‘Primum vivere’: sin economía, sólo mohína

'Primum vivere': sin economía, sólo mohína
'Primum vivere': sin economía, sólo mohína

Al parecer, Alberto Núñez Feijóo ha tenido que recordar en unos de los recientes maitines con su dirección popular que lo esencial para el PP es centrarse en los asuntos económicos y dejar de distraerse con otros temas de menor relevancia que palidecen ante la emergencia económica y social que sufre España en estos momentos.

Lleva razón el gallego. Al Gobierno le interesa entretener al personal con Pegasus, la menstruación y sus derivadas, las chorradas de Echenique o las salidas de tono del inútil Garzón. Todo ello para esquivar el gran asunto: su fiasco económico, la quiebra del prometido “no dejaremos a nadie atrás…”, el aumento galopante de la pobreza en España y la difícil supervivencia de millones de familias de este país que, teóricamente, todavía es la cuarta potencia de la Unión Europea.

Si el principal partido de la oposición se dedica a hurgar en los señuelos que le pone el Gobierno y sus coaligados se estarán haciendo un flaco favor a ellos y al Estado. Distinguir el grano de la paja, oiga. Hoy, el grano es la economía, los impuestos, la supervivencia de las empresas, el trabajo para los más jóvenes. El grano es que las amas de casa puedan acudir al supermercado y con cien euros garantizarse la supervivencia alimenticia durante algún tiempo.

Esos son, justamente, los tajos en los que el Gobierno no quiere entrar. Pese a los exabruptos victoriosos que manda la ministra de Economía -¡pobre muchacha!-se alzan los informes fríos y calculados del Banco de España y las previsiones de los organismos internacionales. Tampoco hacen faltan los mismos. Baste con levantarse una mañana a primera hora y escuchar lo que se dicen en el autobús o en las cafeterías.

El Gobierno está dejando a casi todo el mundo atrás. En el pueblo llano ya ha sonado la alarma: sálvese quien pueda. Es lo que está haciendo. Y es ahí por donde vendrá –igual que ocurrió con Zapatero en 2011- el gran sopapo. Una mayoría de españoles ya gira su cabeza hacia Génova 13 y pregunta si vive alguien por ahí que tenga el coraje y los conocimientos para intentar patrióticamente arreglar el desaguisado económico –por tanto laboral y social- que una vez más deja como herencia la izquierda tan sectaria como inútil. No hay más.

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