El superjefe de la ‘koldocloaca’

koldocloaca

Los investigadores de la UCO (ante algún compañero de la Guardia Civil pringado hasta las cachas en uno de los casos de corrupción más vomitivos de la reciente historia de España), tras dos años de investigaciones concluyeron los trinques de Koldo –el particular asistente del ex ministro Ábalos–, las mentiras compulsivas temerosas de Francisca Armengol, las obscenidades del ministro Torres, etc., etc., tienen que tener un superjefe necesario por encima de los koldos, a los que dio cobertura desde su potestas, que no auctoritas.

La tesis de los investigadores, lógica apabullante, no sólo es compartida por el juez instructor de le megacausa, Ismael Moreno (fue policía antes que juez), sino por una inmensa mayoría de ciudadanos medianamente informados. Cuando llamaba Koldo, sus interlocutores eran conscientes de que estaba llamando desde un puesto en el Gobierno. Y, en ese hilo, Armengol, Marlaska, Torres, Isabel Pardo de Vera (ADIF) y un larguísimo etcétera eran conscientes que Koldo ocupaba un puesto en uno de los ministerios que conforman el entramado gubernamental sostenido por Pedro Sánchez. Prueba de ello es que, tras decapitar a Ábalos como ministro, le repescó posteriormente como diputado. Lógica y razón.

A partir de ahí, todos los disparos que se tiran en este asunto resultan incomprensibles si la banda corrupta (al parecer, presuntamente, la propia esposa del primer ministro) no estuviese sostenida por un ser políticamente superior. ¿Resulta cabal entender que todos esos mamandurricos pudieran deambular por las alcantarillas gubernamentales en busca de su propio beneficio sin la red política al máximo nivel? Tanto es así que desde las propias cloacas del Estado –teóricamente controladas por el ministro del Interior, Grande Marlaska– se puso en conocimiento de los corruptos que probos funcionarios de la UCO les estaban pisando los talones. ¿Cabe mayor ignominia? Gentes que deberían velar por la limpieza se convierten en cómplices de la koldosfera.

La situación ha llegado a tal extremo que el caso no se sustanciará, de acuerdo con la necesaria limpieza democrática, hasta que no se conozca en toda profundidad quién y quiénes perpetraron y posibilitaron uno de los casos corruptos más hediondos que se han dado en España.

Como ciudadanos libres y contribuyentes netos, los españoles tienen derecho y deben exigir que los investigadores, jueces y fiscales desbrocen la tela interesada que envuelve el detritus. Dicho por corto y por derecho, que se desvele la X que existió y existe entorno al llamado caso Koldo. Éste y Ábalos podían ayudar a acortar los tiempos y ahorrar recursos. Habla X, habla.

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