No es un fallo: el iPhone 17 está pensado para funcionar sin protector de pantalla
El iPhone 17 pierde eficacia visual cuando se interpone un protector de pantalla sobre su cristal
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El iPhone 17 está diseñado con una de las pantallas más particulares que Apple ha lanzado en los últimos años, y eso tiene una consecuencia inesperada: no se lleva bien con un protector de pantalla. La tecnología que estrena este modelo depende de una interacción directa entre la luz y el cristal, un equilibrio que se rompe en cuanto se añade cualquier lámina encima.
Por qué el iPhone 17 no es buen candidato a un protector
La clave, según ha revelado AstroPad, está en la capa ultrafina de tipo Fresnel integrada dentro del panel. Esta capa interviene en la reducción de reflejos, la mejora de nitidez y la lectura en exteriores, y está diseñada para trabajar sin barreras externas. El cristal necesita estar expuesto tal y como sale de fábrica para que la luz incida de la forma prevista, y eso explica por qué este modelo responde peor cuando se coloca un protector.
Las pruebas realizadas por firmas especializadas muestran que un simple protector modifica la forma en la que la pantalla gestiona los reflejos. Puede aparecer una imagen con menos contraste, más destellos o incluso pequeñas distorsiones que restan uniformidad al panel. Aunque el protector sea de buena calidad, sigue actuando como una capa no planificada en el diseño original, alterando el rendimiento óptico en general.

Una tecnología que rinde mejor sin añadidos
El sentido del iPhone 17 es claro, su pantalla está pensada para funcionar sin intermediarios. Apple ha apostado por un cristal con tratamientos específicos, microtexturas y un comportamiento óptico afinado, que pierde parte de su sentido cuando se añade una lámina por encima. En modelos anteriores esto ya tenía cierto impacto, pero en esta generación se nota todavía más.
Esto convierte a este dispositivo en uno de esos casos donde un accesorio tradicionalmente imprescindible deja de ser recomendable. A medida que las pantallas evolucionan, también cambia la forma en la que interactúan con elementos externos, y en algunos modelos de gama alta proteger la pantalla con un cristal templado implica más inconvenientes que beneficios.
Mi experiencia desde el iPhone 15
Esto conecta con mi propia experiencia. Desde el iPhone 15 he dejado de utilizar protector de pantalla en los iPhone porque los avances en resistencia y tratamientos oleofóbicos ya hacían que la protección añadida fuera menos necesaria. Además, muchas de estas capas ópticas trabajaban peor cuando había una lámina encima.
El iPhone 17 vuelve a confirmar esa tendencia. Su sistema de pantalla, basado en una interacción precisa entre luz y cristal, rinde mejor cuando se usa tal y como está diseñado. Añadir un protector implica renunciar a parte de la nitidez y la reducción de reflejos que lo caracterizan, y por eso no es el mejor candidato para llevar uno.