Camerata RCO asume con éxito el reto de ‘La Cuarta’ de Bruckner en el Puerto de Sóller
El XIX Festival de Música Clásica del Puerto de Sóller ha decidido pisar fuerte en su concierto inaugural
La decena de profesores bajo la batuta de Rolf Verbeek obraron el milagro de hacer realidad su amor por el sonido de la Royal Concertgebow
El XIX Festival de Música Clásica del Puerto de Sóller ha decidido pisar fuerte en el concierto inaugural, celebrado el 28 de septiembre. No sólo por reivindicar 2024 como Año Bruckner, al coincidir con el 200 aniversario de su nacimiento, sino que además encargando a la Camerata RCO estar en el punto de partida de una edición, que además, va a contar con ensembles de cámara también de envergadura, como los berlineses Charlottenburger Bachsolisten y una Schubertiada, reuniendo a profesores de emblemáticas formaciones como la Staatkapelle Weimar y Rundfunk Sinfonie Orchester de Berlín. Por cierto, las siglas RCO de la camerata nos recuerdan que sus integrantes lo son asimismo de la Royal Concertgebow de Amsterdam.
El plato fuerte de la noche inaugural iba a ser la Sinfonía número 4 de Anton Bruckner, arreglada para ensemble de cámara por Rolf Verbeek, el mismo que estuvo en la tarima dirigiendo a la Camerata RCO. Era del todo lícito preguntarse cómo una reunión de diez profesores podía afrontar ese reto. ¿Serían suficientes dos violines, viola, cello, contrabajo, clarinete, trompa, acordeón, piano y tímpano? La respuesta nos la da la naturaleza del conjunto, definida por ellos mismos en estos términos. Reproduciré el texto en su versión original, fácilmente entendible: «We enjoy playing in the orchestra tremendously. However, we like to expand this joy by playing together in a small ensemble as well». Resumiendo en trazo grueso, esta reunión de compañeros de la Royal Concertgebow pretende trasladar la fuerte personalidad de la orquesta acudiendo a un formato pequeño. Y lo consiguen. Vaya si lo consiguen. Un adelanto llegaba en la primera parte.
En efecto, Bagatelas Opus 47 de Antonín Dvorak es un entretenimiento sinfónico que resolvían como si de una revelación se tratase la cuerda y el acordeón del ensemble. Desde el primer momento se vislumbraban unas cuerdas ardientes y sin necesidad de contar con la presencia del director.
La Camerata RCO ya grabó en CD la Sinfonía número 6 de Bruckner y la expectación estaba en comprobar si los arreglos de Verbeek volvían a ser de una excelencia insospechada. Y sucedió. La Cuarta de Bruckner es una de sus sinfonías más populares, solo que el estreno en 1874 vino salpicado por los enfrentamientos entre seguidores de Wagner (a quien está dedicada la sinfonía) y Brahms. Las malas, por interesadas, críticas hicieron mella en Bruckner, quien procedió a numerosas revisiones. Visto el programa de la noche inaugural en la iglesia del Puerto de Sóller, parece claro que Rolf Verbeek ha basado sus arreglos para ensemble en la versión de 1880.
Esta sinfonía de Bruckner se encuadra en la música descriptiva atendiendo al subtítulo, Romántica, que en palabras de Bruckner refiere un romance medieval «como se refleja en Logengrin o Sigfried de Wagner». Para situarnos, nos encontramos en una ciudad medieval en la que los caballeros se disponen a vivir una jornada de caza con referencias a la naturaleza. El hecho de tener que describir los acontecimientos en un formato alejado del sinfonismo parecía una misión imposible, pero la decena de profesores bajo la batuta de Rolf Verbeek obraron el milagro de hacer realidad su amor por el sonido ‘tremendo’ de la Royal Concertgebow, revivir su personalidad.
El secreto, la determinación de cada uno de ellos al afrontar sus respectivos instrumentos. Bastaba con escuchar el exuberante scherzo para certificar la valía del ensemble, que tanto disfruta a lo grande (Royal Concertgebow), como en petit comité (Camerata RCO). Mereció la pena estar allí.
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