Realidad y solución para el sector agropecuario de Menorca

Realidad y solución para el sector agropecuario de Menorca

Los barcos cargados con cereales para alimentación animal transitan cerca de nuestra costa con destino a Barcelona. Con estas materias primas se elaboran piensos en fábricas de la península. Después de este proceso, los camiones retornan a Barcelona con destino a Menorca, lo que repercute en un aumento considerable del precio final de los piensos.

Mientras tanto, corderos que nacen en Castilla-La Mancha son transportados después del cebo para el sacrificio en Castilla y León. Luego, las canales cárnicas se transportan en camiones frigoríficos hasta Barcelona, para su embarque a Menorca. Una vaca es ordeñada en el campo de Asturias, su leche se envasa y recorre 850 km en
transporte hasta el embarque desde Valencia hacia Mahón.

Durante estos trayectos, los camiones consumen miles de litros de combustible, lo que incrementa las importaciones de crudo y emiten millones de kilogramos de CO2 a la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global.

Igualmente, la carne fresca pierde vida útil, lo que aumenta el desperdicio alimentario y la necesidad de usar envases, además de incrementar los precios para la hostelería y los consumidores al llegar a Menorca.

Para mitigar los efectos de esta surrealista cadena logística y ante la situación dramática del campo en Menorca, se requieren millones de fondos públicos para tratar de mantener la viabilidad del sector.

La solución estratégica

Los barcos cargados con cereales para alimentación animal que transitan por nuestra costa se detienen y descargan en el Lazareto (puerto de Mahón).
Así pues, se eliminan las importaciones de crudo y las emisiones de CO2 asociadas al transporte terrestre de piensos y de una parte significativa de los alimentos desde la península hacia Menorca.

El sector agropecuario menorquín dispondrá de cereales y piensos a precios
competitivos, lo que le permitirá producir leche y carne de calidad, generando beneficios para sus empresas y reduciendo la necesidad del gasto público para compensar sobrecostes. Además, disminuirán los precios de venta de los alimentos para la hostelería y los consumidores.

Además, al aumentar la producción de alimentos locales, podemos minimizar el desperdicio alimentario, reducir el uso de envases y generar empleo durante todo el año, fomentando el equilibrio entre sectores. Por ende, dependeremos menos del turismo, alineándonos así con las campañas para frenar la masificación promovidas por el grupo ecologista Gob. En definitiva, se promueve la sostenibilidad, la riqueza y la calidad de vida de la comunidad.

La parte privada del Lazareto fue adquirida en el año 1980 como terreno urbano, con el objetivo de construir una factoría sostenible para la descarga de barcos graneleros. El pasado 29 de abril se solicitó el Interés General para este proyecto. Han transcurrido 44 años y 4 meses, y aunque cada año se cierran fincas ganaderas y plantas envasadoras de leche, las autoridades aún no han concedido las licencias.

Luis Garau Gomila es ingeniero técnico agrícola

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