Correr sobre la arena descalzo exige hasta 2,5 veces más energía

Correr sobre la arena descalzo exige hasta 2,5 veces más energía
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El verano es la época preferida por muchos para correr por la playa, pero cualquier momento del año resulta bueno para ejercitarse por esta superficie. Nos permite realizar un entrenamiento distinto, huyendo del asfalto, y además cambiará por completo la manera de correr. No resulta nada sencillo entrenar por ella, y es que correr sobre la arena descalzo exige hasta 2,5 veces más energía.

Así lo demostró una investigación realizada en 2012 por la Universidad de St. Luke, en Bélgica. El esfuerzo que se necesita en esta superficie varía entre el 1,6 y el 2,5 en comparación con un suelo más estable. El movimiento que se hace al levantar los pies de la arena implica que el cuerpo trabaje mucho más. Y esto se debe a que entran en escena modificaciones externas, como recoge el trabajo publicado en The Journal of Experimental Biology.

A diferencia de una superficie dura, los músculos realizan un trabajo más mecánico al correr o caminar sobre la arena. En asfalto, por ejemplo, los runners golpean en primer lugar con el talón, pero esto se altera cuando la superficie no es tan suave y cambiante. En áreas como la arena el talón no se apoya en el suelo de la misma forma, por lo que el cuerpo debe adaptarse y ceder la responsabilidad del equilibrio a los músculos que están alrededor del tobillo, que debe hacer un esfuerzo extra por mantener el pie firme.

Con cada zancada, los dedos de los pies se introducen en la arena y al sacarlos de nuevo provocan que entren en escena los músculos de la pantorrilla, que deberán ejercitarse más, ya que exigirán levantar el dedo como si se fuera a realizar la acción de separarlos, explica el médico Amadeus Mason, responsable de este estudio.

Para realizar este estudio los corredores participantes se ejercitaron descalzos. Advierten que este tipo de trabajo sin calzado está más pensado para atletas con experiencia, que tengan bien reforzados los músculos. Para el resto de deportistas aconsejan emplear unas zapatillas, salvo en el caso de que decidan correr por la arena mojada, en donde la superficie es más lisa y compacta.

Correr sobre la arena resulta perfecto para trabajar la propiocepción, que actúa como método de defensa ante movimientos que pueden lesionar las articulaciones. Pero también cuenta con otros beneficios muy interesantes. Entre otras cosas el entrenamiento sobre la arena fortalecerá los tobillos, gemelos y cuádriceps, y mejora la respiración gracias a la humedad, baja presión del ambiente y la temperatura.

Además, se consigue quemar un mayor número de calorías ante la presencia de yodo en el ambiente. La arena es un perfecto exfoliante natural, en donde al correr se incrementa la fricción de las piernas con la arena, por lo que se conseguirán una piel más suave.

Hay que tener cuidado con la pisada, ya que debido a los desniveles e irregularidades del terreno la pisada es antinatural. Este tipo de entrenamiento se desaconseja en el caso de las personas con problemas en los tendones o en las articulaciones.

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