'Caso Begoña Gómez'

Sánchez quiso que el juez firmara un documento para blindar como «alto secreto» su declaración

OKDIARIO recrea los 25 minutos en los que el despacho de Pedro Sánchez se convirtió en una sala judicial

Pedro Sánchez
Recreación del despacho de Moncloa en el que ha tenido lugar la testifical de Pedro Sánchez.

Pedro Sánchez ha tratado de blindar como «alto secreto» su declaración ante el juez Juan Carlos Peinado en el caso Begoña Gómez. Tal y como ha podido saber OKDIARIO, los servicios del Palacio de La Moncloa han intentado que los presentes en el acto judicial firmasen un escrito para comprometerse a guardar como secreto los datos a los que han tenido acceso. La testifical realizada en el marco de la imputación a la esposa del presidente por los delitos de tráfico de influencias y corrupción en los negocios ha tenido lugar en un despacho del edificio presidencial. Ahí ha acudido Pedro Sánchez sin dar los «buenos días» ni al juez, ni al resto de presentes en la sala. Ha evitado hacer cualquier gesto y se ha limitado a decir que se acogía a su derecho a no declarar contra su cónyuge. Así han sido los 25 minutos en los que el despacho del presidente del Gobierno se han convertido en una efímera sala judicial.

El primero en llegar ha sido el instructor Juan Carlos Peinado que, en un coche de color azul con luces estroboscópicas, ha entrado a la Moncloa por la puerta principal. A continuación han entrado los abogados de los investigados Begoña Gómez, el empresario Juan Carlos Barrabés y el rector de la Complutense, Joaquín Goyache; y la acusación popular unificada en Marta Castro, de Vox. A todos ellos se les ha sometido a los controles de seguridad de acceso donde han tenido que entregar su DNI y los carnets profesionales. Supervisando todo estaba la jefa de Seguridad de Moncloa, María Marcos.

Tras ello se les ha dirigido a un edificio y han esperado 20 minutos en tres habitaciones. En una sala estaba el juez junto a los funcionarios, en otra las defensas y en una tercera sólo la letrada que dirige a las acusaciones populares. Las habitaciones estaban decoradas de forma sobria. Cinco policías vigilaban el pasillo. Cerca de las 11:20 horas, los abogados han sido trasladados al despacho habilitado para que Pedro Sánchez declarase ante el juez Peinado, que ha llevado al interrogatorio los autos de la instrucción. Tenían sillas y mesas sobre las que reposaban botellas de agua para todos los asistentes. También sobre estas mesas estaba el citado documento de dos hojas. Indicaba a los asistentes que lo que allí ocurriera era «alto secreto». La seguridad ha argumentado que se trataba de un papel protocolario que debían firmar, pero algunos asistentes se han negado. Ningún ciudadano que declara como testigo tiene el privilegio de que los asistentes a su declaración firmen este documento de confidencialidad.

Una vez que se han acomodado, los policías han pedido requisar los teléfonos móviles y ordenadores, algo inédito durante las declaraciones judiciales en las que los letrados tienen a mano sus dispositivos por si tienen que consultar algo. Ninguno de los asistentes se ha negado a entregarlos. La seguridad de Moncloa ha introducido en una caja faraday estos aparatos electrónicos. Cuando ya estaban todos colocados, Pedro Sánchez ha entrado en la sala. Sin saludar a nadie, sin realizar ni un sólo gesto y vestido con un traje de color azul se ha sentado en el centro del despacho, en la mesa de frente al juez Peinado.

La conversación con el instructor ha durado tan sólo dos minutos en los que Sánchez le ha dicho al magistrado que Begoña Gómez era su esposa. Juan Carlos Peinado le ha preguntado si iba a declarar y, en dos ocasiones, ha repetido que se acoge a su derecho constitucional a no hacerlo acogiéndose al artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LECrim). El juez ha hecho firmar un acta de la celebración a los presentes. Después de eso, Pedro Sánchez se ha marchado del despacho. Fuera, otros dos policías vestidos de traje velaban por la seguridad del presidente.

Preguntas a Pedro Sánchez

Pedro Sánchez se había comprometido en una carta enviada al juez Peinado a «colaborar con la Justicia». Sin embargo, a la hora de la verdad, cuando ha llegado su interrogatorio, se ha negado a ello. Las acusaciones populares —que ejercen el sindicato Manos Limpias, la asociación Hazte Oír, el Movimiento para la Regeneración Democrática y el partido político Vox— habían preparado una serie de preguntas sobre la investigación judicial a Begoña Gómez que no han podido hacerle.

¿En qué medida se ha utilizado la institución de La Moncloa para impulsar negocios particulares?; ¿Qué relación tenía con Barrabés, conocía que aumentó su facturación a 20 millones gracias a contratos con el ministerio que dirigía Nadia Calviño?; ¿Se le ha pedido ayuda para redactar las cartas de recomendación de Barrabés?, son algunas de las preguntas que se han quedado en el tintero. También se le quería cuestionar sobre cómo sus ministros tienen las pruebas y pueden afirmar con rotundidad que no hay nada en el procedimiento o si era conocedor cuando firmó el rescate a AirEuropa que Globalia había tenido un patrocinio con el Africa Center en el que trabajaba Begoña Gómez.

La declaración se ha celebrado en una sala de Moncloa.

Pedro Sánchez se ha negado a contestar presentando una querella minutos después de esta testifical contra el juez por prevaricación. El presidente ha utilizado a su abogada del Estado de confianza para presentar un escrito ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM) en el que señalaba que no debía haberse celebrado esta comparecencia en Moncloa. «Alguien que no ha participado no tiene nada que ocultar y declararía hasta lo que sabe. La actuación, desde luego, ni es transparente, ni es facilitadora para la justicia», señala la abogada de Vox, Marta Castro.

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