Los médicos alertan de brotes de gonorrea, clamidia y sífilis: la práctica del chemsex dispara los casos

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) más frecuentes en España son la gonococia, la clamidiasis (incluyendo el LGV) y la sífilis

chemsex y slam gonorrea, clamidia y sífilis
Una persona consumiendo droga.
Diego Buenosvinos
  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

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Los médicos internistas han advertido del aumento de los casos de gonococia, clamidiasis, incluido el LGV, y sífilis, favorecidos por el chemsex (consumo de drogas para facilitar o intensificar la actividad sexual) y el slam (modalidad de chemsex, es decir, uso de drogas recreativas para intensificar las relaciones sexuales), mientras que se percibe una bajada de los casos de VIH gracias a las terapias preventivas.

Actualmente, las infecciones de transmisión sexual (ITS) más frecuentes en España son la gonococia, la clamidiasis (incluyendo el LGV) y la sífilis, según el Registro Nacional de las Enfermedades de Declaración Obligatoria (EDO).

En este sentido, hay que señalar que estas prácticas sexuales consistentes en el uso de drogas para mantener relaciones sexuales de forma prolongada y con distintas parejas sexuales, producen una intensa desinhibición y disminuyen la percepción cognitiva y emocional del riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual (ITS).

El Dr. Jorge Del Romero Guerrero, director médico del Centro Sanitario Sandoval perteneciente al Hospital Clínico de Madrid, ha señalado que «no todo» consumo de drogas para mantener relaciones sexuales se considera chemsex. Así, aunque no existe un claro consenso científico sobre su definición, se define como «el consumo intencionado de drogas, principalmente mefedrona (u otras catinonas sintéticas), metanfetamina y GHB/GBL, y otras sustancias (con frecuencia en policonsumo) para mantener relaciones sexuales, generalmente en grupo (sesiones, chills) durante un periodo prolongado de tiempo (entre varias horas y días) en el contexto sociocultural del colectivo LGTBI».

Si bien el consumo en chemsex varía en función de la región donde se practica, las sustancias más utilizadas incluyen la mefedrona («mefe»), que pertenece a la familia farmacológica de las catinonas sintéticas. Estas sustancias se modifican químicamente para eludir la fiscalización internacional, lo que resulta en más de 220 variantes, algunas de ellas son la ‘Alfa’ (Alpha-PVP) o el Monkey dust (Alpha-PiHP), que «son 10 veces más potentes» que la cocaína.

El Dr. Romero indicó que la experiencia que tienen en el Centro Sandoval, en Madrid, es que actualmente «la mefedrona (catinonas sintéticas) es la sustancia más prevalente», seguida del GHB y el popper. También detecta un aumento del consumo intravenoso de drogas (especialmente mefedrona y metanfetamina), fenómeno conocido como slam o slamming. En Sandoval, añade, la prevalencia del slam «ha aumentado significativamente» en los últimos años.

Se reduce la percepción de riesgo

«En los últimos años, la alta eficacia preventiva de la transmisión del VIH mostrada por el TARs y la PrEP ha reducido la percepción del riesgo de contraer o transmitir el VIH y, consiguientemente, se ha reducido significativamente el uso del preservativo entre los HSH. Ello ha producido en el Centro Sandoval -de Madrid- una reducción del número de diagnósticos de infección por el VIH y un persistente incremento de los casos de gonorrea, clamidiasis/LGV y sífilis», apuntilló el especialista.

En cuanto al ‘slamming’ o ‘slam’ y el ‘fisting’ (introducción de la mano en el recto), prácticas estrechamente asociadas al chemsex, señaló que «facilitan» la transmisión del virus de la hepatitis C (VHC), ya que en Sandoval la «gran mayoría» de los diagnósticos de hepatitis aguda por el VHC se realizan en HSH, usuarios de chemsex, algunos de ellos asociados a dichas prácticas.

Por contra, los diagnósticos de hepatitis B «son infrecuentes» y se realizan principalmente en personas migrantes no vacunadas. El ‘slam’ se asocia a «múltiples complicaciones» como celulitis, flebitis o abscesos.

Finalmente, apunta a que el «complejo abordaje» terapéutico del paciente con consumo problemático de drogas «debe ser multidisciplinar», indicando que los retos de futuro son «aumentar la accesibilidad «al sistema sanitario y reducir las barreras administrativas, detección precoz del VIH, VHC y otras ITS (cribado oportunista), la disponibilidad generalizada de la PrEP y del TAR, universal e inmediata.

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