Tribunales

La Fiscalía pide cinco años de cárcel para un guardia civil por quedarse con 50 euros de un detenido

empadronamientos Nijar
Cuartel de la Guardia Civil de Nerja.

La Audiencia Provincial de Almería ha acogido este martes el juicio contra un agente de la Guardia Civil acusado de apoderarse de 50 euros de un detenido al que habían retirado sus pertenencias tras su llegada al acuartelamiento de Níjar (Almería). El Ministerio Fiscal pide para él cinco años de prisión, mientras que su defensa esgrime que de ser cierto sería «un plan muy truculento» para un botín de tan sólo 50 euros.

La Fiscalía de Almería ha mantenido la citada pena de cárcel por un delito de infidelidad de custodia de documentos como medio para cometer un delito de falsedad, al sostener que modificó y cambió la diligencia de retirada de pertenencias en la que se detallaban los bienes que poseía el detenido. Reclama además 23 meses de multa a razón de diez euros diarios y seis años de inhabilitación para empleo o cargo público por un tercer delito de apropiación indebida.

La defensa del agente ha rechazado las acusaciones contra su cliente al considerar que no ha quedado acreditado tan siquiera que el acusado supiera de la existencia del dinero que le fue retirado en un primer momento al arrestado, el cual fue introducido en una bolsa de custodia que quedó abierta y en la que, según los agentes actuantes, se introdujeron 150,09 euros de los que, en el momento de su devolución, sólo aparecieron 100.

«Sería un plan muy truculento para 50 euros», ha afirmado el letrado de la defensa al entender que, según se desprende de la declaración de los once testigos y el propio acusado durante el acto de juicio que se ha celebrado en la Sección Segunda de la Audiencia, el acusado no llegó a sustraer ninguna cantidad de dinero, por lo que ha interesado la libre absolución del guardia civil encausado.

El propio perjudicado por la pérdida del dinero, que ha rechazado ser indemnizado de algún modo, ha ratificado que en el momento de su detención llevaba 150 euros. El hombre ha relatado que un agente con el mismo aspecto que el acusado lo sacó de los calabozos por la tarde, una vez ya había entregado sus cosas, y le hizo firmar de nuevo unas hojas que no leyó. «Me dijeron que tenía que firmar después de que viniera mi abogado, no me explicaron para qué era», ha sostenido.

Calabozos

Según el escrito de acusación, el perjudicado llegó al cuartel de Níjar tras haber sido detenido el 23 de julio de 2021. Allí, un agente y un guardia alumno procedieron a su cacheo y a la retirada de sus pertenencias en un cuarto habilitado para ello.

Posteriormente, otros dos agentes y el agente alumno realizaron hasta tres veces -una de ellas delante del detenido- el recuento de las posesiones del arrestado, entre las que había 150,09 euros de su propiedad que introdujeron en una bolsa de efectos.

La diligencia fue impresa por uno de los agentes diez minutos antes de las 14:00 horas, sentido en el que fue firmada por el arrestado, quien estuvo «conforme» con lo que aparecía escrito. Además, el mismo agente reflejó su contenido en el libro de detenidos virtual, de acuerdo a los datos recabados por la Fiscalía, y encargó a otro que redactara el documento interno de cadena de custodia, para lo cual «le dejó la bolsa de pertenencias abierta sobre la mesa» antes de irse.

Con ello, el agente encargado redactó el documento aunque «sin reflejar el importe del metálico intervenido» y guardó el papel junto con la bolsa abierta en un cajetín habilitado a tal efecto a la espera de que su compañero firmara la diligencia, si bien «por error la firmó el guardia alumno». Fue el propio guardia alumno quien, al no saber cómo proceder y haberse marchado el resto de agentes, contactó con el acusado, quien era «el único guardia que se hallaba en dependencias oficiales».

Así, al acudir al cuarto de puertas fue cuando vio la bolsa de pertenencias abierta, lo que según la Fiscalía, «aprovechó, con ánimo de ilícito enriquecimiento, de manera mendaz» y sabiendo del «desconocimiento del guardia alumno por ser su primer servicio», para acercarse a él «sugiriéndole que con las bolsas de pertenencias debía tener cuidado», de modo que le invitó «sin justificación para ello» a volver a examinar las pertenencias y ver si coincidían con las detalladas en la hoja de custodia.

Fue entonces cuando, según el Ministerio Público, el agente aprovechó que se hallaba «solo en el cuarto de puertas» y «se apoderó de 50 euros propiedad del detenido, volvió a contar falazmente el dinero» y «haciendo creer al guardia alumno que había 100,09 euros», cogió delante de él la diligencia de retirada de pertenencias, «la rompió y se deshizo de ella, tirándola a la papelera».

La Fiscalía apunta que, tras ello, el acusado cogió una nueva bolsa sobre las 15:20 horas y «de manera mendaz» modificó el libro de detenidos virtual desde el ordenador en el que prestaba servicios, alterando la cantidad de 150 euros reflejada inicialmente en el fichero.

Después habría elaborado una nueva diligencia de pertenencias que, tras su impresión a las 16:20 horas, llevó al detenido para que firmara, «el cual, desconociendo el porqué volvían a sacarle del calabozo, y pensando que era un procedimiento rutinario, la rubricó sin comprobar el importe».

Así, no fue hasta la mañana siguiente cuando el detenido fue puesto en libertad tras haber sido trasladado con sus pertenencias al juzgado, cuando los agentes actuantes y el propio arrestado se percataron de que faltaban 50 euros. También comprobaron la existencia de «dos diligencias no coincidentes: la de retirada de efectos elaborada pérfidamente por el acusado, y la de devolución de efectos» original.

La firma

La fiscal sostiene que el acusado «se aprovechó del cambio de turno» así como de la «inexperiencia» del guardia alumno, quien solicitó ayuda para saber cómo debía proceder con la bolsa de custodia, para cambiar la diligencia de retirada de pertenencias y reflejar en ella que contenía 100,09 euros en lugar de los 150,09 que, según tres testigos, aseguraron contabilizar tras la detención.

Este mismo guardia alumno ha confirmado que, tras recontar en presencia del agente el dinero, éste tiró la bolsa de pertenencias original y «una hoja» que, conforme el relato fiscal, se presupone como la diligencia de pertenencias del arrestado. Así, ha expresado las «dudas» que surgieron al no coincidir los importes inicialmente declarados y el que figuraba en el saco, toda vez que ha confirmado que, tras acudir a su puesto, el agente volvió con «dos documentos» relativos a las pertenencias y las huellas del detenido, que estaba en los calabozos.

«Me dijo que la tenía que firmar yo porque tenía ese servicio y era el responsable del papel y las pertenencias», ha explicado. El guardia ha detallado que fue el acusado quien pasó con el detenido para que firmara de nuevo las diligencias, de modo que estuvieron separados «por el pasillo» que había entre la estancia del detenido y el cuarto de puertas del cuartel. El juicio ha quedado visto para sentencia.

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