Señor Sánchez, nuestro voto no se compra

Bea Fanjul

De un tiempo a esta parte somos muchas las personas que nos preguntamos si esa moda de ser jóvenes y votar o defender postulados de izquierda, contra los que algunos siempre habíamos batallado y parecía imposible cambiar, ha pasado a mejor vida.
Y creo que sí, y que la izquierda mediática y política se lo ha ganado a pulso, por varias razones:

1. La desaparición de la persona como foco central de la acción política y su sustitución por colectivos rancios de salón que lo monopolizan todo.
2. La imposición de una dictadura de lo políticamente correcto de donde no puedes permitirte el lujo de salir sin ser abrasado por la masa.
3. La férrea voluntad de muchos gobiernos de aprovechar la pandemia para acaparar poder restringiendo libertades y retorciendo la norma para salirse con la suya.

Estos han sido algunos de los fenómenos que hemos padecido, que estamos padeciendo y que me temo vamos a padecer por mucho tiempo, y que, a día de hoy, nos permiten afirmar orgullosos y convencidos, que lo revolucionario hoy en día es ser de derechas.
Y claro que lo es, aunque a algunos les pueda parecer mentira, por otros tantos motivos:

1. Porque los jóvenes no somos un compartimento estanco e idéntico que pueda ser fácilmente manipulable. Somos, por encima de todo, personas libres con nuestros problemas, buscando las mejores oportunidades y con ganas de disfrutar nuestras vidas al máximo, con ganas de comernos el mundo.

2. Porque no pensamos y actuamos siempre igual. No nos regimos por un código de blanco y negro y estamos hartos de que nos impongan qué decir, hacer o pensar en cada momento y sobre todas las cosas. La tiranía de lo políticamente correcto debe desaparecer en favor del respeto, la autenticidad y el sentido común.

3. Porque hemos respetado estoicamente unas restricciones, muchas de ellas ilegales, y como el resto de ciudadanos merecemos recuperar nuestras libertades. Esas que fueron sistemáticamente vulneradas por un Gobierno cómodo y alérgico al control parlamentario y a la calle, que debería dar muchas más explicaciones de todos sus atropellos.
Protagonizamos una auténtica revolución, la de la libertad, la de la batalla cultural. Que la rebeldía se encuentre en la derecha política es un cambio cultural apabullante. Y debemos aprovecharlo.

Un cambio cultural que se vio por primera vez en Madrid, donde la juventud apostó por la libertad dándole al comunismo y al socialismo un repaso histórico y que explica los principales anuncios presupuestarios del Gobierno de Sánchez de las últimas semanas.
Porque no son anuncios, es la compra de votos, es el miedo. Miedo no sólo a la derrota electoral, que llegará, sino a que las próximas generaciones les vean como lo que son, unos malos gestores y peores gobernantes, que cada que vez que llegan al gobierno arrasan las vidas de los españoles y acaban con las oportunidades de la juventud.
No necesitamos un bono cultural de 400 euros para los nuevos votantes, no necesitamos una paguita de 250 euros para el alquiler. Necesitamos un Gobierno serio, reformista, que ponga a la persona en el centro, aplique medidas económicas liberales, que cree empleo para seamos los propios jóvenes los que nos paguemos nuestras casas, que potencie la educación de calidad y la mejor formación para sus hijos y nietos y que deje de hacer el canelo.

Este burdo intento de comprar votantes, al que nos tiene acostumbrada la izquierda española, no ha engañado a nadie. Ni engañará. Porque España está cansada ya de este desastre y, en cuanto Sánchez dé la oportunidad a los españoles convocando elecciones, impulsaremos una mayoría que les va a sacar del poder, ese que no saben ejercer, que les viene grande y que nos está haciendo tanto daño a todos.
Muchas gracias señor Sánchez, pero nuestros votos, los de miles y miles de jóvenes que nos levantamos cada día para seguir esforzándonos, estudiando y trabajando muchos de nosotros, confiando en nuestro país, en nuestra gente, en nuestras familias, amigos, empresas, negocios, en nuestras capacidades y nuestro esfuerzo, el de todos los españoles, ese voto señor Sánchez, no se compra.

Bea Fanjul es presidenta de
Nuevas Generaciones del Partido Popular

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