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¿Qué es una embolia pulmonar como la sufrida por Genoveva Casanova?

La Universidad de Navarra describe la embolia pulmonar, también llamada enfermedad tromboembólica venosa, como la formación de trombos en el sistema circulatorio venoso que pueden ser liberados en la circulación general y llegar a las arterias pulmonares. El trombo puede desarrollarse en un vaso sanguíneo en cualquier parte del cuerpo, a menudo en la pierna.

Esta patología es una afección grave que puede causar un daño permanente en el pulmón afectado, bajos niveles de oxígeno en la sangre o lesiones en otros órganos del cuerpo por no recibir suficiente oxígeno. Hace varios días Genoveva Casanova, ex mujer de Cayetano Martínez de Irujo, sufrió esta afección pulmonar, con la suerte de encontrarse en un centro médico. Una situación que ha favorecido la buena evolución de la paciente.

Cómo se produce y síntomas

La embolia pulmonar se produce cuando un coágulo de sangre se atasca en una arteria pulmonar y bloquea el flujo de sangre hacia una parte del pulmón. Los coágulos de sangre suelen comenzar en las piernas y ascienden hacia el lado derecho del corazón para luego alojarse en los pulmones.

Los síntomas dependen del tamaño del émbolo y de la existencia o no de enfermedad previa del corazón o los pulmones, como lo define la Fundación Fuente.

Hay varios síntomas que nos pueden hacer sospechar que la persona que los presenta está sufriendo una EP, aunque la mayoría de ellos no son específicos y pueden aparecer en otras enfermedades. Son síntomas de comienzo súbito y los más característicos son los siguientes:

Sensación de falta de aire (disnea)
Es el síntoma más frecuente y se manifiesta como dificultad para inspirar profundamente y realizar una respiración plena y satisfactoria. En personas sanas acostumbra a aparecer de una forma brusca, aunque otras veces aumenta progresivamente de intensidad a lo largo de unos días.

En personas con una enfermedad previa del corazón o de los pulmones se puede manifestar como un aumento de la fatiga habitual.

Dolor en el tórax
Suele ser un dolor brusco, intenso y opresivo o punzante. Se puede localizar en la cara anterior del pecho, detrás del esternón, como si fuera el de un infarto, o bien localizarse en un lado del tórax, la espalda y, más rara vez, en la parte alta del abdomen. Es un dolor que aumenta al inspirar o toser y no cambia con las posturas o el reposo.

Pérdida de conocimiento (síncope)

A veces el esfuerzo del corazón no es suficiente para vencer la oclusión de las arterias pulmonares y puede fallar transitoriamente. Entonces no llega suficiente cantidad de sangre y oxígeno al cerebro. En ese momento la persona pierde el conocimiento y puede caerse. Generalmente, este síntoma se produce cuando la EP es extensa, es decir, cuando afecta a muchas arterias pulmonares o cuando se produce en personas que ya tienen enfermos, el corazón o los pulmones .

Tras una embolia pulmonar pueden quedar algunas zonas del pulmón lesionadas o inflamadas, que provoquen dolor punzante, especialmente con los movimientos de la respiración. Y pueden durar meses o incluso años.

Diagnóstico

Se suele realizar una pulsioximetría y radiografía de tórax, angiografía por TC, ecografía de las piernas, gammagrafía de perfusión pulmonar, o una combinación de estas pruebas.

Los médicos sospechan el diagnóstico de embolia pulmonar basándose en los síntomas del paciente y sus factores de riesgo, como una intervención quirúrgica reciente, un periodo prolongado en cama o una propensión a la formación de coágulos. Una embolia pulmonar importante puede ser relativamente fácil de diagnosticar para los médicos, sobre todo si el estado de la persona presenta trastornos evidentes que podrían causar una embolia pulmonar, como signos de un coágulo sanguíneo en una pierna. Sin embargo, en muchos casos, los síntomas son mínimos o se confunden con síntomas de otros trastornos como una neumonía, un infarto de miocardio, asma o incluso cálculos renales, un importante motivo por el cual la embolia pulmonar a menudo resulta difícil de diagnosticar. La embolia pulmonar es, efectivamente, uno de los trastornos graves más difíciles de identificar y diagnosticar para los médicos.

Los niveles de oxígeno en la sangre se miden con un sensor que se coloca sobre el pulpejo del dedo (oximetría). Dado que una embolia pulmonar bloquea las arterias pulmonares, el nivel de oxígeno en la sangre puede ser bajo. A veces, los médicos también toman una muestra de sangre y miden la concentración de oxígeno y otros gases que contiene.

Tratamiento

El tratamiento de la embolia pulmonar comienza con el tratamiento de los síntomas. Se suministra oxígeno cuando los niveles de oxígeno en sangre son bajos. Es posible que se necesiten analgésicos para aliviar el dolor. Si la presión arterial es baja se administran líquidos intravenosos y, a veces, fármacos que aumentan la presión arterial. La ventilación mecánica (tubo de respiración) puede ser necesaria si se desarrolla insuficiencia respiratoria.

Anticoagulación

Los fármacos anticoagulantes se administran para diluir la sangre, lo que contribuye a que circule más libremente y, por tanto, a evitar el aumento de tamaño de los coágulos de sangre existentes y a prevenir la formación de nuevos coágulos. Las opciones farmacológicas son heparina, fondaparinux o los nuevos anticoagulantes, como apixaban, rivaroxaban, edoxaban y dabigatran o, en algunos casos, warfarina.

La heparina se administra por vía intravenosa y, por tanto, actúa con rapidez y se puede revertir rápidamente. Sin embargo, la heparina requiere la realización frecuente de análisis de sangre para controlar el efecto y hospitalización continuada.

Terapia trombólica

Los fármacos trombolíticos («fármacos destructores de coágulos») como alteplasa (tPA), rompen y disuelven los coágulos de sangre. Debido a que estos medicamentos pueden causar sangrado peligroso o fatal, por lo general sólo se utilizan en personas que parecen estar en peligro de muerte debido a una embolia pulmonar. Excepto en las situaciones más graves, estos fármacos no suelen administrarse a pacientes que hayan sido operados en las 2 semanas previas, mujeres embarazadas, personas con un accidente cerebrovascular reciente o con excesiva propensión a sangrar.

Medidas físicas

En algunos centros, si una persona parece estar en peligro de morir a causa de una embolia pulmonar masiva, el médico puede tratar de deshacer el émbolo introduciendo un catéter en la arteria pulmonar.

Puede ser necesario recurrir a la cirugía en algunos casos de embolia grave. La eliminación de un émbolo pulmonar en la arteria pulmonar puede evitar un desenlace mortal. La cirugía se utiliza también para extraer coágulos de larga permanencia en la arteria pulmonar que causan ahogo persistente y tensiones muy altas en la arteria pulmonar (hipertensión pulmonar).

Mediante una intervención quirúrgica puede colocarse un filtro en la vena principal del abdomen que drena la circulación sanguínea de las piernas y la pelvis hacia el lado derecho del corazón. Este filtro puede utilizarse cuando la formación de émbolos es recurrente a pesar del tratamiento con anticoagulantes, o cuando estos no pueden ser utilizados o causan importantes hemorragias. Los coágulos se suelen originar en las piernas o en la pelvis, y el filtro impide que lleguen a la arteria pulmonar. Los filtros modernos son extraíbles, lo que evita algunas complicaciones que pueden producirse si se dejan instalados de forma permanente.