Oasis en Barcelona: es el parque perfecto para librarse del calor este verano y pocos turistas lo conocen
Un oasis natural en la ciudad de Barcelona para huir del calor de verano
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En la ciudad de Barcelona hay un oasis oculto perfecto para escapar del calor del verano que resulta desconocido para la mayoría de los turistas. Situados en Montjuïc, estos jardines destacan como la primera rosaleda pública de la ciudad, ofreciendo una combinación única de exuberante vegetación, cascadas y vistas espectaculares de la Ciudad Condal. Es un lugar ideal para relajarse y pasear, disfrutando de la tranquilidad y la belleza natural en un ambiente armonioso y acogedor.
Los Jardines de Laribal destacan como una joya dentro del Parque de Montjuïc en Barcelona, ofreciendo una experiencia verdaderamente encantadora. Lo que más destaca de estos jardines es su exuberante vegetación, con cascadas que fluyen delicadamente y se entrelazan con anchas barandillas, bancos de baldosa y acogedoras plazoletas. El conjunto es una muestra de excepcional belleza y armonía, diseñado para ser contemplado y descubierto a través de numerosos detalles que lo caracterizan. Además, desde los Jardines de Laribal se pueden disfrutar de unas vistas espectaculares de la ciudad de Barcelona.
Jardines de Laribal en Barcelona
Los Jardines de Laribal, situado en la pintoresca montaña de Montjuïc en Barcelona, son un oasis de frescura y belleza natural diseñado por los arquitectos Jean-Claude Nicolas Forestier y Nicolau Maria Rubió i Tudurí para la Exposición Internacional de 1929.
Este exuberante jardín mediterráneo está salpicado de caminos serpenteantes, escaleras y terrazas que conducen a diversas fuentes, siendo la Fuente del Gato la más icónica. Diseñada por el escultor Josep Antoni Homs, esta fuente con un surtidor en forma de cabeza de gato se ha convertido en un símbolo de los jardines, conocida tanto por su diseño singular como por su entorno natural tranquilo y sombrío.
Además de la Fuente del Gato, los Jardines de Laribal albergan otras fuentes y estanques, donde el sonido del agua y la vegetación exuberante crean un ambiente ideal para la relajación y el disfrute. Estos jardines son más que un simple espacio verde: representan un refugio urbano donde los barceloneses y los visitantes pueden escapar del bullicio de la ciudad y conectar con la naturaleza.
Para los interesados en conocer este oasis en Montjuïc, los jardines están abiertos todos los días a partir de las 10:00 horas, con horarios de cierre que varían según la temporada. Durante los calurosos días de verano, los Jardines de Laribal ofrecen un respiro bienvenido, invitando a los visitantes a disfrutar de su serenidad y belleza, lo que los convierte en un destino ideal para aquellos que aprecian la tranquilidad y la naturaleza en medio de la vibrante ciudad de Barcelona.
Historia
Los Jardines de Laribal tienen una historia rica que se remonta al siglo pasado. Originalmente, esta zona era un lugar de encuentros populares y reuniones selectas, como las organizadas por la Colla de l’Arròs, un grupo con influencia gastronómica y política en la Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX. Se reunían en un pequeño edificio que ocupaba el espacio donde ahora se encuentra el Museo Etnológico.
La parte alta de los actuales jardines pertenecía a la finca de Josep Laribal, un destacado abogado y periodista, codirector del diario popular El Diluvio. En 1908, el Ayuntamiento adquirió la finca y fundó la Escuela del Bosc. Los Jardines de Laribal abrieron sus puertas en 1922, vinculados posteriormente a la Exposición Internacional de Barcelona de 1929. Uno de los comisarios de esta exposición fue Francesc Cambó, quien encargó los trabajos de ajardinamiento al ingeniero paisajista francés Jean-Claude Nicolas Forestier y a su ayudante, el arquitecto Nicolau M. Rubió i Tudurí. Juntos, crearon un estilo paisajístico mediterráneo distintivo para este espacio.
Arte
En los Jardines de Laribal, el arte y la arquitectura se fusionan para crear un entorno de belleza y significado cultural. Aquí destacan varias obras importantes:
- Estival (1929) de Jaume Otero: esta figura femenina sentada, elaborada en mármol y de estilo art déco, preside la rosaleda. Es una representación elegante y refinada que añade un toque de gracia al paisaje del jardín.
- La noia de la trena (1928) de Josep Viladomat: esta escultura de bronce retrata a una joven que se recoge el pelo en una trenza. Es una obra que captura la juventud y la belleza en un estilo naturalista y expresivo.
- Repòs (1925) de Josep Viladomat: otra obra de Viladomat, esta escultura de piedra de tamaño natural representa un desnudo femenino. Ubicada cerca de la entrada de la Fundación Joan Miró, transmite una sensación de calma y serenidad.
- Fuente del Gato: esta fuente, esculpida por Joan Antoni Homs en 1918, es muy popular en la ciudad. El agua fluye desde la cabeza de un felino, proporcionando un punto de interés único y atrayente dentro del jardín.
- Fuente de cerámica esmaltada con motivos marinos: situada cerca de la rosaleda, esta fuente es obra del ceramista Llorens Artigas. Su diseño decorativo con motivos marinos y un surtidor coronado complementa el entorno natural de los jardines.