Ana Iribar, viuda de Gregorio Ordóñez: «Bildu debería desaparecer porque es el mal»

Opina que "negociar con los terroristas es ofender a las víctimas"

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La Fundación Gregorio Ordóñez ha revisado el archivo documental del que dispone para construir una exposición única en el 25º aniversario del atentado perpetrado por la organización terrorista ETA contra Gregorio Ordóñez. La muestra ‘La vida es posible’ recorre la vida breve e intensa del parlamentario vasco y primer teniente de alcalde de San Sebastián por el Partido Popular y la conmoción que generó su asesinato cuando sólo tenía 36 años. Convertido en el líder más carismático y controvertido de su ciudad, su ejemplo inspiró a muchos ciudadanos para romper el silencio y ejercer la libertad.

Cake Minuesa ha recorrido la exposición con Ana Iribar, la viuda del parlamentario asesinado, que relata cómo tomó la decisión de no callarse ante ETA ni ante el nacionalismo.

Asegura que «Gregorio Ordóñez es, sobre todo, un personaje auténtico, y un hombre muy perseverante, muy trabajador. Un hombre que con sólo 24 años toma una decisión importantísima en su vida, que decidió enfrentarse al terrorismo de ETA y enfrentarse también al nacionalismo, al más radical y al más conservador».

Dice Ana Iribar que «decide, viendo lo que le rodea, pensemos que estamos en 1982, viendo atentados casi diarios, viendo el silencio de la sociedad que le rodea, que no se va a callar, que no se puede callar, y que tiene que denunciar lo que está sucediendo, y sobre todo, que tiene que servir de estímulo a sus conciudadanos para que hagan lo mismo, para que seamos todos valientes y podamos decir ‘no a ETA’, ‘no al nacionalismo más radical’ y podamos empezar a cambiar las cosas».

Ana Iribar cuenta que en una vitrina de la exposición están expuestas algunas de las cartas que recibió tras el atentado.  Cuenta que todos los mensajes que le llegaron los guardó en un armario y «ahí han estado mucho tiempo».

Hasta que decidió hacer algo diferente para recordar a Gregorio Ordóñez en el 25 aniversario de su asesinato y lee esas cartas. «Eso ha sido reabrir el duelo. Muy emocionante, doloroso».

Asegura que para Gregorio «un ataque o una amenaza personal era un estímulo» y tenía más razones para defender principios universales como la libertad, el respeto y la denuncia permanente contra quienes matan y contra sus cómplices».

«Todos sabíamos lo que iba a suceder. Cuando él decide con 24 años entrar en política de la mano de Alianza Popular, y combatir a ETA, él sabe que se está jugando la vida», reconoce.

Su viuda dice que su empeño «es lo que hace de él un personaje importante, del que hay que hablar a las nuevas generaciones para cintarles que todo proyecto de vida es posible, por eso hemos titulado así esta exposición ‘La vida es posible’.

Ana Iribar es de la opinión de que «el terror ha conseguido en el País Vasco asesinar  858 personas y expulsar entre 1980 y 2020 a 174.000 ciudadanos». Prácticamente el 10% de la población. «El terrorismo consiguió hacer un vacío ideológico impresionante y un agujero electoral importantísimo, que ha beneficiado al nacionalismo. Lo que no tenemos que hacer es mirar para otro lado, Lo que nos enseñó Gregorio es que es posible cambiar la realidad. Él apostó por la jugada más difícil, pero por el recorrido bueno. El mejor para todos», manifiesta.

A la pregunta de si mereció la pena, Ana Iribar responde sin dudar que «Gregorio Ordóñez ha valido la pena. Él  ha sido un personaje importantísimo. Insustituible. Entregó su vida, él sabía que el atentado iba  a tener lugar».

«Qué estamos haciendo mal»

Cuando ve a Otegi como un héroe, o cómo ha disminuido el número de concejales del PP y ha aumentado los de Bildu, les pregunta a los políticos «qué están o qué estamos haciendo mal». Les pide que «actúen con responsabilidad democrática y sobre todo con sentido de estado. Goyo decía que en política no había que estar para defender la poltrona de nadie».

Opina Ana Iribar que «negociar con los terroristas es ofender a las víctimas». Y es además, «ofender a un Estado de Derecho, ofender a una democracia que ha estado 50 años peleando y resistiendo contra el terrorismo».

Asegura que «ETA sabía muy bien a quién asesinaba. Fue un crimen electoral». Y duda de que la banda terrorista esté derrotada, porque «su discurso está en las instituciones. Si les vamos facilitando el camino, no van a tener más exigencias». «Nos falta sentido de estado, ética democrática, patriotismo cívico».

Sobre Bildu asegura que «es un pozo contaminante que existe y que está muy arraigado en la sociedad.  Bildu es el mal; no va a pedir perdón y además, me da igual que lo pida, yo no se lo voy a dar». Lo que tiene que hacer es desaparecer. La sociedad tiene que señalarle».

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