituida por el aura propagandística que no la abandonará.

Participar con Llum Trencada en el ciclo Teatro para la Memoria (ya es oficial de qué memoria estamos hablando) es renunciar a la voluntad de creación en libertad, decisión enfrentada por una cuestión de principios a la manipulación tan bochornosamente sectaria de la extrema izquierda. Ellos sabrán lo que hacen y por qué lo hacen. También es cierto que decir no a un deseo del Govern del Pacte es poner en peligro futuras subvenciones.

No voy a dar relación del resto de obras seleccionadas, porque no me da la gana publicitar los contenidos de este ensayo para transformar el teatro de denuncia en una obediente loa al pensamiento único. Los de Iguana sabrán lo que hacen. Al menos no han llevado Mar de Fons, que ya es algo. No es menos cierto, en cualquier caso, que hablamos de un ciclo de chiste en el sentido de intervenir compañías de pequeño formato. Escaso presupuesto, vamos. De manera que sacar a pasear Mar de Fons, probablemente se iba a comer los fondos aprobados para todo el ciclo.

En la presente legislatura se han estado produciendo pasos tendentes a usar tanto la música como el teatro a modo de herramientas de propaganda. El caso más vergonzoso continúa siéndolo el estreno de Germania 500 por la Orquestra Simfònica Illes Balears (OSIB) en un descarado intento de ligar la rebelión de las Germanías, hace 500 años, con el Pacte de Progrés.

La tropa woke de extrema izquierda olvida que la OSIB es orquesta de titularidad pública, es decir, de todos los ciudadanos de Baleares y, por lo tanto, de obligado cumplimiento guardar las formas. ¿Cuál será el siguiente paso? Porque eso de «ser felices y no tener nada» va llegando a buen ritmo.

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