¿Qué queremos aquí?

¿Qué queremos aquí?

Certificada la continuidad del primer equipo del Mallorca en Primera, más allá de que prospere o no el recurso del Getafe por alineación indebida del Real Madrid, y constatado el evidente desinterés del club por la cantera de Son Bibiloni, más pendientes en convertirlo en hotel que en fábrica de futbolistas y en tal crisis de identidad que hasta buscan delegados para el fútbol base a través de las redes sociales, la propiedad tiene la oportunidad de demostrar con hechos y no con palabras, gradas o cerchas, que su proyecto no es meramente especulativo.

Remozado el multiusos de Son Moix, de titularidad municipal aún, es el momento de invertir en el campo, no en el césped aunque se haya marchado Benito el jardinero, como recomendaba Johan Cruyff. No su hijo Jordi, que se marcha del Barça quien sabe si dejando libre el espacio desde el que, tal vez, molestaba a Mateu Alemany quien, en un «donde dije digo, digo Diego» sin precedentes, ha cambiado desde la marcha atrás a la directa sin pisar el embrague.

La ejecución de la opción de compra sobre Manu Morlanes ni compensa por si misma la salida de Galarreta, que ha sido de ejemplar profesionalidad sin menoscabo de su rendimiento, ni refuerza la línea media de acuerdo con una idea de equipo que sea capaz de lograr la estabilidad en la categoría sin empezar cada año como uno de los candidatos al descenso entre otra media docena de competidores sin mayor aspiración, ni ambición. Quien algo quiere, algo le cuesta y después de cinco años en esta plaza Robert Sarver, Andy Kohlberg y sus socios minoritarios siguen sin revelar sus intenciones.

¿Qué coño queremos aquí? A ver si alguien le contesta a Gregorio Manzano, que ya es hora

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