Sánchez tritura el principio de solidaridad entre territorios y consagra la desigualdad autonómica

Sánchez ERC Cataluña

Si la amnistía ya trituraba el principio de igualdad entre españoles, la cesión fiscal de Pedro Sánchez a ERC para garantizarse la presidencia de la Generalitat de Cataluña quiebra de raíz la solidaridad interterritorial hasta el punto de que, a partir de ahora, se consagra el principio de desigualdad autonómica. Y con unos niveles de agravio para el resto de comunidades que representan un auténtico insulto.

El precio del último regalo al separatismo es brutal en términos económicos: cada año, la Agencia Tributaria recauda en el territorio de Cataluña unos 45.000 millones de euros, que van a la caja común del Estado y que posteriormente Hacienda reparte entre las comunidades autónomas según los criterios fijados en el Sistema de Financiación Autonómica (SFA). Pues bien, la cesión a ERC abre un nuevo escenario, pues esos fondos se quedarían exclusivamente en Cataluña, que también vería condonados 15.000 millones de su deuda  que tendrán que ser asumidos por el conjunto de los españoles. En total, el coste del pago a los independentistas será 60.000 millones de euros, una cifra astronómica que es similar a lo que cuesta mantener abiertos los hospitales públicos de España.

Más ejemplos: hay tres regiones que aportan al fondo de solidaridad, mientras el resto recibe dinero. Madrid aportó 4.577 millones en 2021 -último año publicado-, Cataluña 1.522 millones y Baleares, 269 millones. La Administración central aportó 9.469 millones a ese Fondo de Garantía. Pues bien, si Cataluña sale del régimen común y deja de aportar a ese fondo, la mayoría de esos 1.522 millones de euros tendrá que ponerlos la Comunidad de Madrid o aportarlos la Administración central. O sea, los españoles por la vía de mayores impuestos. Los 60.000 millones de euros que pasarán a manos catalanas, trasladados al gasto público en sanidad, es equivalente al coste anual que generan los 345 hospitales del sistema de salud público. Estos son los datos: el roto al Estado de Bienestar es descomunal. Y todo, por el propio bienestar de Pedro Sánchez.

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