Tengo 51 años y no quiero que la tecnología me trate como a un inútil


Llevo toda la vida usando tecnología. He pasado por disquetes, módems que chillaban y pantallas de tubo más profundas que la mesa desde la que escribo. Hoy, con 51 años, sigo rodeado de gadgets, cacharros, apps y sistemas operativos. Y aunque algunos crean que a partir de cierta edad uno debería estar peleándose con el mando de la tele, lo cierto es que muchos de nosotros sabemos perfectamente lo que queremos y cómo usarlo. Por eso me cuesta entender por qué tanta tecnología para adultos está diseñada como si fuésemos nuevos en esto.
¿Por qué la tecnología nos infantiliza?
No sé en qué momento se decidió que los mayores de 50, y el público en general, necesitábamos tutoriales para todo. Cada vez que enciendo un nuevo móvil Android para probarlo, me echo a temblar. ¿De verdad tengo que decirle que sí a veinte preguntas, configurar permisos uno por uno, y ver cómo me salta un asistente que me explica cómo usar la cámara? No quiero que me lleven tanto de la mano. Quiero que me dejen empezar a usarlo y, si me pierdo, ya buscaré ayuda. Pero no, parece que por defecto todos necesitamos que nos hablen como si fuera la primera vez que vemos un teléfono con pantalla táctil.
Y no es solo Android. Algunas apps son igual de pesadas, no puedes abrirlas sin que aparezca un carrusel de bienvenida lleno de dibujitos y frases tipo “¡Hola! ¡Empecemos!”. Mira, si lo que quiero es configurar dos cosas y empezar a trabajar, no me pongas una parque de bolas para explicarme lo básico. La tecnología para adultos no debiera ser así en ningún caso.
Entre la accesibilidad y la condescendencia
No estoy en contra de que la tecnología sea accesible, faltaría más. Me parece genial que haya opciones para quienes se están iniciando o para quien prefiere un camino más guiado. Lo que no entiendo es por qué esa versión simplificada tiene que ser la única disponible, o por qué me cuesta tanto quitarla.
Muchos dispositivos esconden las opciones avanzadas como si fueran peligrosas. Como si, por tener una edad, fuera mejor que no toque nada. ¿Tan difícil es dejar que el usuario elija desde el principio si quiere ir al grano o seguir el recorrido paso a paso?
Adultos, sí. Torpes, no.
Lo digo claro, tener más de 50 no nos vuelve torpes. De hecho, muchos hemos aprendido a usar tecnología desde que ni siquiera venía con instrucciones. Y aunque agradezco que todo sea más intuitivo, no necesito que me lo den todo mascado. A veces incluso se agradece cierta complejidad, porque te permite personalizar y afinar lo que haces.
Hay marcas que lo hacen mejor. Apple, por ejemplo, tiene esa forma de hacerlo todo sencillo pero sin quitarte el control si quieres ir más allá. No pasa en todos lados. En muchos Android, para desactivar una notificación molesta tienes que escarbar como si estuvieras buscando petróleo.
Queremos tecnología útil, no paternalismo digital
Lo que quiero es que la tecnología se adapte a mí, no que me trate como si no supiera adaptarme a ella. Que me ofrezca herramientas para hacer mi vida más fácil, pero sin decidir por mí lo que puedo o no puedo hacer. No soy nuevo en esto. Y como yo, millones de adultos que no solo usan tecnología todos los días, sino que la disfrutan, la entienden y la valoran.
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