Coordinador de Nuevas Tecnologías de Semergen

Dr. Sanz: «La telemedicina en sí misma no sirve para resolver el problema de la falta de profesionales»

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"La telemedicina no es útil ni para todos los pacientes ni para todo tipo de consultas", advierte.

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Gracias a la telemedicina, la atención médica se vuelve más accesible y conveniente, especialmente para aquellos que viven en áreas rurales o tienen dificultades de movilidad. Además, permite una mayor eficiencia en la gestión de recursos, optimizando el tiempo de los profesionales de la salud y reduciendo los costos asociados.

Con la crisis de la pandemia de COVID-19, nos acostumbramos a que nuestras consultas con el médico fueran a través del teléfono e incluso mediante teleconferencia. El sistema parecía abocado a un aumento de la telemedicina y de las consultas a distancia, pero en la actualidad eso no se ha llevado a cabo. Entrevistamos al Dr. Javier Sanz, coordinador de Nuevas Tecnologías de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), para que nos hable de la situación de la telemedicina en España, y qué beneficios puede aportar a pacientes y profesionales.

PREGUNTA.- ¿En qué estado se encuentra actualmente la telemedicina en España?

RESPUESTA .- El principal problema es a qué llamamos telemedicina. Lo que yo considero la telemedicina en condiciones, digamos, el gold standard, sería el equivalente a una conversación utilizando Zoom, Teams, Skype o cualquier comunicación en la que médico y paciente estuviésemos compartiendo el mismo espacio de tiempo. Donde podamos estar compartiendo información, por ejemplo, mostrando al paciente una radiografía, el resultado de su densitometría, de su radiografía de columna… Esta sería la telemedicina en las condiciones que a todo el mundo nos hubiese gustado tener. Parecía que con la pandemia iba a ser el modelo que se nos iba a imponer y que íbamos a tener en los centros de salud, pero a día de hoy ni está ni se le espera.

Luego, está la consulta telefónica que es otro tipo de telemedicina más simple, en la que solo nos comunicamos a través de la voz, este modelo ya está aquí y se utiliza. Lo que deberíamos tener es la posibilidad de decidir para qué tipo de paciente se aplica. Ahora mismo, es el propio paciente al que elige el mecanismo que quiere comunicarse con nosotros. 

P.- En este sentido, ¿Cuáles serían los principales beneficios que da la telemedicina bien hecha?

R.- Está claro que la telemedicina, ya sea a través de una videoconferencia o a través de una llamada de teléfono no es útil ni para todos los pacientes ni para todo tipo de consultas. ¿Quién se va a beneficiar más? Pues aquella persona que solo quiere una consulta rápida. Una duda de una medicación, una duda de una vacuna, pedir la analítica anual, etc.

También para casos que primero se hacen en cita presencial y luego el seguimiento, por ejemplo, el ajuste de las cifras de la tensión, puede ser una llamada en 3 semanas y unas preguntas. Y para pacientes que están en época laboral, de los 18 a los 67 años, que se van a beneficiar de no tener que salir una mañana del trabajo o pedir un día libre.

P.-  ¿Cree que para aliviar la congestión de la Atención Primaria sería viable este modelo? Por ejemplo, poniendo a un médico exclusivo de telemedicina.

R.- Se podría poner, pero yo creo que se quemaría el profesional. Porque siempre sería un mismo tipo de consultas. Aquí en España, a día de hoy, la atención primaria sigue funcionando por cupos de pacientes, dependiendo del nivel a la población a la que atienda y el grado de dispersión geográfica, tenemos cupos poblacionales de pacientes desde 1.200 hasta puntos de España con 1.800 o 1.900. Y las consultas están dividas en presenciales y telefónicas y se emplea el mismo tiempo para cada una de ellas. La congestión, la única forma de solucionarla, es contratando más personal. La telemedicina en sí misma no sirve para resolver el problema de la falta de profesionales.

Sí se podría ahorrar tiempo y esfuerzo, por ejemplo, si se unificaran en el mismo día todas las consultas para recibir resultados de pruebas médicas telefónicamente. Tanto el doctor como el paciente, podrían estar en su casa. Así el médico también podría teletrabajar pero eso es una idea…

P.- En su consulta, ¿cómo organizan la telemedicina?

R.- El paciente, cuando entra en la aplicación para pedir cita o cuando llama a los administrativos para solicitarla, puede decir que quiere cita con su médico de manera presencial o de manera telemática. Es su decisión y en nuestro caso, son casi siempre las primeras en agotarse.

Esta semana ya no me quedan citas telefónicas y telemáticas y para las presenciales aún tengo huecos. Depende del tipo de población a la que atiendas. Por ejemplo, la gente mayor, por el tema de la brecha digital, tiende a seguir cogiendo citas presenciales, aunque sea para una tontería. Puede ser por desconocimiento, porque nunca se le ha explicado a la población directamente, con un mensaje de publicidad en televisión, en radio. Las maneras y tipo de consulta a las que tienen acceso, lo han ido descubriendo por su cuenta.

En ese sentido, he echado en falta que la Administración Pública haya explicado bien a la población los beneficios y cuándo utilizar una cita telemática. Parecía que con la pandemia fue impuesta la consulta telemática telefónica, pero incluso a día de hoy, la consulta telemática sigue teniendo enormes ventajas.

P.- ¿Quizá haya una sensación de que la consulta telemática no es tan útil o tan eficaz como la consulta presencial?

R.- Creo que es este tipo de consulta, es útil para tres casos específicos como son solucionar dudas, dar resultados rápidos o para peticiones de pruebas. Por ejemplo, en el caso de pediatría, si los padres tienen una duda sobre cómo administrar la medicación a un niño porque les ha olvidado cuál era la dosis, la  consulta telefónica es perfecta porque no hace falta gastar una cita presencial y tanto el médico como el paciente ahorran tiempo. 

P.- ¿Y usted cree que, por ejemplo, para el tema de bajas médicas podría ser también una opción?

R.- También, pero ojo, que el paciente puede también ser muy pillo, hay que entender que, por ejemplo, a un paciente recién intervenido de una prótesis de rodilla o una prótesis de cadera, evidentemente, algún parte de continuidad se lo puedes dar telefónico. A un paciente que tiene una baja por una bronquitis, por ansiedad o por depresión, tienes que verle en una cita presencial.

Para las bajas, en procesos largos como el proceso oncológico, cualquier baja de una intervención quirúrgica con una rehabilitación posterior, que es una baja a lo mejor de 6 meses a 1 año, perfectamente se puede hacer por seguimientos telefónicos. 

P.- Aparte del teléfono, ¿Qué otras herramientas o tecnologías cree que deberían ir implantándose para para facilitar que la telemedicina se aplicase bien, se utilizase en los centros, etc.? ¿En qué áreas hay que formarse?

R.- El teléfono es una de ellas que tiene su utilidad para cualquier consulta rápida y como hemos dicho, tipo dosis tipo un resultado de un cultivo de orina, una petición, etc. Para la consulta, utilizando lo que hemos comentado al principio de gold standard, necesitamos una videoconferencia, que además de vernos cara a cara nos permitiría compartir información. No es lo mismo contarle al paciente los resultados  que enseñárselos directamente, mostrando, por ejemplo, su radiografía. Vas a ganar a nivel de profundidad, a la hora de transmitir el mensaje y a la hora de ser más empático en la relación con el paciente. Donde esté una imagen que se quiten las palabras. Está claro que aquí hay una diferencia respecto a la consulta telefónica. 

Claro, con el tema de la consulta utilizando plataformas de videoconferencia hay que ser muy escrupuloso por parte de los médicos. Lo primero es que hay que intentar ser puntuales con la hora de la llamada. Para eso lo mejor es poner las citas telemáticas a primera hora de la mañana o a última del día, o justo después del almuerzo. Es decir, en horas donde controlamos que no se nos va a pasar el tiempo. Al paciente habría que exigirle una dedicación, que esté en una habitación sin otras personas, que no le pille en un almuerzo de trabajo, que no le pille una cafetería…Todo esto para facilitar la comunicación y porque claro, se van a tratar temas que pueden ser delicados y por confidencialidad, lo mejor es estar a solas.

P.- En el sistema de Salud Pública actualmente, ¿cuál es el estado? ¿Cómo cree que podría implantarse mejor el tema de la telemedicina? ¿Cree que actualmente la administración puede podría hacer algo? Me imagino que puede hacer algo más para promocionar o para impulsar este tipo de consultas.

R.- Lo primero es empezar la casa por los pilares, no por el tejado. Hace falta digitalizar toda la atención primaria. Esto sería lo primero. Tendrás que tener software y hardware en todas, en todas partes que permitan este tipo de consulta.

El segundo paso es educar a la población, informar y enseñar sobre las maneras en que se puede coger cita. Hay mucha gente que no sabía que podías pedir cita con las aplicaciones y que, con la pandemia, se acercaban a la puerta del centro de salud a pedir cita de la forma tradicional.

Ahora hay muchas maneras de pedir cita, pero me atrevería a decir que hay gente que todavía no sabe si en su Autonomía se puede solicitar través de una aplicación de móvil.

P.- Para terminar, ¿la telemedicina va a llegar a las consultas?

R.- Yo creo que se empezó con mucha ilusión el tema de digitalizar la atención primaria, hay comunidades autónomas que han cambiado durante la pandemia todo el equipo de software y de hardware informático y han instalado cámaras web, pero luego no se ha llegado a ejecutar. O sea, que es una pena que todo este  impulso se haya frenado. Creo que deberíamos recuperar esa ilusión con la que se inició el proceso.

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