La Trumphoria está llegando muy lejos
Trumphoria: s.f. Sensación de intensa alegría y bienestar producida por la expectativa de bajadas de impuestos, desregulación e inversión en infraestructuras por la victoria de Donald Trump. Como explico en este artículo, una fuerte subida en las bolsas americanas era de esperar. A día de hoy, tras 1.600 puntos de revalorización en el Dow Jones, es momento de volver a reflexionar.
Un punto con el que no contaba en el artículo es con el efecto positivo del proteccionismo. Trump ha conseguido reavivar el patriotismo corporativo americano con amenazas de aranceles e impuestos a empresas que no produzcan en Estados Unidos. Ford fue la primera, emitiendo un comunicado en el que iban a cambiar sus planes de invertir 1.600 millones en México para destinarlos a inversión en Michigan, Estados Unidos. Fiat Chrysler se unió rápidamente anunciando una inversión de otros 1.000 millones en territorio estadounidense. El 9 de enero, Toyota explicaba que iban a destinar 10.000 millones a la producción de vehículos en la potencia americana. Finalmente, ese mismo día, Jack Ma se reunía con Trump para hablar sobre cómo crear 1 millón de trabajos en este país en vez de China. Ya veremos cómo se toman todo esto las otras naciones. Sin embargo, por ahora, está funcionando. Desde que ganó Trump, el optimismo de las PYMES estadounidenses ha experimentado su mayor subida desde 1980 y el reporte de la NFIB —asociación de PYMES americana— muestra que la confianza de la gente en que la economía mejore ha pasado de territorio negativo a un 50%. Todo esto debería fomentar un nuevo ciclo alcista en las bolsas.
Paradójicamente, según la empresa de inteligencia bursátil Sundial Capital Research, los extremos en el optimismo de las PYMES han precedido el crash del 1987, del 1997, del 1998 y el del 2000. Eso no quiere decir que siempre hayan precedido una fuerte caída, pero sí en casos en los que las bolsas estaban sobrevaloradas. El problema es que las bolsas estadounidenses están muy sobrevaloradas, en territorio burbuja según algunos indicadores. Uno de mis favoritos, el precio/beneficio antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones está a unas décimas del máximo llegado en el año 1999, último año de la burbuja tecnológica. El precio/ingresos medio ha sobrepasado el máximo del año 1999. Las valoraciones bursátiles de 2007 eran de risa comparada con la del presente, según los datos de Bloomberg.
Sin embargo, las valoraciones bursátiles son más relevantes a largo plazo y pueden estar en territorio burbuja durante mucho tiempo. Por lo cual, también debemos estudiar el sentimiento general. Cuando el sentimiento general y las valoraciones están en modo burbuja es cuando de verdad hay que reflexionar y tener un plan de escape. Volvemos a los datos de Sundial Capital Research, los cuales reflejan que desde 1999 no había tan pocos estrategas en Wall Street con un pronóstico pesimista. Esto quiere decir que casi todos los analistas esperan más subidas. Cuando todos los analistas apuestan por una dirección, el mercado suele ir en la otra.
Goldman Sachs publica un reporte llamada Risk Appetite Index o el Índice del Apetito del Riesgo, el cual estudia factores estadísticos, liquidez, tipos de interés en bonos corporativos, indicadores de valoración y monedas, que reflejen el apetito de riesgo. Según su última publicación estamos en niveles del año 1999 y 2007. El año siguiente a estos dos años, las bolsas americanas sufrieron caídas de aproximadamente el 50%.
No obstante, las bolsas necesitan un evento o problema que cambie ese optimismo excesivo a pesimismo y se pase de comprar a vender. Podría ser que que el ciclo económico de expansión está muy desarrollado y el Congreso de los Estados Unidos, a pesar de ser mayoritariamente republicano —conservador— no querrá bajar impuestos e invertir en un billonario plan de infraestructuras por el problema de la deuda pública. Eso echaría un jarrón de agua fría sobre las expectativas de estímulo económico y la Trumphoria podría acabar rápidamente. Esto es pura especulación, pero una cosa está clara: los mercados están disfrutando de un optimismo excesivo con valoraciones de burbuja. Como decía Warren Buffet: “En bolsa sé codicioso cuando otros tienen miedo y miedoso cuando otros sean codiciosos”.