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Cantabria es una comunidad autónoma que merece ser explorada detenidamente, debido a su extraordinaria combinación de mar y montaña. Se trata de un territorio de marcados contrastes, que ofrece posibilidades para todos los viajeros y preferencias. Lo más destacado de cada entorno se puede vivir en un solo día, gracias a que las distancias son bastante reducidas.
Para un fin de semana de escapada o para disfrutar de unas vacaciones prolongadas, hay un pueblo en Cantabria que es imprescindible visitar: Santillana del Mar. Sus calles inclinadas, el majestuoso edificio del Parador de Turismo y la plaza donde se erigen las torres de Merino y Don Borja configuran un escenario encantador, donde los visitantes sienten que han retrocedido en el tiempo.
Santillana del Mar, un pueblo «mágico»
En el siglo VIII, monjes llegaron a una zona desierta cerca de Planes con las reliquias de Juliana, estableciendo una ermita y comenzando la colonización de tierras. Bajo el reino asturleonés, Santillana ganó relevancia administrativa y fue mencionada como «Concejo de Santillana de Camesa» en 1100.
La abadía prosperó económicamente, siendo un punto de parada para peregrinos en camino a Santiago. Alfonso VIII otorgó el Fuero en 1209, pero la influencia señorial creció, culminando con la cesión al Marqués de Santillana. Luego pasó al Duque del Infantado de Potes hasta el ayuntamiento constitucional en 1833.
Lugares de interés
La Plaza Mayor de estilo medieval es espectacular. Aquí se encuentran algunos de los monumentos más importantes de la localidad como las torres góticas del Merino y Don Borja, el Ayuntamiento y las hermosas Casa de la Parra y Casa del Águila. La Casa del Cura, adornada con balcones rebosantes de flores, es uno de los lugares más fotografiados.
Pasear por el casco antiguo del pueblo es una experiencia para los sentidos, ya que cada rincón está impregnado de encanto medieval. La Torre de Los Velarde, la Casa de los Quevedo y el lavadero del pueblo en la calle Carrera son puntos clave en el recorrido.
El Museo del Barquillero, ubicado en la antigua Casa de la Archiduquesa Margarita de Austria, merece mucho la pena. Alberga una colección juguetes tradicionales y tiene exposiciones interactivas.
También es interesante visitar el Museo Diocesano Regina Coeli para descubrir una impresionante colección de más de 600 obras de arte sacro que datan desde el siglo VII hasta el XX. Este museo, situado en un convento del siglo XVI, es una parada imprescindible para los amantes del arte y la historia.
La Colegiata de Santa Juliana, construida en el siglo XII, es una de las joyas arquitectónicas de Santillana del Mar. Su impresionante fachada, el retablo mayor gótico y el magnífico claustro decorado con 42 capiteles son imperdibles.
Finalmente, la Playa de Santa Justa es una pequeña cala situada a seis kilómetros al norte de la villa. Con su hermosa ermita y sus impresionantes acantilados, esta playa es el lugar perfecto para disfrutar de la belleza natural de Cantabria.
Cueva de Altamira
La Cueva de Altamira, redescubierta por Marcelino Sanz de Sautuola en 1879, se encuentra en el entorno del Museo de Altamira, situado en una de las colinas que rodean el apacible valle que acoge a la histórica villa de Santillana del Mar.
El hallazgo de esta cueva provocó un intenso debate entre los arqueólogos de la época, quienes dudaban de la capacidad de los hombres prehistóricos para crear pinturas tan detalladas y precisas.
La sala principal, conocida como la «Capilla Sixtina del arte cuaternario», alberga una impresionante colección de animales y símbolos plasmados en su techo. Destacan los 21 bisontes en diferentes poses, acompañados de otros animales como ciervos, caballos, cabras y bóvidos, así como figuras humanas y signos, creados con diversas técnicas que incluyen grabado, pintura y efectos de sombreado. Esta composición, datada hace 14.000 años, exhibe una belleza y un dinamismo únicos en el arte paleolítico.
Además de la sala principal, la cueva alberga numerosos grabados de incluso mayor antigüedad, así como un importante yacimiento arqueológico en su vestíbulo. En reconocimiento a su valor histórico y artístico, la Cueva de Altamira fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.
Horarios
Entre los meses de mayo y octubre, la Neocueva y el Museo de Altamira están abiertos de martes a sábado de 9:30 a 20:00, y los domingos y festivos de 9:30 a 15. Por otro lado, de noviembre a abril, el horario es de martes a sábado de 9:30 a 18:00, y los domingos y festivos de 9:30 a 15:00.
Es importante tener en cuenta que hay algunos festivos en los que el museo permanece abierto este 2024, como el 28 y 29 de marzo, el 25 de julio, el 15 y 16 de agosto, el 12 de octubre, el 1 de noviembre y el 6 de diciembre. Sin embargo, hay días de cierre establecidos, como todos los lunes del año, el 1 y 6 de enero, el 1 de mayo, el 28 de junio, y el 24, 25 y 31 de diciembre.