Un pediatra colombiano condenado a 32 años de cárcel por abusar de 7 menores de entre 4 y 14 años en Almería

Sede de la Audiencia Provincial de Almería (EUROPA PRESS).
Sede de la Audiencia Provincial de Almería (EUROPA PRESS).
Borja Jiménez

Carlos Alexander R.L. es un pediatra colombiano que ya fue condenado en 2019 por abusar de seis menores de entre cuatro y 13 años cuando ejercía en un centro de salud del SAS en Almería. Este miércoles, la Audiencia Provincial de Almería le ha impuesto una nueva pena de cinco años y seis meses de cárcel por un nuevo ataque sexual a otro menor, con lo que, en total, le han caído 32 años de cárcel.

El procesado, quien está cumpliendo una condena de 26 años y medio de prisión, ha admitido ante el tribunal de la Sección Segunda este miércoles haber agredido sexualmente a un vecino de su bloque cuando este contaba con nueve años de edad y ha mostrado conformidad con la pena interesada por el fiscal y la acusación particular.

El Ministerio Público ha modificado su escrito de calificación provisional por el que pedía 12 años de prisión al estimar que concurren las atenuantes de reparación de daño por haber abonado la responsabilidad civil fijada en 20.000 euros y de confesión tardía. La acusación particular se ha adherido al igual que la defensa.

En el acto de juicio, y después de que las partes hayan comunicado su intención de no recurrir el fallo, el magistrado-presidente, Luis Columna, ha dictado sentencia in voce en la que se impone, al margen de la pena de cárcel, libertad vigilada por periodo de siete años y alejamiento a más de 500 metros de la víctima por periodo de díez años, y ha declarado su firmeza.

El procesado, durante el verano de 2011, contactó con un menor de nueve años que vivía en su mismo edificio ubicado en Roquetas de Mar (Almería), de quien fue «ganándose poco a poco su confianza».

Así, «organizaba juegos en la piscina» con otros dos menores que convivían con él y que presentaba como a «sus hijos», toda vez que también «los llevaba al parque o a excursiones en bicicletas».

En esta línea, y guiado por un «ánimo libidinoso», el acusado habría invitado al menor a que fuera a su casa a jugar a la videoconsolas para, una vez en su salón, aprovecharse del mismo a través de juegos «de índole sexual» en los que el acusado aparecía «desnudo»; un comportamiento que se habría extendido, al menos, a lo largo de un mes.

El fiscal sostiene que en el desarrollo de estos actos el acusado se habría aprovechado sexualmente del menor, a quien decía que eran «juegos normales», que «no era nada malo», pero que en cualquier caso «no le contase nada a su madre» porque «era su juego» y «un secreto entre ellos».

A causa de tales experiencias, la víctima sufrió una sintomatología «compatible con una situación de violencia sexual» que se denotaba por su nerviosismo, bajo rendimiento académico, depresión y conductas disruptivas, entre otros comportamientos.

En 2019 el expediatra, que por entonces contaba con 45 años, admitió haber abusado de otros seis menores y aprovechó su turno de palabra en el acto de juicio para pedir «disculpas» tanto a las víctimas como a sus familias, lo que le valió una rebaja de la pena inicialmente solicitada por la Fiscalía de 37 años de cárcel.

Así, el hombre aceptó cuatro años de prisión por cada uno de los cuatro delitos de abuso sexual, otro dos años de cárcel por un quinto delito y ocho años y seis meses de prisión por un sexto delito de abuso sexual continuado. Ahora, se suma esta nueva pena de cinco años y medio. En total, 32 años de prisión.

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