El ridículo argumentario del PSOE y sus periodistas contra Casado

El ridículo argumentario del PSOE y sus periodistas contra Casado

Para tapar su fracaso- el PSOE ha obtenido unos discretísimos resultados en Galicia y el País Vasco al no haber rentabilizado en absoluto el batacazo de Podemos-, la consigna de Ferraz consiste en vender la idea falaz de que la abrumadora victoria de Alberto Núñez Feijóo supone una dolorosa bofetada para Pablo Casado. Como si el uno y el otro pertenecieran a partidos diferentes. Es una salida de pata de banco que no se sostiene. ¿Qué dirían los mismos que ahora sustentan esta tesis si Núñez Feijóo no hubiera conservador la mayoría absoluta en Galicia? Pues no hace falta ser adivino: dirían que Núñez Feijóo se había visto arrastrado por Pablo Casado.

La cuestión es cargar contra el presidente del PP, con mayoría absoluta o sin mayoría absoluta. La estrategia de desviación de atención del PSOE es tan burda que provoca risa. El PSOE de Pedro Sánchez ha cosechado unos resultados similares a los obtenidos en 2016, cuando el socialismo estaba en sus horas más bajas y el partido carecía de rumbo fijo. De modo que los resultados de 2020 son malos para un partido que gobierna España, porque no ha logrado capitalizar ni un sólo escaño de los perdidos -y han sido muchos- por Podemos, que se han ido todos al zurrón de los independentistas gallegos (BNG) y vascos (los proetarras de Bildu).

En Galicia, la formación de Pablo Iglesias ha sido fagocitada entera por el Bloque, sin que el PSOE haya obtenido la más mínima porción del botín. Igual ocurre en el País Vasco, donde la perdida de la mitad de los escaños de la formación morada se ha ido directamente a Bildu, con el PSOE de espectador.

Y ahora resulta que el socialismo trata de vender la idea de que el gran perdedor de los comicios ha sido Pablo Casado, porque la victoria de Núñez Feijóo implica, según Ferraz y sus periodistas de cabecera, la derrota del presidente del PP, que también ha perdido en el País Vasco. Es un argumento surrealista, una excusa de mal perdedor para no hacer autocrítica. Porque lo que no admite duda alguna es que el Gobierno socialcomunista ha salido trasquilado de las urnas.

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