Que los madrileños tomen nota de cómo les castiga Pedro Sánchez

Que los madrileños tomen nota de cómo les castiga Pedro Sánchez
Que los madrileños tomen nota de cómo les castiga Pedro Sánchez

Como castigo a la denuncia por supuesto reparto arbitrario de los fondos europeos realizada por Isabel Díaz Ayuso ante el Tribunal Supremo, la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha castigado a los madrileños relegando a la presidenta de la Comunidad de Madrid al último puesto en la ronda de contactos que ha mantenido con los presidentes autonómicos para despachar con ellos sobre los fondos europeos. Según el Ministerio de Economía no ha habido mala intención y todo se debe a «problemas de agenda», excusa muy poco creíble. Que una Comunidad con el peso específico de Madrid sea la última de la fila para el Gobierno socialcomunista es revelador del sectarismo de Pedro Sánchez. Y que Ayuso sea la última en poder ofrecer sus propuestas para el reparto del dinero comunitario supone una intolerable afrenta y una discriminación en toda regla. Los madrileños tienen que ser conscientes de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez los está utilizando como rehenes de una siniestra estrategia de acoso y derribo contra la presidenta de la Comunidad y que están siendo los grandes damnificados del mezquino ataque del Ejecutivo contra Ayuso. Todo vale con tal de dañarla políticamente, incluso la discriminación de los madrileños. Que tomen nota de cómo se las gasta Pedro Sánchez.

A nadie se le escapa que detrás de los continuos desaires al Gobierno de Ayuso está un presidente del Gobierno que no ha superado aún la derrota electoral que le propinó la presidenta madrileña en las últimas elecciones autonómicas. Sánchez todavía sangra por la herida de ese humillante varapalo y no reparará en hacer todo lo que esté en sus manos para acabar políticamente con Ayuso. Es ya una obsesión personal. La estrategia es clara: patada a Ayuso en el trasero de todos los madrileños. Y lo peor está por venir, porque Sánchez no va a cejar en su empeño de vengarse.

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