Reconciliación con la Historia (Versión Franciscus)

Reconciliación con la Historia (Versión Franciscus)

El Papa Francisco tiene pinta de hombre bondadoso, escorado del evangélico lado de los pobres, es decir, entre los que me encuentro. No seré yo, por ende, el que ponga palos en esas ruedas. Como este Pontífice nunca habla “ex chatedra”, estimo que le podremos hacer exégesis como si fuera el nuevo catecismo. El actual jefe de la Iglesia Católica y Universal es, quizá, el primer sucesor de Pedro que en más de 20 siglos se atreve con ese desparpajo, tan argentino, a bajar al barro de las cosas terrenales. Intuyo en sus manifestaciones al periodista Herrera el complejo que arrastra y que, confesó a su antecesor Ratzinger, porque cuando era superior de los Jesuitas en Argentina compadreó con la dictadura del general Videla.

Se ha montado una buena gresca a propósito de esas declaraciones, especialmente, en las referidas al problema de “convivencia” en España y muy específicamente a la llamada “cuestión catalana”. Creo que si en Roma a título de embajador ante la Santa Sede hubiera una persona como Francisco Vázquez, Su Santidad no hubiera cometido el pequeño error de no conocer que en España hubo reconciliación en 1978, justamente con la aprobación de la actual Constitución en vigor. Me temo que el subconsciente le ha llevado hasta su tierra natal. Otra cosa sea que algunos de los que odian a la Iglesia y ensalzan su figura -que aporta cosas extraordinariamente positivas-le hayan dado orujo por mate.

Lo demás, es un conjunto de cosas obvias, propias de un cura de pueblo. Francisco, muy mediatizado por sus amigos los cardenales españoles, Osoro (Madrid), y, sobre todo, por el cardenal de Barcelona, Juan José Omella, a la sazón presidente de la Conferencia Episcopal Española, tiene un parco conocimiento de la actual realidad española. Si hasta Carmen Calvo engañó como a chinos a una institución que tiene veinte siglos de existencia…

Dice Su Santidad que hay que echar al cesto de los papales la “ideología”. Hasta ahí podríamos estar de acuerdo. ¿Se lo ha dicho a sus devotos hijos Maduro, Castro, Ortega o Morales? Y, al final, me quedo con la duda, ser católico, ¿qué es? ¿Un sentimiento? ¿Una afición? ¿O pasatiempo? Siempre tuvo ganas de conocerle personalmente, Santidad. Ahora más.

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