El sueño húmedo de los ‘Països Catalans’

Paisos Catalans
Xavier Rius
  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Los de TV3 han hecho un lifting aprovechando la llegada de Salvador Illa a la presidencia de la Generalitat. Aunque, en realidad, siguen mandando los de siempre. El equipo directivo que dejó Esquerra con Rosa Romà, la presidenta de la Corpo, a la cabeza.

Han renovado el diseño. Incluso algunas caras. Nada de defenestraciones. Toni Cruanyes, el presentador estrella del proceso, sigue en el Telenoticies noche.

Lo más llamativo —a pesar de que ahora en teoría manda el PSC— es que han incluido la ciudad italiana de Alguer, en Cerdeña, en el mapa del tiempo de los Països Catalans.

Ya saben que la cadena autonómica, desde tiempo inmemorial, informa de la previsión meteorológica no sólo de Cataluña, sino también de las Baleares y de la Comunidad Valenciana.

Es el marco geográfico de referencia. No sean malpensados. También avisan de la temperatura en Madrid. Pero en el mapa de Europa. Junto a otras capitales como Berlín, Londres o Estocolmo.

El hecho es que ahora ha aparecido, en un extremo de la pantalla, la villa sarda. No sabría decirles si lo habían hecho en anteriores ocasiones. Hace tiempo que me pasé a Vicente Vallés.

Perpiñán sí que sale. De siempre. Aunque como está cerca de los Pirineos, la zona suele estar tapada y siempre tiene una nube encima. Pasa más desapercibido. La localidad era, en el siglo XVII, la segunda ciudad del Principado. Inmediatamente después de Barcelona.

Como otras veces, hicimos el negocio de Roberto, el de las cabras. Al entonces presidente de la Generalitat, Pau Claris, no se le ocurrió otra cosa que proclamar la República catalana. Les sonará seguro: la historia se repite.

Hay que decir, en todo caso, que duró un pelín más que la de los ocho segundos de Puigdemont (2017). Pero tampoco mucho más: diez días. Fue proclamada el 16 de enero de 1641 y el 26 del mismo mes y año se encomendaban ya al rey Luis XIII de Francia.

Como en esa época no había carreteras ni móviles ni internet, el monarca tardó año y medio en contestar. La cosa se saldó con una guerra de doce años (1640-1652). Total, para descubrir que las tropas francesas eran peores que las castellanas. Claro que Francia tenía al cardenal Richelieu y nosotros a Pau Claris. No hay color. Siempre he tenido la sensación de que los catalanes vamos por la historia de pardillos.

Con Alguer el asunto es todavía más divertido. Fue uno de los primeros casos de limpieza étnica de la historia. Los sardos se levantaron contra Francia. Las famosas vísperas sicilianas. El rey Pedro III, el Ceremonioso, no desaprovechó la oportunidad. Expulsó a sus habitantes y los reprobó con catalanes. Por eso ahora se habla catalán.

A Valencia, en cambio, la siguen llamando País Valencià. Pese a las protestas en su día del presidente Carlos Mazón en el propio plató de la cadena, entrevistado por la presentadora Ariadna Oltra. O que el nombre oficial, según el Estatuto, es Comunidad Valenciana.

En el fondo es el sueño húmedo de los Països Catalans. Piensan que una Cataluña con mayor extensión geográfica podría haberse consolidado como estado-nación después de la Edad Media.

El rey Jaime I, apodado el Conquistador, tuvo la mala idea de convertir Valencia en un reino independiente. Entre otras razones, porque se lo disputaban aragoneses y catalanes —ambos habían participado en la conquista— y así se ahorraba problemas.

Luego, para acabar de arreglar las cosas, dividió el reino en su testamento entre dos hijos: Cataluña, Aragón y Valencia para el mayor, el futuro Pedro II, el Grande. Las Baleares y el sur de Francia para Jaime, que pasaría a la historia como Jaime II de Mallorca. El reino mallorquín sobrevivió, con penas y trabajos, más de un siglo (1276-1349).

El fallecido Jordi García-Soler (1947-2020) me contó un día que, cuando empezaron a poner el mapa de los Països Catalans ya les propuso, en tono irónico, poner la ciudad de Alguer.

García-Soler era un periodista especializado en la Nova Cançó, pero también un destacado militante del PSC. No en vano, creó el gabinete de prensa del partido en los inicios de la Transición. Más tarde fue miembro del consejo de administración de TV3 a propuesta de esta formación (1983-1996). Los socialistas, tantos años después, han hecho lo que él tanto criticó. Le habrían dado un disgusto.

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