Caso abierto

Antonio Ojeda, ‘el Rubio’, investigado en la desaparición de Yéremi: «Se me fue de las manos»

El Rubio, principal sospechoso de la desaparición de Yéremi Vargas
Ojeda en el juicio que lo declaró culpable.
Luis Miguel Montero

Han pasado catorce años de la desaparición del niño de 7 años Yéremi Vargas en un descampado de Vecindario cerca de su casa mientras jugaba (Gran Canaria), pero ahora la familia tras una larga investigación de dos años ha conseguido reabrir el caso aportando nuevas pruebas. Éstas son.

Estas son las pruebas aportadas y no seguidas en su día que han logrado reabrir el caso. Después de tantos años para los investigadores de la Guardia Civil el único sospechoso sigue siendo «el Rubio», Juan Antonio Ojeda, que nunca confesó su culpabilidad ante las autoridades. Así, durante un tiempo hubo un nuevo impulso a la investigación «gracias a la labor de la Guardia Civil, que encontró testigos importantes, pero se encontraron maltratados y si tuvieran que volver a declarar se lo pensarían», explicaba Ithaisa Suárez, madre de Yéremi, a este periodista hace unos años.

El más importante testigo de cargo ignorado entonces fue un niño de 12 años, que vio un coche blanco con la pegatina de una palmera, pero se cometió el error de buscar un vehículo de la marca Opel, cuando en realidad el coche era de la marca Renault. Un error nimio, que en cualquier otra investigación habría pasado desapercibido, pero que, tras pasar seis jueces por el juzgado de San Bartolomé de Tirajana, logró que el proceso se estancara a pesar de que todos los datos señalan a «el Rubio», que tenía un coche blanco con una palmera pegada en el portón trasero.

Varios testigos situaron a Ojeda en el lugar de los hechos y «aunque haya numerosos indicios no podemos llevarlo al juzgado porque las pruebas no son concluyentes, pero no existe otro sospechoso y nunca se llegó a buscar en el vertedero cercano», explicaba la madre del menor.

La investigación se logró impulsar cuando dos presos, excompañeros de celda de «el Rubio» en la cárcel de Málaga y Algeciras, declararon ante la Guardia Civil que Ojeda les había facilitado detalles íntimos de Yéremi, que solo podía conocer él tras haber tenido contacto con el niño: «En uno de los casos, le contó que Yéremi se puso de color azul y esto solo lo sabíamos familiares cercanos porque el niño tenía un problema respiratorio relacionado con su nacimiento prematuro. Tenía un enfermedad relacionada con problemas respiratorios, incluso comiendo se quedaba azul a veces. Al segundo preso le dijo que «se me fue de las manos», en referencia al caso de Yéremi», recordaba su madre.

El Rubio, condenado

Mientras tanto, Juan Antonio Ojeda, «El Rubio» era condenado en 2015 a cinco años de prisión por una agresión sexual en el año 2012 a un niño de 10 años. Fue a finales de 2016 cuando supuestamente  confesó a un compañero de cárcel su implicación en el caso Yéremi. Y eso reactivó la investigación. El 13 de julio de ese mismo año Ojeda ya compareció ante el juez, aunque se acogió a su derecho a no declarar y no ofreció voluntariamente muestras de ADN.

Fue tras esta declaración, cuando el juez Juan Manuel Hermo Castoya, titular del juzgado de Primera Instancia número 2 de San Bartolomé de Tirajana, de Gran Canaria, decidió archivar el caso por falta de pruebas, lo que no sentó nada bien a los familiares de Yéremi, ni tampoco a los investigadores de la UCO de la Guardia Civil, que interrogaron a numerosos testigos, siguieron la pista de 600 llamadas e investigaron a 195 pederastas durante doce incansables años.

Todo ese trabajo cayó en saco roto al archivar las investigaciones en octubre de 2017, decisión que fue ratificada en marzo de 2018 por la Audiencia de Las Palmas. Ahora, la familia de Yéremi ha encontrado nuevas vías de investigación y aseguran que  hay que investigar a Ojeda y los amigos avisan: «Yo no sé cómo va a reaccionar la familia si nos cruzamos por la calle al Rubio».

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