OBITUARIO

Adiós, entrañable y siempre apreciado Fernando Estrella

El polifacético artista y cocinero del Bar Flexas ha muerto en Utrera a los 63 años víctima de un cáncer

Fernando Estrella
Fernando Estrella, durante un pregón de las fiestas patronales de Palma. EFE

«Debajo de una sombrilla / pensando un coctel de ron / apareciste de pronto / con tu bote de aerosol / el mono robó tu Cannon / en el ascensor / y los cocos daban vueltas / a tu alrededor». 1984. Qué tiempos aquellos, con todo por hacer, mucho que decir, y para comenzar, tiempo de bailar.

Tuve la inmensa fortuna de que en los años fundacionales de la Movida que tuvo lugar en Mallorca durante los años 80 pudiese compaginar, por partida triple, mi trabajo en medios de comunicación. Desde 1981 en prensa escrita como redactor del recién abierto El Día de Baleares. Algo después en 1983, como locutor-comentarista en Radiocadena Española ya recién incorporada a Radiotelevisión Española (rtve) y coincidiendo con ello, dirigir-presentar Tramuntana, primer espacio musical en la programación regional de TVE.

Todo ello coincidiendo con los primeros pasos del pop-rock illenc sin saber sus protagonistas que estaban haciendo historia. Yo mismo haciéndola, si se me permite decirlo, por disponer de un excepcional tridente informativo y si me apuran, por edad, ejerciendo de hermano mayor de una generación en el despertar de su toma de conciencia de vivir un momento irrepetible.

Mis primeros pasos en Radiocadena Española, cuando todavía era conocida como Radio Juventud, se remontan al mes de marzo de 1977 con El Tren de las 6, que sin dudarlo fue el primer programa especializado en la FM, de manera que al estallar la movida yo andaba lo suficientemente rodado para afrontar aquella singular novedad con el oficio debidamente aprendido.

¿Por qué cuento todo esto? Muy sencillo: siempre tuve claro que mi deber era apoyar a los grupos emergentes, probablemente influenciado por mis lecturas de Nik Cohn, el deejay de BBC-Radio, icono de la información pop en los años 60 y autor del libro Awopbopaloobop Alopbamboom.

En esa voluntad estaba yo cuando una tarde se acercaron a la emisora unos adolescentes portando una cassette. «Hola, nos llamamos Peor Impossible y nos gustaría que pusieras nuestra maqueta en tu programa». Entre ellos, se encontraba Fernando Estrella. Tengo grabado en la memoria ese momento y no me pregunten por qué. Lo cierto es que Peor era un caos musical, sin preparación alguna la mayoría de sus miembros, aunque aportando un aire fresco y rabiosamente novedoso al espectáculo. Y en ese desbarajuste eran miembros destacados Fernando Estrella, Toni Socías y Rossy de Palma que aportaban el toque performer que siempre les caracterizó.

Tanto es así que su temprano desembarco en Madrid supuso el nacimiento incontestable de la corriente posmoderna, de la que también formaba parte un alter ego de Peor Impossible conocido como Diabéticas Aceleradas y en buena medida catapultados por el embrujo que causaron e impactaron en la pareja contracultural del momento formada por Almodóvar & McNamara. Y siempre con Fernando Estrella como el amuleto irreemplazable, en cierto modo precursor de una manera espontánea, loca, divertida y próxima, de lo que después fue a llamarse Orgullo Gay. Fernando Estrella fue su pionero, cuando absolutamente todo estaba por ser escrito y no precisamente darse a reivindicaciones chaplinescas, que tanto han aguado el movimiento gay.

El soporte musical estaba asegurado en el grupo con el quinteto de guitarra, bajo, batería, teclados y voz, con especial prevalencia de Sulpicio Molina y José Virtudes. Pero lo que contaba era la estampa de conjunto, con puestas en escena de sus vídeos y por regla general de carácter provocador. Lo viví en la sala de montaje de TVE con sus divertidos videos irreverentes, que al final resultó aconsejable no incorporarlos al programa. Tiempos inéditos. No olvidaré aquellas tardes con el realizador Javier Montemayor.

Fernando era un performer de raza. Recuerdo aquel ciclo en Tito’s, que vino a reunir a tan dispares protagonistas: The Psychedelic Furs, Objetivo Birmania y, por supuesto, Peor Impossible… con Fernando Estrella subido al pasamanos de la escalera y escalándola a ritmo de Susurrando o así. De su empatía con la movida mallorquina da buena cuenta su regreso a la isla, una y otra vez. Era consciente de que Peor Impossible tenía sus raíces en el Mediterráneo y que no iba excesivamente con él tanto mundanal ruido, y de hecho parte del final de Peor llegó con Rossy de Palma convertida como se decía entonces en un rostro de «belleza picassiana» ante la cámara de Almodóvar y, después, la grabación póstuma de Keops el CD producido por un admirador, que me presentaron en un bar de la calle Aragón, cuando la agonía de Peor Impossible ya era un hecho prácticamente consumado.

Su última incursión en alocadas vivencias tuvo que ver con la apertura del Bar Flexas, puede que refugio de un nostálgico pasado. Era él, una mezcla de autenticidad incorregible, de Peter Pan incorregible también y un amante de los placeres sencillos cosidos a una identidad excepcional.

Su mirada de inmensa curiosidad, su trato de espontánea amabilidad, su saber estar eran propios de alguien que ama la excentricidad entendida como genuina seña de identidad, que hablaba desde la inmensidad de su corazón.

Decidió irse a Utrera y se lo acaba de llevar un cáncer, a los 63 años de edad.

Adiós, entrañable Fernando Estrella que nos dejaste postales de amanecida.

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