La ultrafashion a bordo del Falcon

Graciano Palomo

Una auténtica democracia, oigan, es Reino Unido de la Gran Bretaña, donde 100 diputados tories (conservadores) han decidido rebelarse ante la locoide deriva que embarga a su jefe de fila, el primer ministro Boris Johnson.

¿Es imaginable en España que un grupo de diputados pongan en sordina los desvaríos de sus dirigentes? Viene a cuenta el preámbulo del post porque al observar tan entusiasmada a la superministra Yolanda Díaz tras su encuentro con el jefe supremo y universal de los católicos,0 el columnista tiene la tentación de recurrir a los que apoyaron electoralmente a la gallega -ignota hasta hace escaso tiempo y sin mérito relevante en su curriculum- y preguntarse acerca de lo que pensarán esos parias de la tierra a los que vinieron a salvar.

El “Santo Padre”, “vivamente emocionada…”

Horas más tarde nos enteramos de que el “viaje privado” de la ministra y su séquito -así reconocido por el Vaticano que no da puntada sin hilo- se realizó a bordo del Falcon oficial del Ejército del Aire, naturalmente a costa del contribuyente. ¿Viaje privado a bordo de una aeronave oficial? Viaje que tuvo su corolario weekend en Roma. ¿Cuánto costó a las arcas públicas el sarao vaticanesco de la ministra? ¿Ha tenido alguna rentabilidad para los paganos del periplo? Por menos que ello, se dimite o se cesa en el mundo libre; sé que es algo habitual en el mundo esclavizado tan caro para la señora Díaz.

La oposición, a la que se paga por ello, no conseguirá que abra la boca al respecto. En todo caso, que a no tardar todo lo relativo a tan exitoso viaje sea declarado “secreto de Estado”.

A esa hora, en medio de un dispendio de sus caudales, los pobres de España daban vueltas a las calles y plazas al no poder encender la calefacción en sus hogares.

¡La prédica y el trigo! Engañabobos y engañados (con gusto).

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