Publicado en "The Journal of Medicinal Chemistry"

Investigadores españoles patentan un método para modular el efecto del fármaco anticoagulante más común

Un equipo de investigación del CSIC identifican moléculas que revierten el efecto anticoagulante de la heparina, usada para tratar a enfermos con riesgo de trombos sanguíneos

Anticoagulante
Anticoagulante

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Científicos del del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto y sintetizado varias moléculas que inhiben el efecto del fármaco anticoagulante más común. Es un medicamento muy útil para tratar a enfermos en riesgo de sufrir trombos, pero en ocasiones es imprescindible bloquear su actuación, por ejemplo cuando estos pacientes se enfrentan a intervenciones quirúrgicas. Inhibir la acción anticoagulante es clave para evitar sangrados.

La heparina se utiliza, entre otras cosas, como tratamiento de la enfermedad coronaria, para tratar y prevenir la trombosis venosa profunda y el tromboembolismo pulmonar y para prevenir la trombosis durante ciertos procedimientos, como la hemodiálisis.

Dos de las moléculas identificadas por estos científicos ya se han probado, con muy buenos resultados, en un modelo experimental con ratones, lo que podría ser el paso previo para diseñar fármacos con esta función en el futuro. Los resultados de la investigación han sido patentados y publicados en la revista The Journal of Medicinal Chemistry (ACS).

En 2018 se publicó el trabajo que está en el origen de este hallazgo. En él, los investigadores utilizaron sistemas químicos combinatorios dinámicos y consiguieron una molécula sencilla que inhibía el efecto de la heparina, el fármaco anticoagulante más usado, aunque en esta fase inicial el experimento tuvo lugar «in vitro», no en un modelo de organismos vivos, sino en el laboratorio.

En este trabajo, el equipo liderado por Ignacio Alfonso, del Instituto de Química Avanzada de Cataluña, ha utilizado esta misma metodología para un cribado más amplio, lo que les ha llevado a descubrir moléculas con mayor potencial que han podido dar el salto a ensayos «ex vivo» e «in vivo» con ratones.

«Los ensayos de coagulación con ratones muestran que las moléculas optimizadas son potentes antídotos con uso potencial como fármacos de reversión de la heparina», explica el investigador.

El anticoagulante por excelencia

La heparina se utiliza ampliamente en clínica principalmente, no solamente como anticoagulante, sino también como antiviral y anticanceroso, recuerda el CSIC en la nota en la que informa del hallazgo.

Su uso se ha retomado aún con más fuerza debido a la pandemia de Covid-19, ya que actualmente se emplea como tratamiento preventivo de los trombos producidos en enfermos de coronavirus y en embarazadas. «Aunque es uno de los fármacos anticoagulantes más comunes, no está libre de peligros, y es fundamental contar con una eficiente y variada batería de antídotos» señala Alfonso.

«El tratamiento con heparina es muy común en enfermos con riesgo de presentar trombos sanguíneos. Sin embargo, en algunos casos se dan reacciones alérgicas o sobredosis, que producen la aparición de importantes hematomas o incluso hemorragias incontroladas», destaca el investigador. «Esto es especialmente crítico en enfermos bajo tratamiento con heparina que necesitan ser intervenidos quirúrgicamente de manera urgente o imprevista (por ejemplo, tras un traumatismo severo o un accidente cardiovascular). En estos casos la inhibición de la heparina circulante en el torrente sanguíneo es imprescindible para evitar complicaciones por sangrado excesivo», añade.

Actualmente el sulfato de protamina es el antídoto que existe para neutralizar la acción de la heparina, pero se trata de un fármaco de alto peso molecular, por lo que puede conllevar inconvenientes. No existe hasta la fecha en el mercado ninguna molécula pequeña que inhiba el efecto anticoagulante de la heparina. «La búsqueda de antídotos de heparina basados en moléculas pequeñas sigue siendo un desafío», señala Alfonso.

En este trabajo se ha utilizado de nuevo la metodología basada en la química combinatoria dinámica que aúna en un único proceso la selección, identificación y preparación de moléculas para una determinada aplicación, acelerando el desarrollo de nuevos compuestos funcionales.

«Los resultados obtenidos de esta investigación subrayan el éxito de esta metodología. Este estudio representa una validación definitiva de nuestro enfoque», concluye Alfonso.

La proyección de la química combinatoria dinámica demuestra ser una herramienta muy potente para el descubrimiento de nuevos hitos en el desarrollo de futuros medicamentos donde los enfoques convencionales han encontrado muchas dificultades para triunfar, aseguran en el CSIC.

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