Que ningún amigo de Sánchez se quede atrás

Que ningún amigo de Sánchez se quede atrás
Que ningún amigo de Sánchez se quede atrás

Pedro Sánchez carece de escrúpulos tanto a la hora de liquidar a los suyos como al momento de retribuirles con altos cargos en empresas públicas para los que no cuentan con más hoja de servicios que ser amigos cercanos del presidente. Un ejemplo es el caso de Maritcha Ruiz Mateos, su leal ex jefa de prensa a la que defenestró el pasado mes de julio. Ruiz Mateos conoce todos los secretos del líder socialista, motivo por el que Sánchez ha querido tener un gesto con ella -pagado con la generosidad de los contribuyentes- enchufándola como nueva presidenta del Hipódromo de la Zarzuela con un sueldo de 137.000 euros al año.

Ruiz Mateos no es la primera ni será la última. La lista es interminable. En tiempos de penurias, los amigos de Sánchez -a diferencia del resto de los españoles- saben que no pasarán hambre. «No vamos a dejar a nadie atrás», prometió el líder socialista en pandemia, sin aclarar que no se refería a los españoles de a pie sino a sus amigos y personas de máxima confianza a los que ha ido enchufando de forma impúdica en puestazos de empresas públicas con sueldos estratosféricos de las que, al igual que dijo con la Fiscalía General del Estado, Sánchez también podría preguntar: «¿De quién dependen? Pues eso…».

La suma de todos esos sueldos rondan los 2,8 millones de euros al año. Ese es el precio que pagan los contribuyentes a escote mientras el Gobierno les exige ahorrar energía bajo amenaza de multa. Todo para que Sánchez puede retribuir favores, comprar silencios y dormir a pierna suelta con los españoles haciendo milagros para llegar a fin de mes.

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