Sánchez, a la desesperada: la demagogia no soluciona la inmigración ilegal

Pedro Sánchez

En plena caída libre en las encuestas, Pedro Sánchez desempolva el papeles para todos. El nuevo Reglamento de Extranjería incorpora como principal novedad la figura del «arraigo por formación», que otorgará una autorización de residencia por un periodo de 12 meses -prorrogable otro año- a los inmigrantes que hayan permanecido en España de forma continuada durante un mínimo de dos años si se comprometen a realizar un cursillo de formación. Una vez finalizado, el extranjero podrá optar a un permiso de trabajo si logra una oferta de contrato. Todo un chollo que permitirá la regularización de 1,3 millones de inmigrantes, sin contar el asolador efecto llamada que podría acarrear a largo plazo.

Sánchez insiste en decretar medidas demagógicas -la más reciente, el impuestazo a la banca y a las eléctricas- para atraer el voto de la izquierda a la desesperada y con una total falta de escrúpulos. El líder socialista olvida que hasta su mentor Rodríguez Zapatero acabó arrepintiéndose de su famoso papeles para todos en 2006, una regularización masiva que afectó a 500.000 inmigrantes que se encontraban en España en situación irregular. Así lo reveló el entonces primer ministro francés, François Fillon, cuando dijo que Zapatero le había confesado «lamentar amargamente haber regularizado a cientos de miles de inmigrantes ilegales y se ha comprometido a no hacerlo de nuevo». De hecho, la frase «la inmigración está creando una realidad que nos hace estar a todos más inseguros» no pertenece a Marine Le Pen o Santiago Abascal, sino nada menos que al ex ministro de Trabajo socialista Celestino Corbacho, elegido por Zapatero en 2008 para dar un giro a su suicida política migratoria.

El escapismo de Sánchez provocará lo mismo que el papeles para todos de Zapatero: un descontrolado efecto llamada similar a la «crisis de los cayucos» que afrontó el entonces ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba. Hacernos creer como pretenden Sánchez y Escrivá que esta medida facilitará la incorporación de los extranjeros al mercado laboral es un insulto a la madurez de la ciudadanía. Esto no es más que un eslabón más en la cadena de disparates a la que ya nos tienen acostumbrados Sánchez y su cuadrilla de vividores. Pura propaganda cuyos efectos a largo plazo los acabaremos pagando todos los españoles.

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