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La solidaridad interterritorial permitió que la financiación balear no se desplomara en 2020

Los fondos de nivelación compensaron la formidable caída de ingresos en las Islas por los efectos de la pandemia

Baleares superó la media en financiación per cápita en 2020, coincidiendo con su mayor desplome tributario

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La solidaridad interterritorial permitió que la financiación balear no se desplomara en 2020.

La financiación per cápita de Baleares en 2020 sólo descendió un punto porcentual (-1,2 puntos) respecto al año anterior pese a sufrir un auténtico descalabro en sus cuentas públicas debido a los devastadores efectos de la pandemia.

De acuerdo con el informe La liquidación de 2020 del sistema de financiación de las comunidades autónomas de régimen común, Ángel de la Fuente, Estudios sobre la Economía Española 2022/19, agosto de 2022, Baleares perdió casi nueve puntos de ingresos tributarios (-8,9 puntos exactamente) en relación a 2019. «Pese a ello, la financiación total de la región cae sólo algo más de un punto, gracias en buena parte al efecto compensador de la transferencia (fondo) de garantía (+5,7). También ha ayudado la significativa reducción de las aportaciones de esta comunidad al Fondo de Suficiencia (+2,8) como resultado del fuerte descenso del ITE», señala el informe reseñado y tal como se muestra en el cuadro de abajo.

Cabe recordar que, en términos normativos y sin aplicarle ningún ajuste, la financiación autonómica sale de sumar los impuestos cedidos total y parcialmente por el Estado (o sea, el 100% de los impuestos de ITP, sucesiones y AJD, el 50% del IVA e IRPF, el 58% de los impuestos especiales sobre la cerveza, el vino y el alcohol y el 100% sobre los hidrocarburos y la electricidad) más los fondos de suficiencia (las regiones ricas aportan el sobrante tras alcanzar sus propias necesidades de gasto a las regiones pobres que no alcanzan sus necesidades con sus propios recursos) y de garantía que se nutre de la solidaridad interterritorial (un 75%) y del Estado (25%).

La solidaridad interterritorial consiste en que aquellas comunidades con mayores ingresos fiscales (Cataluña, Baleares y Madrid) financien parcialmente a aquellas de menores ingresos, el resto. Finalmente y para completar la financiación, al resultado anterior hay que sumarle dos fondos más: los fondos de competitividad y de cooperación (nulo en el caso de Baleares) que se alimentan con recursos del Estado. Estos dos últimos fondos sirven para «promover la convergencia entre comunidades autónomas en términos de renta per cápita y de financiación por habitante ajustado».

Tradicionalmente, una de las quejas habituales de la clase política balear contra el actual modelo de 2009 ha sido que la «pérdida» de recursos se debía a los cuatro fondos que sirven precisamente para financiar las necesidades de otras comunidades autónomas más pobres y nivelar la financiación per cápita entre las comunidades de régimen común.

Frente al súbito empobrecimiento de Baleares en 2020 debido a los efectos de la pandemia, traducido en un descalabro fiscal sin precedentes, fue precisamente el ajuste compensatorio de estos fondos de solidaridad y nivelación los que permitieron compensar la caída de los tributos y así obtener una financiación per cápita muy parecida a la de 2019.

En realidad, la experiencia de 2020, con el turismo bajo mínimos y sin masificación alguna, no es más que una simulación realista de lo que le esperaría a Baleares en términos de financiación si la clase política se empeñara en políticas turísticas que tiendan al crecimiento cero o a entorpecer la llegada de turistas: dejar de ser una de las tres comunidades ricas -es decir, con mayor capacidad tributaria, junto con Cataluña y, sobre todo, Madrid- que aportan recursos al sistema para pasar a ser una más de las comunidades pobres -con menor capacidad tributaria- que reciben recursos del mismo.

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