Descubre las afecciones que sufre tu cuerpo por el frío
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Si bien es posible que a consecuencia de las bajas temperaturas, alguna vez hayas sufrido sequedad en la piel o te hayas resfriado, puede que pienses que esas dos son las únicas consecuencias que el frío puede tener en nosotros. Hay más. Descubre las afecciones que sufre tu cuerpo por el frío.
Las bajas temperaturas pueden tener un impacto grave y muy negativo en diversas zonas de nuestro cuerpo ¡si cuando llega el invierno no nos resguardamos del frío debidamente!
Y es que esa sensación que sentimos, no es solo una consecuencia de la temperatura exterior sino que más bien es una alarma de nuestro cuerpo, como la sed o el dolor ¡y es por ello que deberíamos percibirla con la misma seriedad!
Pues efectivamente, el frío es la consecuencia directa de los termorreceptores que tenemos repartidos por toda la dermis pidiéndole al hipotálamo (un sistema natural «avanzado» que también se encarga de gestionar otras muchas funciones del organismo) que calibre la temperatura interna para estabilizarla mediante determinadas hormonas y evitar así no solo una hipotermia, sino también otras enfermedades más comunes como la rinofaringitis, la bronquitis, la amigdalitis, o la gripe; todas ellas habitualmente provocadas por una exposición prolongada a cualquier entorno que se encuentre por debajo de los 10 ºC.
Las técnicas de defensa de nuestro cuerpo
Además de la activación de esas hormonas, el hipotálamo provoca en el cuerpo otros síntomas para que nos demos cuenta de que necesitamos recuperar temperatura como por ejemplo los espasmos musculares, el tiritar o el castañeo de los dientes y el hormigueo o la palidez, estos últimos también provocados por el hipotálamo en beneficio de nuestros órganos vitales.
Esto se consigue redirigiendo la sangre por otros canales para evitar al que circule por zonas cercanas a la piel, pues es la zona que más cercana se encuentra al frío exterior. Son algunas de las afecciones que sufre tu cuerpo por el frío.
Y precisamente porque dejamos de recibir sangre en esas zonas más externas, mientras los vasos sanguíneos más externos se contraen ¡se produce el hormigueo que afecta, por ejemplo, a nuestros dedos!
De la misma manera, la piel de gallina o la aceleración de nuestro metabolismo, son también técnicas que nuestro cuerpo pone en marcha para preservar la temperatura de nuestro cuerpo a toda costa, pues en el primer caso las fibras musculares localizadas en el folículo del pelo se contraen para que el pelo se erice y cree bajo él una capa de aire que aísle la piel térmicamente.
En cuanto a la aceleración de nuestro metabolismo, el metabolismo basal se incrementa para que se segregan determinadas hormonas que le indiquen a las células que deben quemar más para generar más calor. Incluso en algunas personas, según su lugar de residencia y solo como respuesta a una aclimatación a largo plazo (es decir que se va desarrollando de generación en generación) ¡el grosor de la capa de grasa subcutánea que hace de protector térmico aumenta!
La importancia de resguardarnos del frío
Todo esto, se vuelve tremendamente importante porque lo cierto es que el frío puede ser muy agresivo y es que nuestro cuerpo, para sobrevivir, irá poniendo en marcha distintos mecanismos de protección que pueden llegar a ser tan agresivos como para provocar la llamada ‘anestesia por frío’ que es cuando los receptores del dolor dejan de funcionar cuando el frío es muy intenso; motivo por el cual pueden llegar a producirse congelaciones de algunos miembros sin que la persona afectada sienta dolor -aunque esto solo ocurre en situaciones muy extremas porque, como ya hemos dicho, antes de que esto ocurra el cuerpo nos avisa de muchas maneras.
También por los mismos motivos, solemos sentir dolor en la cara, las orejas y las manos cuando no las estamos protegiendo adecuadamente o sufrimos de dificultad para coordinar movimientos de motricidad fina y de temblores, e incluso de un cambio en el ritmo del corazón, pues podría llegar a producirse desde una pequeña taquicardia para subir el ritmo arterial, donde el latido puede ir volviéndose lento a medida que nos exponemos al frío, hasta una fibrilación ventricular que lleve a la parada cardiaca.
Tanto por todos estos motivos, como para evitar dolor articular o urticaria por frío e incluso para no agravar determinadas condiciones de salud como algunas patologías cardiacas, la acrocianosis, la hipertensión arterial, las arteriopatías vasomotoras o la Diabetes Mellitus entre otras, todas ellas enfermedades que se agravan con el frío, es muy importante protegernos correctamente ante unas condiciones térmicas desfavorables.
Son algunasde las afecciones que sufre tu cuerpo por el frío aunque hay muchas más y debemos protegernos correctamente.
Esto podemos conseguirlo tanto con un atuendo apropiado que aísle nuestro cuerpo de la temperatura exterior y consiga retener el calor corporal, como adoptando algunos hábitos saludables que prepararán a nuestro cuerpo para que pueda hacer frente a las bajas temperaturas, como por ejemplo el hecho de mantenernos muy hidratados o de consumir fruta diariamente y tener una alimentación variada; según aconseja la Cruz Roja.
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