Patrono de la Fundación Grünenthal

Paloma Casado: «En ningún caso se puede normalizar que una persona viva permanentemente con dolor «

"El dolor crónico ha de ser abordado de forma holística, teniendo en cuenta el impacto no solo a nivel biológico, sino emocional, social, y cómo no, espiritual "

"En el caso de los hospitales que no cuentan con recursos específicos para ello, el dolor ha de seguir siendo un área de trabajo priorizado frente a otros desarrollos "

No se puede normalizar que una persona viva permanentemente con dolor
Paloma Casado.

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El dolor es uno de los trastornos que más afecta y preocupa a las personas y es el síntoma que con mayor frecuencia motiva una consulta médica, según el informe sobre los protocolos que deben seguir las Unidades de Tratamiento del Dolor (UTD) que publica el del Ministerio de Sanidad y que son los servicios asistenciales creados para la atención a personas con dolor. Las UTD quedan definidas en este dossier, como «una organización de profesionales de la salud que ofrece asistencia multidisciplinar, que cumple con los requisitos funcionales, estructurales y organizativos que garantizan condiciones de seguridad, calidad y eficiencia «.

Este informe también constata que la frecuencia de dolor crónico en población adulta en España es muy elevada. La última encuesta sobre la salud de los ciudadanos del Instituto Nacional de Estadística (INE), corrobora esta afirmación ya que el 49,3% de hombres y el 59,1% de mujeres de 15 y más años, tienen alguna enfermedad o problema de salud crónico percibido. Estos porcentajes se incrementan a medida que aumenta la edad, siendo los índices superiores en las mujeres en todos los tramos de edad.

En el informe del Ministerio de Sanidad, se llega a la conclusión de que el abordaje del dolor crónico deber ser multidisciplinar, puesto que sólo los programas integrales han demostrado su eficacia y costo-efectividad. Las UTD suelen estar coordinadas por un médico anestesiólogo especialista en el tratamiento del dolor (algólogo) y según las necesidades de cada paciente, recurrirá a otros profesionales para que intervengan en el tratamiento como pueden ser neurocirujanos, traumatólogos, rehabilitadores, fisioterapeutas, reumatólogos, oncólogos, psicólogos, psiquiatras o médicos de atención primaria.

Muchos centros sanitarios públicos y privados de tu entorno cuentan ya con un equipo asistencial dedicado al dolor, son las denominadas Unidades de Tratamiento del Dolor (UTD) o ‘clínicas del dolor’. A ella recurren pacientes con dolores crónicos o puntuales que los médicos no son capaces de reducir. Estas unidades multidisciplinares tienen como único objetivo mejorar la calidad de vida de las personas, para que puedan disfrutar de alivio y vivir sin dolor. Para hablarnos sobre estos temas, OKSALUD entrevista la Directora Gerente del Hospital Universitario del Sureste en Servicio Madrileño de Salud (SERMAS) y patrono de la Fundación Grünenthal, Paloma Casado, quien sostiene que «en ningún caso se puede normalizar que una persona viva permanentemente con dolor «.

PREGUNTA.- Para el tratamiento de una enfermedad crónica dolorosa es necesario un abordaje multidisciplinar. ¿Esto es una práctica habitual en los hospitales públicos? ¿Y en los privados?

RESPUESTA.- Efectivamente, es esencial el abordaje multidisciplinar. En ese sentido, hay diferencias entre hospitales, no por el hecho de ser públicos o privados, sino dependiendo de la propia idiosincrasia de cada uno. Esto depende en gran parte de la estrategia del hospital y del impulso que la dirección imprima. Queda mucho camino por recorrer para conseguir que sea una práctica habitual, pero se están dando pasos. Para ello es importante que todos los agentes implicados vayan alineados. La existencia de diversos planes en las comunidades autónomas, así como documentos de consenso de sociedades científicas y de asociaciones de pacientes, hace que el despliegue en hospitales se vea facilitado.

P.- ¿Cuáles son las últimas novedades en tratamientos para el dolor crónico? ¿Qué avances merece la pena resaltar?

R.- Las alternativas terapéuticas son muchas, farmacológicas y no farmacológicas. Por ello el dolor crónico ha de ser abordado de forma holística, teniendo en cuenta el impacto no solo a nivel biológico, sino emocional, social, y cómo no, espiritual. En este sentido, cada vez es más relevante tener en cuenta aspectos más relacionados con la humanización en la atención a la persona con dolor crónico. Para ello, no debe olvidarse la participación del paciente, que exponga qué es lo que para él o ella tiene más repercusión en su vida, y esto es clave si queremos personalizar los tratamientos. La innovación en los tratamientos del dolor crónico llega de la mano de la personalización en el uso de fármacos y de las nuevas tecnologías (como la radiofrecuencia, por ejemplo). Pero no debemos olvidar que esa personalización ha de contemplar otros factores que influyen en la vida de las personas y que no son sólo biológicos.
También deseo destacar la necesidad de involucrar al entorno del paciente (familiares y cuidadores) y a la sociedad en su conjunto. Concienciar, formar e informar a estos grupos de interés nos va a ayudar a la mejora en el abordaje del dolor crónico. Se trata de dar a conocer el impacto que tiene y las limitaciones que conlleva en las vidas de las personas que lo padecen. Que la sociedad hable del dolor es importante para dar pasos hacia la mejora.

P.- ¿Los pacientes con dolor crónico, podrán vivir sin él en un futuro a corto y medio plazo?

R.- Ojalá. Vivir sin dolor es un objetivo que marca la visión de esta Fundación. Es difícil saber si en algún momento se podrá alcanzar plenamente, pero sin duda podemos y debemos acercarnos mucho más. Lo que ya es real es que en la actualidad existen muchas formas y herramientas que permiten abordar, paliar e incluso silenciar el dolor. Lo importante es seguir mejorando su gestión integral, tanto dentro del sistema sanitario público y privado, como en la adecuada gestión administrativa y social. Para ello la investigación es clave, tanto en el ámbito farmacológico como en otros, porque lo que en ningún caso se puede normalizar es que una persona viva permanentemente con dolor.

P.- ¿Qué proyectos/investigaciones llevará a cabo la Fundación en 2023?

R.- La Fundación Grünenthal lleva más de veintidós años trabajando para ayudar a generar conocimiento en el campo de dolor y para concienciar sobre lo que esta enfermedad representa para los pacientes, su entorno y para toda la sociedad. En 2023 seguiremos trabajando en esta línea. Apoyamos y promovemos la investigación en dolor que desarrolla al Observatorio de Dolor de la Universidad de Cádiz y con ellos ahondaremos en nuevos datos sobre lo que representa el dolor crónico en España, colaboramos con la prestigiosa Cátedra de Dolor Infantil de la Universidad Rovira y Virgili, desarrollaremos junto con la Universidad Rey Juan Carlos una nueva edición de formación sobre dolor para pacientes, lanzaremos una nueva edición de los premios de investigación en dolor, también de los premios de periodismo, tenemos previsto colaborar con sociedades científicas y con asociaciones de pacientes en proyectos que ayuden a mejorar su calidad de vida, realizaremos varios foros en diferentes zonas de España para juntar a los pacientes con los profesionales de la salud, con los gestores públicos, con los periodistas para conocer y concienciar y para promover iniciativas que mejoren la calidad de vida de las personas que padecen dolor crónico. Son solo algunas de las acciones cuya puesta en marcha será una realidad en 2023.

P.- De cara a 2023 ¿Cree que se invertirá más en las unidades del dolor en la medicina pública y en la privada? ¿Y habrá recursos para modernizarlas y adecuarse a los últimos avances?

R.- El destino que se dé a los recursos disponibles (que siempre son limitados) depende en gran parte, como he apuntado al principio, de la estrategia del centro. Los centros que apuestan y priorizan el abordaje del dolor destinarán inversiones a ello, inversiones que a medio y largo plazo supondrán una mejora de los resultados sobre los pacientes. En el caso de los hospitales que no cuentan con recursos específicos para ello, el dolor ha de seguir siendo un área de trabajo priorizado frente a otros desarrollos. Como existe cierta flexibilidad a la hora de destinar los recursos en los hospitales (siempre dentro de los objetivos institucionales), si se apuesta por mejorar el abordaje del dolor, se focalizarán ahí los esfuerzos antes que en otras áreas. La clave es saber qué es lo que más importa a tus pacientes y responder a ello. Creo que en el caso del dolor no hay duda, pues afecta a más de un tercio de la población, con un gran impacto en la calidad de vida. No nos equivocaremos si lo priorizamos.

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