¿Por qué tiene tanto miedo Sánchez a las pitadas?

Sánchez pitadas
  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Incluso en medios de países hispanoamericanos, se han convertido en virales los comentarios de Javier Fortes, el amo furibundo de TVE, tratando de restar importancia al rechazo que produce su jefe político entre el pueblo llano. Nada puede extrañar la reacción de las redes sociales ante el lamebotas oficial del Gobierno en la RTVE que controla a su antojo sin que haya ni viernes, ni sábados negros. Muchos profesionales se preguntan a qué esperan los partidos de oposición para llevar a instancias de la Unión Europea un caso flagrante de manipulación torticera en beneficio del poder.

Lo anterior no es sino la rebaba que en asuntos de limpieza democrática inunda la España sanchista en continuos abusos de poder y desprecio de las normas más elementales de objetividad y neutralidad. Lo sustancial es el caudillaje fake de un jefe de Gobierno empeñado en seguir siéndolo, pese a que ha perdido las elecciones y las volverá a perder si a Puigdemont le sale de la entrepierna.

Hay muy pocos españoles, entre los socialistas especialmente, que no conozcan ya la personalidad aguada del muchacho del madrileño barrio de Tetuán. Se considera el centro del universo, un estadista histórico sin parangón, que da de comer todos los días a un pueblo que no le quiere en su descriptible mayoría. Y es lo que no soporta. Ya le dijo a Núñez Feijóo, en su último y vano encuentro, que no «agitara» la calle en su contra porque ese ejercicio, de existir, es un crimen de lesa humanidad contra un gobernante sin par. Cada vez que sale a la calle, la calle se rebota y hace crujir el gesto a tan singular personaje.

A Mariano Rajoy le dieron un hostión en propia ciudad (Pontevedra) hasta el punto que tuvo que acudir raudo al oculista porque el agresor se llevó por delante sus inseparables lentes. ¿Pasó algo? No. El gallego lo interpretó como un mero gaje del oficio. Resulta que Rajoy es un tipo modesto, humilde, pese a ser registrador de la propiedad, y Sánchez es un pobre hombre con tesis doctoral fake, que se la escribieron, vamos, con ínfulas de haber inventado la Península Ibérica.   

Le abuchean porque es un mentiroso; porque es un abusador permanente del poder, y porque ni él mismo sabe a ciencia cierta qué tipo de personaje es y resulta a los ojos del pueblo al que dice da de comer y beber todos los días.

Definitivamente, sólo lo sabrá cuando deje el poder. Costará mandarle a paseo.

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