Es el turismo, estúpido

Turismo
Turismo

No parece que en la nueva edición de Fitur 2022 se pueda comprar mucho optimismo de cara al futuro inmediato. Los enormes agujeros dejados en el sector por mor de la pandemia van a tardar mucho tiempo en llenarse, si es que, en efecto, se llenan.

Los estultos que arremetieron contra el sector turístico español durante los años de las vacas gordas se maceran ahora las carnes entre quejíos. España, su economía, o es turística o sencillamente no es. No hay alternativa por mucho que Garzón afirme que es un sector (12% del PIB y más de dos millones anuales de empleos) que no crea valor añadido. El único que no es rentable para el país y el contribuyente es precisamente el ministro comunista.

Si el virus lo permite, tal y como se avanza en los distintos talleres monográficos que se han llevado a cabo estos días en Fitur, España tiene que ponerse las pilas a velocidad de crucero. Necesita recuperar esos 84 millones de visitantes antes de que la mayor parte de esos turistas elijan otras latitudes, que existir, existen.

Pero eso será imposible si las grandes empresas turísticas españolas son dejadas de la mano del Gobierno. Y temen sus principales actores que eso suceda; es más, ya está sucediendo. Por ejemplo, el Gobierno está demostrando escasa sensibilidad hacia la única compañía aérea de bandera -Air Europa-, sobre todo, si se contempla lo que han hecho países como Alemania, Francia, Holanda o Italia con sus operadoras aéreas, en las que no se ha reparado en gastos.

Los profesionales del sector turístico español y los empresarios han demostrado y están demostrando que son muy superiores a los gerentes públicos que viven gracias a los impuestos que aquellos pagan. Ya va siendo hora de contar en exclusiva con un Ministerio de Turismo con alguien al frente que sepa de verdad lo que se trae entre manos. Los actuales son un completo e inexportable desastre.

Lo último en Opinión

Últimas noticias