¿Quién te crees que eres, Íñigo?

¿Quién te crees que eres, Íñigo?

Ahora resulta que Íñigo Errejón está por encima del resto de los mortales. Se ha pasado años defendiendo la transparencia de la Justicia y, a las primeras de cambio, se resiste a que a su juicio por patear a un jubilado con cáncer se retransmita en directo, se grabe o se permita la entrada de periodistas. Ni siquiera acepta que los informadores puedan seguirlo en una sala contigua a través de una emisión por circuito cerrado.

Será el 25 de enero cuando el diputado nacional por Más País se siente en el banquillo.  El juicio debería ser audiencia pública porque no cumple ninguno de los requisitos que la ley prevé para celebrarlo a puerta cerrada. Sin embargo, Errejón reclama para sí un trato de favor que no tuvieron dirigentes como Aznar o Rajoy. Todas las partes se mostraron favorables a grabar la vista oral -una práctica habitual-, salvo Errejón, que ni siquiera aceptó que los periodistas pudieran ver y tomar notas del juicio.

Si tan seguro está de su inocencia, ¿por qué tantas trabas? Si considera que todo es un montaje, ¿por qué ese afán en arrojar un manto de silencio sobre la causa? Errejón no quiere oír hablar del asunto y busca desesperadamente echar el cerrojo a un juicio que ha tratado de evitar a toda costa. Parece que su objetivo es que los periodistas no puedan escuchar al testigo que le vio patear al hombre que le pidió hacerse una foto. Tanto hablar de que la justicia no es igual para todos y de que a los tribunales les falta transparencia y ahora se comporta como uno de esos viejos caciques que ejercían su poder e influencia para irse de rositas. Pues no, Íñigo. Tú, como todos. Más aún cuando estás convencido de tu inocencia y sigues insistiendo en que todo fue un montaje. ¿Por qué tanto miedo?

Lo último en Opinión

Últimas noticias