El cura de Aguilar de la Frontera gana el pulso a IU: habrá cruz en la plaza donde la retiró la alcaldesa
La nueva cruz se erigirá el próximo 21 de enero
El párroco explica que es resultado del "camino de comunión y diálogo entre ambas instituciones"
![cruz Aguilar de la Frontera](https://okdiario.com/img/2024/01/04/cruz-aguilar-de-la-frontera-635x358.jpg)
![Rafael Molina](https://okdiario.com/img/2023/10/20/rafa-molina.jpg)
El pueblo cordobés de Aguilar de la Frontera volverá a levantar una cruz cristiana en la misma plaza en la que ese símbolo fue derribado hace tres años por el Ayuntamiento de Izquierda Unida. La construcción previa acabó destruida y fue arrojada a un vertedero en un pueblo cercano. La decisión despertó recelos entre una parte importante de los vecinos del municipio. Desde entonces, muchos de ellos se movilizaron para recuperar la cruz, con su párroco, Pablo Lora, a la cabeza.
El sacerdote reconoce la competencia del Ayuntamiento de Aguilar de la Frontera para retirar la cruz, aunque no está de acuerdo. «No lo comparto, porque afecta a mi fe», cuenta Lora a OKDIARIO. «Nunca lo apoyamos, y mucho menos de la forma en que se hizo», expresa el sacerdote. Por eso, desde el principio su voluntad fue «solicitar la reposición de un símbolo» que se derribó con «la intención de quitar el signo de la fe y herir los sentimientos religiosos». «No queremos que escondan la fe en la sacristía», razona.
La construcción, que se erigirá el próximo 21 de enero en la plaza del Llanito de las Descalzas, es distinta a la que se eliminó en 2021. «La cruz tiene las mismas dimensiones, pero es de mármol y forja», explica Lora. «Está en la misma plaza, pero no en el mismo sitio, ahora la ponemos en el centro de la plaza», una posición que gusta mucho más que la esquina en la que estaba situada anteriormente. El párroco celebra que el símbolo, ahora, «es mucho más protagonista».
«Poner una cruz nueva es quitar tinte político y manifestar un símbolo religioso», ahonda Lora. Y reflexiona para OKDIARIO que la colocación de esta construcción en el Llanito de las Descalzas permite «devolver a la vía pública el signo de la fe».
En todo caso, el párroco ha reconocido que la decisión se toma «en beneficio del pueblo» y ha rechazado hablar de victoria de los feligreses sobre el Ayuntamiento: «El revuelo que causó hizo que llevásemos una postura común». Y eso se ha conseguido, como explica el sacerdote, a través de un «camino de comunión y diálogo entre ambas instituciones». «No es buscar revanchismo, es buscar nuestros símbolos», ha expresado.
«Mandato legal» de la memoria histórica
La antigua cruz estaba situada junto al monasterio aguilareño de San José y de San Roque, un conjunto histórico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1983. Aunque algunas asociaciones se quejaron de que la cruz también estaba amparada bajo esa protección, la Junta de Andalucía aclaró que ese símbolo «no era BIC», sino «un elemento urbano» cuya competencia corresponde en «exclusiva» al Ayuntamiento, que desde 2019 está encabezado por Carmen Flores, de Izquierda Unida.
La alcaldesa explicó la retirada de la cruz en una rueda de prensa apenas horas antes de ejecutarla. La justificaba en el «mandato legal» de la Ley de Memoria Histórica y en las recomendaciones del Consejo Sectorial de Memoria Histórica. Flores se quejaba de que, «a pesar de los requerimientos» que se habían hecho desde años atrás, «no se ha actuado». La edil hacía alusión a los anteriores gobiernos municipales del PSOE. La dirigente insistió en que quería «ser consecuente» con su «programa e ideología». El Ayuntamiento, finalmente, decidió retirar «la cruz de los caídos por las connotaciones que tiene» y por el «embellecimiento del pueblo en general».
Sin embargo, la cruz de Aguilar de la Frontera ya había sido desprovista de su carácter político después de que se retirase la placa en la que aparecían los nombres de las víctimas de la guerra. Desde entonces, permaneció como un símbolo religioso. Algo que ratificó la Comisión de Patrimonio de la Delegación Territorial de Cultura y Patrimonio Histórico de Córdoba. La alcaldesa reconoció que desde Cultura le transmitieron que la cruz ya no estaba vinculada «directamente con la Ley de Memoria, porque se quitó la placa».
Aun así, Flores insistió en que «la cruz tiene unas connotaciones históricas que no son apreciaciones personales», sino «hechos constatados históricamente». «Que lean la historia como se lee, objetivamente», reprochó a quienes criticaron la decisión de retirar el símbolo, a los que les insistió «que lean cómo arranca esa cruz y no se crean la biblia del Facebook».
La alcaldesa arremetió también contra el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, por «intrusismo». «Viene a este pueblo con amenazas a la institución que represento, usando un medio como la televisión pública andaluza», se quejó Flores. La aguilareña hacía alusión a la homilía que el obispo realizó en el pueblo y que se emitió en la televisión autonómica, Canal Sur, en la que criticó la retirada de la cruz. Y le recriminó que «nunca» hubiera «aparecido por aquí para interesarse por los problemas reales de las personas».
Eso sí, dedicó palabras halagüeñas para el sacerdote del municipio. «El párroco ha tenido una postura sensata», describió la regidora. La alcaldesa explicó entonces que Lora le transmitió que entendía «que era una cuestión del Ayuntamiento».
«Lamento» no poder custodiarla
Sin embargo, el párroco del municipio, Pablo Lora, manifestó a través de una carta su «tristeza» por la «retirada y orden de destrucción» de la cruz originaria. «Lamento no haber tenido la opción de custodiar nuestro símbolo», se dolía el sacerdote en su misiva. Relató que, a pesar de mostrar su «voluntad de colaboración con el Ayuntamiento», no compartía esas «decisiones municipales».
Lora justificó que ese símbolo estaba desprovisto «de todo contenido político desde hacía más de treinta años». El párroco reflexionó que «las cosas se podrían haber hecho de otra manera». En todo caso, concluyó con una llamada a «la armonía y el perdón» entre los vecinos, para evitar «vivir con odio, resentimiento, rencor o presos de la crítica».