Cuando ‘Lo Diluvi’ arrasó Palma y mató a 5.000 personas
La terrible tragedia de Valencia hace recordar el mayor desastre natural de la historia de Mallorca, el desborde de Sa Riera en el año 1403
A las 3 de la madrugada del domingo 14 de octubre del año 1403 el cielo cayó sobre Mallorca. Una inundación como nunca se había visto sorprendió en la cama a los 20.000 habitantes de la ciudad de Palma y arrasó por completo las viviendas situadas en el cauce de Sa Riera. Una de cada cuatro personas perdió la vida, según registró en un acta el notario Salcet, y casi todos los que sobrevivieron quedaron en la miseria absoluta. El día del juicio final.
Lo Diluvi, como lo llamaron los cronistas de la época, fue la consecuencia del desborde del cauce de Sa Riera, que en la Mallorca medieval penetraba en el corazón de la ciudad amurallada a través de una apertura situada en Sa Porta Plegadissa, bajando desde las Ramblas, cruzando la calle Unión y saliendo al mar desde el Paseo del Borne, que originalmente era el cauce de una ensenada que llegaba hasta el Teatro Principal.
El agua taponó la puerta levadiza que daba al mar y la presión acabó reventándola, lo que provocó la formación de unas olas gigantescas que retrocedieron al chocar contra la muralla, generando a su paso caos, destrucción y muerte.
Las casas de origen musulmán, edificadas con mortero de cal, no estaban preparadas para resistir un caudal semejante. Los cimientos se humedecieron y pocas horas más tarde se derrumbaron como un castillo de naipes. Casi nadie pudo salvar la vida en esa zona. 5.000 muertos y 1.500 viviendas destruidas fue el balance de la mayor catástrofe natural ocurrida jamás en la capital balear.
Ya en época de Jaume II el monarca quiso cambiar el cauce de Sa Riera, pero no lo consiguió porque no encontró la financiación necesaria. Hubo que esperar hasta el año 1613 cuando, cansados de pequeñas inundaciones y de la pestilencia de las aguas estancadas, las autoridades locales dieron el paso definitivo. Se llenó de tierra el cauce del torrente intramuros, creando una gigantesca explanada que con el tiempo se convertiría en Las Ramblas -la palabra Rambra viene del árabe y significa arenal, ya que era el suelo por el que corrían las aguas- y el Passeig des Borne, y se modificó el recorrido del agua para sacarla fuera del recinto amurallado, en el actual Camí de Jesús, pasando por el Passeig Mallorca y desembocando en el mar, su actual ubicación.
Sin embargo, la fuerza del torrente fue subestimada y sólo cinco años más tarde, en 1618, el caudal del agua superó el codo situado en Es Fortí y retomó su curso natural, arrollando a su paso todo lo que encontró. No fue una tragedia tan acusada como Lo Diluvi, pero hubo que lamentar muchas pérdidas humanas y materiales.
Aquella fue la última vez que se desbordó Sa Riera, pero ni mucho menos eso significó que Palma se librara del poder avasallador del agua, especialmente en la zona del cauce original del torrente, que es un meandro natural. En septiembre de 1962 se registró la última gran inundación conocida, afectando de nuevo a la calle Unión, Las Ramblas, el Teatre Principal, la Plaça del Mercat y el Passeig des Borne. Sin ser ni mucho menos de una dimensión tan catastrófica como en las ocasiones anteriores, existen muchas imágenes que atestiguan el caos que se vivió aquel día. Dos de ellas ilustran esta página.
En la Sala Capitular Gótica de La Seu pueden admirarse dos óleos sobre tabla de madera elaborados por el mestre de Monti-Sion entre 1403 y 1406 recordando a las víctimas de Lo Diluvi y el posterior entierro de los cadáveres entre dos pilares de la catedral. Una leyenda sobre el retablo recuerda lo que sucedió: «En l’any MCCCCIII, diumenge, vers III hores de la nit, a XIIII de octubre fo en Mallorques gran diluvi d’aygües qui destruí gran part de la ciutat de Porta Plegadissa fins a la mar portant-sen diverses homens, dones e infans, qui aprés foren per moltes gens soterrats per les marines axí com los pogueren trobar. Les ànimes dels quals Deus hage».
Tarde o temprano caerá sobre Palma otra tormenta tan virulenta como las aquí descritas. Dado que ya no existen gran parte de las murallas que rodeaban la ciudad es imposible que vuelva a producirse un tapón como los de 1403 o 1613, pero incluso así difícilmente el centro de la capital resistiría un caudal como el que se precipitó sobre la comarca del Llevant hace seis años y que se llevó 13 vidas o como el que este martes ha tenido consecuencias devastadoras en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha, dejando por ahora la terrible cifra de 95 muertos.