Abandono, indigentes y escombros en la reforma paralizada del edificio municipal de Can Ribas en Palma

Si en Palma hay obras municipales que se eternizan, paralizan y que nadie sabe cuándo se retomarán, las de reforma de la antigua fábrica de Can Ribas en el barrio de La Soledad, son todo un ejemplo.

Tras invertir al anterior gobierno del ex alcalde socialista, José Hila, la pasada legislatura más de un millón de euros en recuperar este espacio municipal cuyo destino era convertirse en sede de la primera escuela municipal de circo, en Can Ribas el espectáculo que hay desde hace dos años es deprimente.

Las obras que tenían en un principio que haber concluido en 2023 llevan casi dos años paralizadas; la reforma del edificio está en la estacada y el inmueble lleva años vallado rodeado de basuras y escombros por doquier, y con indigentes ya pernoctando de forma permanente en su entorno.

Un panorama desolador que arrancó desde el momento en que salió a concurso hace cuatro años una propuesta de rehabilitación dividida en dos fases para recuperar este vetusto edificio industrial de dos plantas y su icónica chimenea de 30 metros.

El proyecto aprobado en el verano de 2020 fijaba la culminación de la rehabilitación a finales de 2021, después se aplazó hasta agosto de 2022, y más tarde, se aprobó una ampliación testimonial del plazo de ejecución de la reforma hasta el día 11 de febrero de 2023. Pero entrado ya el 2025 las obras continúan paralizadas.

Si bien la rehabilitación de esta nave industrial del último cuarto del siglo XIX, ubicada en uno de los barrios más degradados de Palma y considerada Bien Catalogado, tenía que haber concluido a finales de la pasada legislatura a fecha de hoy, nadie sabe cuándo se retomarán los trabajos, y menos aún, cuándo finalizarán.

El desaguisado arrancó desde el momento en que salió a concurso un proyecto que fue adjudicado por 930.490 sin tener en cuenta las instalaciones, servicios, suministros, etcétera, lo que obligó a paralizar los trabajos para poder sacarlos de nuevo a concurso, y hasta el día de hoy.

Sin fecha para la puesta de largo y apertura al público del edificio, tampoco está claro el destino final del mismo. Con la rehabilitación de esta antigua fábrica textil Can Ribas el anterior gobierno municipal de izquierdas iba a convertir Can Ribas en un espacio de creación, investigación, entrenamiento, ensayo y formación continuada, destinado a los mundos de los profesionales e interesados ​​en las artes del circo.

Un espacio artístico, educativo, de desarrollo comunitario y producción de espectáculos que se han quedado en el olvido. Lo único claro es que no será una escuela de circo.

El actual gobierno municipal con el alcalde Jaime Martínez al frente, quiere que Can Ribas sea un centro de creación e innovación, con un programa activo de residencias para creadores y abierto a todas las manifestaciones artísticas. Los planes del nuevo equipo de gobierno en minoría del PP pasan por implantar allí una oficina de atención al creador, que pueda orientar a éstos en diferentes cuestiones que les atañen.

Desde subvenciones, a trámites administrativos, permisos, licencias, pero también convocatorias internas y externas, búsqueda de colaboradores, sponsors, programas de intercambio, otros programas de residencia y centros de creación, coordinación de todos los medios municipales al servicio de los creadores (teatros, salas de exposiciones, talleres, etcétera).

Y por supuesto asistencia en el desarrollo de los programas creativos que tengan lugar en el centro. No será, por tanto, de uso exclusivo para circo como pretendía el ex primer edil socialista Hila, pero sea cual sea su destino para que éste se llegue a concretarse algún día, lo primero antes que nada, es acabar unas obras que se han eternizado.