Cuando los pediatras recetan magia y sonrisas… y funciona

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Niños sonrientes (Foto. Istock)

«Humanización de la sanidad”. Es el concepto que emerge con fuerza justo cuando la asistencia sanitaria está más tecnificada que nunca y cuando las pruebas diagnósticas y las terapias han alcanzado cotas de sofisticación clínica y científica nunca vistas. El factor humano, la empatía y poner el foco en los enfermos y no (solo) en las enfermedades se ven cada vez más como una parte indispensable de la relación médico-paciente. Y si el paciente es un niño, todo esto adquiere aún más valor.

Es en este contexto en el que los pediatras del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz han puesto en marcha una sorprendente iniciativa: recetar magia, sonrisas y diversión a los pequeños hospitalizados. En el marco del Plan de Humanización Sanitaria del prestigioso centro madrileño, una vez a la semana el mago Ángel Dlin visita a todos los niños hospitalizados (salvo en los casos en los que su situación médica no lo permita o recomiende), a quienes realiza sesiones de magia individualizadas en sus mismas habitaciones.

“Se trata de una actividad que ayuda a los niños y a sus familiares a aliviar la lógica tensión que generan estos ingresos, animándolos y tranquilizándolos respecto a sus enfermedades”, explica el doctor José Fernández-Cantalejo, especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid. El éxito de esta peculiar terapia permite incluso que, en ocasiones, “podamos disminuir la medicación que administramos a los pequeños para aliviar el dolor y otras molestias. Estamos convencidos de que este tipo de acciones colabora a humanizar los centros hospitalarios y son aún más necesarios en el caso de los ingresos pediátricos”, añade.

Las sesiones de magia infantil en la Fundación Jiménez Díaz -que también se realizan en los hospitales universitarios Rey Juan Carlos de Móstoles, Infanta Elena de Valdemoro y General de Villalba- han logrado crear un entorno y momentos en los que la magia, la ilusión y las risas sustituyen a la preocupación, la tensión, el tedio y hasta las molestias o el dolor, mejorando el humor del pequeño y sus familiares y el ambiente en general, haciendo aflorar emociones positivas y optimizando la adaptación y confort durante el período de hospitalización.

“Desde que asisten a las sesiones de magia, los niños están más entretenidos y contentos, dibujan lo que ven y así lo viven todo de forma menos dramática, y eso les ayuda tanto a ellos como a los padres, que notan que sus hijos están más contentos y relajados”, constata el doctor Fernández-Cantalejo.

Los padres apoyan el proyecto

Por su parte, los padres también lo tienen claro: ven cómo mejora el estado de ánimo general de sus hijos y cómo disminuye su temor al ambiente hospitalario, tan distinto de su medio natural.

“La magia alegra mucho a los chavales y eso es súper positivo”, asegura José Francisco, padre de una menor hospitalizada cuya madre, Irene, coincide en esta percepción: “La magia tiene muchos beneficios en los niños y también en nosotros, en los familiares; hace que te olvides por un momento de la situación que estás pasando”. También Yajaira, otra madre, valora muy positivamente el espectáculo, que ha logrado “sacarle una sonrisa y le ha venido muy bien a mi pequeño, que estaba un poco triste tras varios días ingresado”.

Porque se trata de distraer y hacer más llevadera la estancia hospitalaria, pero también de animar y recuperar el espíritu, inocencia y optimismo innatos de los niños que pueden verse afectados a lo largo de la hospitalización, explica por su parte el mago Dlin, que adapta su espectáculo a este escenario tan particular y sensible. “Elijo trucos de magia que sean juegos muy visuales, atractivos a la vista, muy divertidos y con altas dosis de humor, porque uno de los objetivos es que se rían, cambiarles el estado de ánimo, especialmente a los pequeños que acumulan varios días ingresados», detalla Dlin.

La iniciativa, como recuerda la doctora Mónica Delgado, supervisora de Pediatría del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, surgió a raíz de la obra teatral con magia que se celebra cada Navidad en el centro. “La reacción que observábamos en los niños nos hizo plantearnos la conveniencia de incorporar a lo largo de todo el año esta estrategia, que completa con risa el tratamiento médico de los más pequeños para contribuir a mejorar su salud y, cuando menos, hacerles más llevadera su estancia hospitalaria”. Y dado el éxito cosechado, el espectáculo debe continuar.

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