‘El Vivales’

Puigdemont

El periodista gerundense Albert Soler (Gerona, 1963) ha decidido celebrar anticipadamente la vuelta de Carles Puigdemont con la recopilación de sus artículos sobre El Vivales, que es como es conocido el ex presidente de la Generalitat entre los que no son sus fieles seguidores.

La expresión, que ha hecho fortuna, es del propio Soler. O mejor dicho de su padre que, en cuanto, vio a Puigdemont un día por la tele dijo: «Éste es un vivales».

Lo cierto es que la definición le viene como anillo al dedo. El Diccionario de la Real Academia establece que es una «persona vividora y desaprensiva». Y entre, otros sinónimos, cita los de «vividor, desaprensivo, caradura». O sea, que encaja.

Sólo El Vivales, es decir, Puigdemont, es capaz de soplarles más de 4.000 euros al mes a sus fans para vivir en un casoplón de Waterloo. A diferencia de otro casoplón famoso, el de Galapagar, no tiene piscina. Pero es que tampoco invita el clima de las cercanías de Bruselas al baño la mayor parte del año.

Por eso, Albert Soler ha decidido ahora rendir homenaje a su difunto padre con una recopilación de sus artículos sobre tan conspicuo personaje. El libro en cuestión lleva precisamente por título Puigdemont: el regreso del vivales. Y es obra también de la perseverancia de su editor, Luis Campo Vidal, que ya le editó en su día un libro que lo lanzó al estrellato. Luego vinieron dos más con Planeta.

La obra en cuestión, 213 páginas a 18 euros, se vende en Amazon y en las librerías habituales. Bueno, no en todas. En las de Gerona, por ejemplo, han decidido vetarlo, lo cual indica sin duda que es un buen libro.

Ya saben que Torra proclamó en su día que Gerona era la auténtica capital Cataluña. Seguramente porque ya pensaba en su retiro. Alquiló una megamasía en una localidad cercana, Santa Coloma de Farners. Y tiene su despacho oficial de ex presidente en un inmueble histórico del casco viejo de la ciudad.

Soler tiene, entre otros méritos, ser de los pocos periodistas catalanes que no se apuntó al carro del procés. Lo cual le reportó honores y premios. Por ejemplo, nunca se le ha visto en un estudio de TV3. Tal y como está la cadena catalana es sin duda un acierto.

A diferencia de la inmensa mayoría, empezando por las estrellas del periodismo catalán: Pilar Rahola, Mónica Terribas, Jordi Basté. Josep Cuní más bien se puso de perfil. Y Vicent Sanchis más que de director, ejerció de comisario en TV3. Francesc-Marc Álvaro ha acabado de diputado de ERC. Como Eduard Pujol, ex director de la cadena del conde de Godó, aunque de Junts. Dense cuenta del compadreo entre políticos y periodistas.

Los únicos grandes que no sucumbieron fueron Josep Pedrerol, que llegó a escribir en La Vanguardia hasta que se cansó. Alfonso Arús, que se fue a Madrid, donde es más reconocido su trabajo. Y Albert Castillón, otro al que tampoco verán nunca en TV3. Al menos por ahora.

Luego estábamos los pringaos, entre los que modestamente me incluyo. Además del propio Albert Soler; Miquel Giménez, Valentí Puig, Salvador Sostres, Sergio Fidalgo, Sergi Doria. No se crean que todos son unos facciosos de mucho cuidado. En la lista habría que incluir también a gente que viene del progresismo e incluso de la izquierda: Ramón de España -otro grande-, Guillem Martínez o Christian Segura.

Ya puestos hay que rendir homenaje también al exdirector del Diario de Gerona, Jordi Xargayó, que es el que paraba los golpes cuando le pedían la cabeza de Albert Soler. Y supongo que a Josep Callol, su sucesor, le pasará lo mismo.

Otro es el editor de El Triangle, Jaume Reixach, que lleva la friolera de 33 años al frente del semanario. Un caso único de longevidad periodística: ha sobrevivido a Pujol, a Núñez y a este paso hasta a Laporta. Yo llevaba 23 al frente de e-noticias y al final he tirado la toalla, harto de puñaladas traperas. Pero, si en este modesto homenaje se me olvida algún nombre, por favor háganmelo saber. Es el riesgo de hacer listas.

Albert Soler es actualmente, en mi opinión, el number one del periodismo catalán. Sustento semejante afirmación en dos hechos. En primer lugar, porque es un todoterreno. Domina todos los géneros periodísticos. Desde luego el artículo de opinión, que son como una estocada. Pero también la entrevista e incluso el reportaje. Como el día que, en pleno covid, casi lo detienen en Lloret de Mar por hacer uno a pie de calle.

Segundo, porque domina la ironía como nadie. Se nota que ha leído a Julio Camba. El sentido del humor es de las pocas armas que nos queda a los catalanes normales y corrientes frente al proceso. Hay que tomárselo a risa. No es fácil porque da más para llorar que para reír. Pero para ser irónico por escrito has de ser muy bueno. Y lo digo con envidia cochina. Si no, a veces no se entiende.

Si no les basta semejantes méritos, hay uno tercero y es que Albert Soler tiene el récord Guinness de bautizos de Junts per Catalunya, que es el partido de Puigdemont.

En efecto, los ha rebautizado sucesivamente como, JuntsxTrileros, JuntsxChancullo, JuntsxPurgar, JuntsxLágrimas, JuntsxPowerPoint, JuntsxJoder, JuntsxLlorar, JuntsxRidículo, JuntsxHampa…

¿Quieren más argumentos para comprar su libro por Sant Jordi?

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