Sin primavera en las cloacas

La primavera madrileña es un no parar. Bueno, en realidad es lo mismo en casi cada rincón de nuestro país. Son incontables los acontecimientos deportivos, las fiestas patronales, los eventos culturales, las romerías y celebraciones religiosas… Los días más largos y el habitual buen tiempo nos echan a la calle, y las ciudades y pueblos hierven de actividad, de regocijo, de colorido… ¡de vida!
En Madrid las procesiones de Semana Santa se empalman con el final de las competiciones deportivas; después llegan las celebraciones del primero de mayo y de la Comunidad, los espectáculos, las rosquillas y el chotis en la Pradera y el ciclo isidril en Las Ventas que, durante casi un mes, lleva cada día a la plaza a más de 20.000 aficionados.
Se suceden cientos de estrenos, de inauguraciones, de presentaciones y de variopintos actos culturales, para terminar con la Feria del Libro en el Retiro, a la que, después de ser inaugurada por los Reyes, acudirán miles de madrileños. Eso sí, con sandalias y con paraguas, porque se alterna el calor asfixiante con el ya clásico temporal.
Pero esta primavera la calle, con los eventos culturales, los actos políticos, los acontecimientos deportivos y el barullo fiestero no es para todos. No lo es desde luego para los de la cloaca, que, aunque se pongan al sol, están ahí, en la pestilente oscuridad del albañal. Y eso que los KoldoAldamaAbalos… se han quedado tan opacados por la irrupción de la gran Leire Díez que casi parece una furtiva contraprogramación. Aunque seguramente la fontanera del PSOE (a las órdenes directas de Santos Cerdán) no es ni la mitad de villana que todos ellos, sí es una fantasía impagable tanto para los telediarios como para las tertulias.
Y la verdad es que, al igual que les ocurre a sus compañeros de zahurdas, su imagen y puesta en escena no dejan lugar a engaños: Koldo es un portero de discoteca a las órdenes de un señorito que le hizo hasta consejero de Renfe; Ábalos es espeso y chabacano y como le pasó a Charles Chaplin, haría quedar segundo a Torrente en un concurso de sí mismo; Cerdán es el chico para todo, igual de servil que de manazas, que tendría algún escrúpulo si fuera capaz de entender una palabra esdrújula. Y con Leire tampoco engaña el algodón: del tipo de personaje que compensa su falta de inteligencia y, sobre todo, de moral con su mucho desparpajo, desenvoltura y desvergüenza. ¡Qué alipori verla posando cual actriz de moda en el Novotel!
Aunque bien es verdad que nos dejó (¿sin querer?) algunas perlitas que sirven de aviso a navegantes. Es llamativo que, cuando el PSOE trata de desvincularse, ella insistiera en lo de ser «socialista y periodista». Se trataba de señalar que es una hipótesis cierta: vamos, como ser sordo y coronel; y no tan insólita como el Banquero Anarquista del cuento de Pessoa; pero, sobre todo, se trataba de recordar a los socialistas que ella también es socialista, ¡tanto como el que más! Más explícito fue lo de la «baja voluntaria… y temporal, espero», para recordar a Ferraz que les ha hecho el favor de intentar no pringarles, pero que, siguiendo el refrán si te vas sin que te echen puedes volver sin que te llamen, será ella quien decidirá cuando vuelve a la casa común para llevarse lo que le han prometido.
Y naturalmente, quien tampoco puede disfrutar de ningún acto público esta primavera es el pocero jefe Sánchez (parece que el juez Hurtado lo ha visto claro). Ya lo llevamos viendo escondido desde Paiporta, pero, en un fin de semana como este último, esa realidad es por su parte una flagrante y vergonzante indisponibilidad… ¡O cobardía!
No han faltado acontecimientos deportivos de primer nivel: en suelo nacional, en París, en Múnich…; ni actos de agradecido reconocimiento, como a las Fuerzas Armadas en Canarias; ni eventos culturales o celebraciones religiosas que nos reúnen a millones de españoles; ni ocasión para dar respuesta a iniciativas políticas como la manifestación de la Plaza de España. Es un caso perdido; ya no hay forma de sacarlo del búnker, sea en primavera o en otoño, llueva o haga sol; e incluso se están pensando mucho el masaje con Silvia Inchaurrondo en el balneario de TVE.
Y los españoles se preguntan: ¿qué cosa tan importante estaría haciendo este hombre ayer sobre las ocho de la tarde? A esa hora los jugadores de la selección de fútbol calentaban para jugar la final contra Portugal, Alcaraz salvaba tres bolas de partido en Roland Garros y Morante daba una interminable vuelta al ruedo en Las Ventas. Toc toc… ¿No responden los de ahí abajo?