¡Vamos Casado!: Que no es país para pusilánimes 

¡Vamos Casado!: Que no es país para pusilánimes 

Una vez que Sánchez ha decidido indultar a los golpistas catalanes lo antes posible, ha puesto en marcha su maquinaria mediática para engrasar un asunto difícil de masticar porque, según las encuestas, la mayoría de los votantes de cualquier partido, incluido Podemos, desaprueban la decisión. Da igual. Las televisiones privadas, todas adictas y compradas con dinero público, ya saben lo que tienen que hacer salvo algunos periodistas rebeldes que ofician de coartada como Ana Rosa Quintana o Vicente Vallés. Para el resto de medios de comunicación de esta izquierda silvestre y poco democrática ahí está en primera fila como suministrador del argumentario el diario ‘El País’, la voz del Régimen, al que se supone la mayor reputación y prestigio, y digo se supone porque lo ha perdido desde hace décadas por completo.

El pasado domingo 30 de mayo, ‘El País’ publicó un editorial realmente conmovedor dedicado ‘A los catalanes’ en favor de los indultos. Después de abusar de la prosopopeya habitual para hacerse el conspicuo y el hondo, decía: “este periódico cree que la mejor manera de reconducir la crisis es a través de iniciativas políticas que primero rebajen la tensión y progresivamente recuperen luego en la sociedad catalana espacios de sintonía con el proyecto democrático español”. Y seguía: el indulto “puede facilitar un cambio de clima…para salir del oscuro túnel de años pasados”, sugiriendo arteramente que la gracia puede ayudar a aliviar un problema irresoluble desde hace más de un siglo que sólo tendrá vías de corrección sobre la base de la mano dura legislativa y ejecutiva.

Finalmente, este ‘gran periódico global’, este Grupo Prisa amenazado de continuo por la quiebra, y a la par salvado sin solución de continuidad por el Gobierno y parte del Ibex 35, y que, en justa correspondencia, continúa siendo la voz de su amo, añadía un apartado realmente emotivo: “Puede que un estrecho cálculo partidista anime la acción del Ejecutivo, pero un análisis ecuánime debe reconocer también el enorme daño que con toda seguridad sufrirán los socialistas”… a cuenta de los indultos.

De manera que, resumiendo, el indulto es la vía más apropiada y legítima para aliviar el problema catalán, desarmará a los independentistas, les sustraerá apoyo, servirá para evidenciar que España no es enemiga ontológica de los catalanes, reducirá la fractura social, mejorará la convivencia cívica. ¿A quién podría ocurrírsele esta retahíla de estupideces? Pues sí señores, ya lo han adivinado, a esa privilegiada mente que escribe en ‘El País’ llamada Xavier Vidal-Folch, siempre del lado políticamente correcto, aunque la evidencia empírica haya demostrado con reiteración que el apaciguamiento tipo Chamberlain con los catalanes golpistas, políticos y civiles, no servirá de nada.

En segundo lugar, los medios progresistas tienen otra encomienda. Tienen que propalar que el señor Sánchez, haciendo gala de su capacidad de liderazgo, demuestra una grandeza, una generosidad y una valentía colosal porque, sobreponiéndose a todos los riesgos, está dispuesto a afrontar el desafío que conducirá a una nación mejor, a la concordia, cuando lo que pretende simplemente es asegurar su permanencia en el poder a cualquier precio.

Naturalmente, para que este relato hediondo de los medios progresistas tuviera su complemento perfecto le faltaba un aditamento crucial. Que “el PP y la ultraderecha se unieran en la calle contra los indultos”. Y más aún, que la protesta, que imagino multitudinaria, se vaya a celebrar en la mítica plaza de Colón donde en su momento el expresidente Aznar izó una bandera de España del tamaño de un campo de fútbol. El 13 de junio en la plaza de Colón una plataforma que inspira gente a la que tanto aprecio como Rosa Díez y Fernando Savater han convocado una gran concentración a la que se han adherido de manera automática el partido del señor Casado, Vox y quiero pensar que Ciudadanos, aunque con estos nunca se sabe.

El PP y Ciudadanos andan con las tonterías y complejos de costumbre, preocupados con la famoso foto que saldrá de allí, y esto es lo que espera el petimetre para repetir que en Colón se juntan siempre todos los fachas a los que hay que detener al grito de ‘No pasarán’. ¿Pero quién lo cree a estas alturas?  Iván Redondo y su jefe todavía no se han dado cuenta de que todo ha cambiado desde las elecciones madrileñas en las que Ayuso les infligió una derrota impúdica. Piensan que todo sigue igual, que pueden explotar los mismos mantras del pasado y que les seguirán dando rédito, pero están equivocados.

No hay mejor prueba de su credibilidad terminal que lo sucedido con la segunda dosis de la vacuna AstraZeneca, que, desaconsejada por el Ejecutivo, es la que ha elegido la mayoría de los afectados, a pesar de las informaciones criminales de la ministra Darias sobre los trombos que se habían producido después de la primera inyección, cuya relación causal jamás se ha probado. Nadie, o para ser sensatos, muy pocos en este país se fían de un Sánchez a la deriva sólo sostenido por los dispuestos a tirarse al barranco con él.

Los que han aprendido tan poco del desastre de Madrid aún sostienen que la foto de Colón excita a Sánchez, defienden que puede ser un balón de oxígeno para el presidente justo cuando más feo se le ponía el asunto y que, aunque la protesta y la manifestación es legítima y necesaria, quizá no tanto su oportunidad política. Yo me quedo con este tuit de Juan Carlos Girauta, que no es sospechoso de cobardía: “El 13 de junio nos veremos en Colón. Habrá fotos. Absteneos los pusilánimes”.

Como parte fundamental de la estrategia, la línea de ataque directo de los monclovitas irá directamente hacia este “Casado dispuesto a quemar las naves”, que parece haber regresado a la línea más dura de oposición arrastrado por los halcones de la derecha, espoleado por la victoria de Ayuso en Madrid, y  seguro que algunos barones y los melifluos de costumbre del PP harán estos días sus observaciones, temerosos por el riesgo de perder la estúpida centralidad con un asunto tan delicado como explotar la calle, que ha sido siempre patrimonio de la izquierda.

Ya saben cuál es mi opinión. Como de Vox me fío, creo que Casado tiene que sacudirse de una vez el pesado lastre del fuego amigo y hacer una oposición visceral, tiene que castigar el hígado de Sánchez permanentemente, a todas horas, no hay nada digno de pactar con él, tiene que seguir bloqueando la renovación del Poder Judicial para preservar la independencia de la institución, y debe refutar todo lo que provenga de este Gobierno siniestro que jamás ha buscado ni deseado nada bueno para el país que no sea confrontación y discordia civil.

La victoria apabullante de Madrid ha inaugurado un tiempo nuevo. Ya no es la hora de los reparos, de los remilgos y de los complejos. Lo que está en juego es la defensa de la unidad territorial y del Estado de Derecho que ha permitido el desenvolvimiento más bien que mal del país desde la Transición. Ya hemos aceptado con una naturalidad total que nos llamen fachas. Y lo peor para ellos, para los enemigos, para Sánchez e Iván Redondo, es que ya no cuela, que ya nadie los toma en serio. El 13 de junio hay que ir masivamente a Colón para excitar a Sánchez, para sentar las bases de su precipitación por el barranco.

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